Su vida fue un completo misterio. Se dice que nació en Cajamarca, una ciudad de la sierra peruana el 25 de diciembre de 1925, y falleció el 27 de abril de 1998 en Malibú rodeado de las comodidades alcanzadas con la fama y el éxito de sus escritos. Su apellido original era Castañeda, aunque durante su carrera se dio a conocer como Castaneda.
El legado chamánico de su obra literaria trascendió hasta convertirse en un mito de la espiritualidad que sigue vigente pese al tiempo, las críticas y el escepticismo.
"Él es cara o cruz", dijo en 1973 a la revista "Time" un amigo cercano de Castaneda, autor de una de las obras más leídas en Estados Unidos: "Las enseñanzas de Don Juan, una forma yaqui de conocimiento".
"O está contando la verdad documental sobre sí mismo y 'Don Juan', en cuyo caso es un gran antropólogo, o bien es una verdad imaginativa y él es un gran novelista", dijo el anónimo hombre a la publicación que en mayo de ese año dedicó su portada a Castaneda, un escritor del que poco o nada se sabía.
Lo que sí fue evidente en aquella época, es que el escritor revolucionó la forma de ver el mundo en momentos en los que la juventud buscaba desesperadamente respuestas.
Castaneda llegó a finales de los años 50 a Los Ángeles para iniciar allí sus estudios de Antropología en la Universidad de California (UCLA, por sus siglas en inglés).
Posteriormente, desarrolló su tesis de maestría con su primer libro sobre "Don Juan", un supuesto chamán mesoamericano que conoció durante una investigación antropológica.
Las versiones son tan diversas como mágicas. El supuesto desarrollo de su relación con el brujo, que pertenecía a la comunidad Yaqui en el estado mexicano de Sonora, limítrofe con Estados Unidos, fue trascendental en su vida y su visión del mundo.
La primera entrega de una docena de libros sobre el misterioso y desconocido tema llegó a las librerías en 1968 bajo la producción de la editorial asociada a la UCLA, UC Press.
La obra, que fue escrita en inglés y posteriormente traducida a unos 17 idiomas, tuvo éxito total y ubicó en el mapa a uno de los padres de la "Nueva era".
Los lectores en el mundo se multiplicaron y entre ellos se destacaron celebridades como el músico John Lennon, el novelista William Burroughs, el director de cine Federico Fellini y el cantante Jim Morrison.
Pese a su espumoso auge, las críticas y el escepticismo sobre la veracidad de sus historias no se hicieron esperar y hubo investigadores que dedicaron años a la búsqueda de pruebas que demostraran que los libros de Castaneda fueron producto de su imaginación y no de sus vivencias, como él siempre aseguró.
Uno de ellos es el artista, escritor y crítico estadounidense Robert Marshall, quien indicó en 2007 que Castaneda fue "el embaucador literario más exitoso del siglo XX".
En "El oscuro legado de Carlos Castaneda", Marshall se dedicó a descifrar las dudas sobre la obra del peruano.
"Castaneda murió en 1998 y fue entre 1971 y 1982 uno de los autores de no ficción más vendidos en Norteamérica. No obstante, los libros pasaron de ser considerados un trabajo de antropología seria a un historia ficticia objeto de incansables investigaciones", señaló.
Pese a las críticas, lo destacable en la obra de Castaneda es su evidente conocimiento en los estados alterados de conciencia, los efectos de las plantas ancestrales como el peyote (un cactus alucinógeno) y las formas de pensamiento de las culturas americanas.
En la última década de su vida, como lo relata Marshall, el escritor "organizó Cleargreen, un grupo secreto de devotos seguidores" regidos bajo sus escritos y las leyes de la "Tensegridad", una técnica supuestamente transmitida por los chamanes toltecas y que hasta el día de hoy se mantiene vigente.
Sobre su muerte se supo poco. Dos meses después de que sucediera, su amiga y albacea testamentaria Deborah Drooz confirmó al diario local "Los Ángeles Times" la muerte de Castaneda y sus últimos deseos. "No hubo fotografías, a él no le gustaba eso porque decía que se quedaría en el tiempo", dijo en ese entonces la abogada.
Según Drooz, Castaneda no tuvo funerales de ningún tipo, solamente un sencillo acto "en el que su cuerpo sin vida fue incinerado y sus cenizas fueron trasladadas a México, el país que amó con pasión".
