Manifestación contra los asesinatos de homosexuales y transexuales en Brasil.
"Es impactante que casi la mitad de los asesinatos de personas transexuales en el mundo se cometieron el año pasado en Brasil. Hubo 128 contra 15 en Estados Unidos, por ejemplo", alertó el antropólogo, autor de este estudio que registra este tipo de delitos en el país desde hace 30 años.
En 2012 fueron asesinados en Brasil 188 gays, 128 transexuales, 18 lesbianas bisexuales y dos bisexuales, la mayoría (152) en el noreste brasileño.
Esa región "es de lejos la más homofóbica del país", señaló Mott.
Los 336 asesinatos en 2012 representan un incremento del 177% respecto al promedio de los últimos siete años (110 muertes por año).
Las alarmantes cifras reflejan, según Mott, "la violencia generalizada y una homofobia cultural".
Pero "lo más sorprendente es el grado de impunidad. En más del 70% de los casos, el asesino no ha sido identificado", indicó.
A pesar de las estadísticas, el proyecto de ley de penalización de la homofobia en el Congreso viene enfrentando durante años la resistencia de las bancadas evangélica y católica y permanece paralizada.
"En Brasil se necesitan políticas públicas para combatir el problema. Debe aprobarse la ley contra la homofobia como fue sancionada una contra el racismo", concluyó Mott.
En 2012 fueron asesinados en Brasil 188 gays, 128 transexuales, 18 lesbianas bisexuales y dos bisexuales, la mayoría (152) en el noreste brasileño.
Esa región "es de lejos la más homofóbica del país", señaló Mott.
Los 336 asesinatos en 2012 representan un incremento del 177% respecto al promedio de los últimos siete años (110 muertes por año).
Las alarmantes cifras reflejan, según Mott, "la violencia generalizada y una homofobia cultural".
Pero "lo más sorprendente es el grado de impunidad. En más del 70% de los casos, el asesino no ha sido identificado", indicó.
A pesar de las estadísticas, el proyecto de ley de penalización de la homofobia en el Congreso viene enfrentando durante años la resistencia de las bancadas evangélica y católica y permanece paralizada.
"En Brasil se necesitan políticas públicas para combatir el problema. Debe aprobarse la ley contra la homofobia como fue sancionada una contra el racismo", concluyó Mott.