"Los estadounidenses no quieren ir a una guerra", dijo el portavoz presidencial, Jay Carney, subiendo el tono del gobierno de Obama frente a los legisladores que han rechazado un acuerdo provisorio con Teherán.
Carney advirtió que si los esfuerzos diplomáticos de Obama para solucionar la crisis nuclear fallan, o se ven bloqueados, restarán muy pocas opciones por delante, entre ellas la vía militar.
Las autoridades ya habían advertido que el nuevo tipo de sanciones que están siendo consideradas por senadores bipartidistas en el Congreso podrían molestar y distanciar al equipo de negociación iraní, e incentivar a los partidarios de la línea dura en Irán que se opone al diálogo entre los representantes del presidente Hasan Rohani y Estados Unidos.
"El pueblo estadounidense justificadamente y comprensiblemente prefiere una solución pacífica que impida a Irán obtener un arma nuclear y este acuerdo, si se logra, tiene el potencial de conseguirlo", explicó Carney.
"La (otra) alternativa es la acción militar", añadió.