No obstante, los enigmas que rodearon a Castaneda no terminaron ahí. De acuerdo con investigaciones, un día después de la muerte del antropólogo dos de las "brujas" que lo seguían y que habían sido sus amantes, Florinda Donner-Grau y Taisha Abelar, desaparecieron sin dejar rastro.
El legado chamánico de su obra literaria trascendió hasta convertirse en un mito de la espiritualidad que sigue vigente pese al tiempo, las críticas y el escepticismo.
"Él es cara o cruz", dijo en 1973 a la revista "Time" un amigo cercano de Castaneda, autor de una de las obras más leídas en Estados Unidos: "Las enseñanzas de Don Juan, una forma yaqui de conocimiento".
"O está contando la verdad documental sobre sí mismo y 'Don Juan', en cuyo caso es un gran antropólogo, o bien es una verdad imaginativa y él es un gran novelista", dijo el anónimo hombre a la publicación que en mayo de ese año dedicó su portada a Castaneda, un escritor del que poco o nada se sabía.
Lo que sí fue evidente en aquella época, es que el escritor revolucionó la forma de ver el mundo en momentos en los que la juventud buscaba desesperadamente respuestas.
Castaneda llegó a finales de los años 50 a Los Ángeles para iniciar allí sus estudios de Antropología en la Universidad de California (UCLA, por sus siglas en inglés).
Posteriormente, desarrolló su tesis de maestría con su primer libro sobre "Don Juan", un supuesto chamán mesoamericano que conoció durante una investigación antropológica.
Las versiones son tan diversas como mágicas. El supuesto desarrollo de su relación con el brujo, que pertenecía a la comunidad Yaqui en el estado mexicano de Sonora, limítrofe con Estados Unidos, fue trascendental en su vida y su visión del mundo.
La primera entrega de una docena de libros sobre el misterioso y desconocido tema llegó a las librerías en 1968 bajo la producción de la editorial asociada a la UCLA, UC Press.
La obra, que fue escrita en inglés y posteriormente traducida a unos 17 idiomas, tuvo éxito total y ubicó en el mapa a uno de los padres de la "Nueva era".
Los lectores en el mundo se multiplicaron y entre ellos se destacaron celebridades como el músico John Lennon, el novelista William Burroughs, el director de cine Federico Fellini y el cantante Jim Morrison.
Pese a su espumoso auge, las críticas y el escepticismo sobre la veracidad de sus historias no se hicieron esperar y hubo investigadores que dedicaron años a la búsqueda de pruebas que demostraran que los libros de Castaneda fueron producto de su imaginación y no de sus vivencias, como él siempre aseguró.
Uno de ellos es el artista, escritor y crítico estadounidense Robert Marshall, quien indicó en 2007 que Castaneda fue "el embaucador literario más exitoso del siglo XX".
En "El oscuro legado de Carlos Castaneda", Marshall se dedicó a descifrar las dudas sobre la obra del peruano.
"Castaneda murió en 1998 y fue entre 1971 y 1982 uno de los autores de no ficción más vendidos en Norteamérica. No obstante, los libros pasaron de ser considerados un trabajo de antropología seria a un historia ficticia objeto de incansables investigaciones", señaló.
Pese a las críticas, lo destacable en la obra de Castaneda es su evidente conocimiento en los estados alterados de conciencia, los efectos de las plantas ancestrales como el peyote (un cactus alucinógeno) y las formas de pensamiento de las culturas americanas.
En la última década de su vida, como lo relata Marshall, el escritor "organizó Cleargreen, un grupo secreto de devotos seguidores" regidos bajo sus escritos y las leyes de la "Tensegridad", una técnica supuestamente transmitida por los chamanes toltecas y que hasta el día de hoy se mantiene vigente.
Sobre su muerte se supo poco. Dos meses después de que sucediera, su amiga y albacea testamentaria Deborah Drooz confirmó al diario local "Los Ángeles Times" la muerte de Castaneda y sus últimos deseos. "No hubo fotografías, a él no le gustaba eso porque decía que se quedaría en el tiempo", dijo en ese entonces la abogada.
Según Drooz, Castaneda no tuvo funerales de ningún tipo, solamente un sencillo acto "en el que su cuerpo sin vida fue incinerado y sus cenizas fueron trasladadas a México, el país que amó con pasión".
No obstante, los enigmas que rodearon a Castaneda no terminaron ahí. De acuerdo con investigaciones, un día después de la muerte del antropólogo dos de las "brujas" que lo seguían y que habían sido sus amantes, Florinda Donner-Grau y Taisha Abelar, desaparecieron sin dejar rastro.