Este nuevo ataque ilustra la inseguridad persistente en la región alejada de Kenia, que comparte una frontera de 700 km con Somalia, a dos semanas de una visita del presidente estadounidense Barak Obama a Nairobi.
Los atacantes, con armas automáticas y explosivos, irrumpieron el martes por la mañana en la localidad de Soko Mbuzi, cerca de Mandera, una ciudad situada al extremo-norte de Kenia, fronteriza con Somalia y Etiopía.
"El ataque ocurrió en un pueblo cerca de un gran mercado de ganado, próximo a la ciudad. 14 personas murieron", dijo un responsable policial en la ciudad de Mandera.
"La gente dormía en el momento del ataque. Los atacantes llegaron y lanzaron explosivos en las casas", explicó el jefe de la administración local Alex Ole Nkoyo.
Ningún grupo reivindicó la autoría del ataque, pero las autoridades acusaron a los shebab, los islamistas somalíes afiliados a Al Qaida, que lanzaron una insurrección en 2007 en Somalia y en varias ocasiones efectuaron mortíferos ataques en Kenia.
La Cruz Roja keniana dijo que trasladó a 11 heridos al hospital y envió un avión medicalizado para evacuar hacia Nairobi a los heridos más graves.
"Por el tipo de ataque, son los shebab. Utilizaron explosivos y armas automáticas", señaló Alex Ole Nkoyo.
Los shebab multiplicaron los ataques sangrientos en Kenia en represalia al ingreso del ejército keniano en Somalia en octubre del 2011.
Unos 3.500 militares kenianos están en Somalia, para combatir a los shebab, en el marco de una fuerza de la Unión Africana.
La Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM, por su siglas en inglés) reúne 22.000 soldados de varios países africanos, particularmente burundíes y ugandeses.
Tras la intervención keniana, los shebab amenazaron a Kenia con una "larga y espantosa guerra" y un "baño de sangre".
En abril pasado, un comando de cuatro shebab mató a 148 personas, en su mayoría estudiantes en una universidad de la ciudad keniana de Garissa, en el peor atentado de la región.
A fines de 2014, en un ataque contra una cantera, los shebab mataron a quemarropa a 36 hombres identificados como no musulmanes.
Días más tarde, en la misma zona, los shebab ejecutaron a 28 pasajeros de un autobús.
En 2013, los shebab mataron a 67 personas -hombres, mujeres y niños- en un ataque contra el centro comercial Westgate, en el centro de Nairobi.
El ataque del martes podría haber sido perpetrado por integrantes de "células durmientes" de los shebab instaladas en Kenia, estimó un responsable regional, Mohamud Saleh, en Garissa.
"Pensamos que los atacantes pertenecen al grupo terrorista Al Shebab y operan desde células durmientes establecidas en Mandera. Esos criminales han podido seguir los movimientos de nuestras patrullas de seguridad", dijo Saleh.
El grupo islamista de los shebab, nacido en Somalia, ha logrado reclutar a combatientes extranjeros, particularmente en la región del noreste de Kenia, poblada mayoritariamente por musulmanes de etnia somalí.
Los shebab quieren derribar a las autoridades somalíes mantenidas en pie por los países occidentales y apoyadas militarmente por la AMISOM.
Los shebab fueron expulsados de la mayoría de sus bastiones del centro y del sur de Somalia, pero continúan controlando extensas zonas rurales y multiplican las operaciones de guerrilla contra la AMISOM, a la que golpean incluso en el centro de Mogadiscio.
Los atacantes, con armas automáticas y explosivos, irrumpieron el martes por la mañana en la localidad de Soko Mbuzi, cerca de Mandera, una ciudad situada al extremo-norte de Kenia, fronteriza con Somalia y Etiopía.
"El ataque ocurrió en un pueblo cerca de un gran mercado de ganado, próximo a la ciudad. 14 personas murieron", dijo un responsable policial en la ciudad de Mandera.
"La gente dormía en el momento del ataque. Los atacantes llegaron y lanzaron explosivos en las casas", explicó el jefe de la administración local Alex Ole Nkoyo.
Ningún grupo reivindicó la autoría del ataque, pero las autoridades acusaron a los shebab, los islamistas somalíes afiliados a Al Qaida, que lanzaron una insurrección en 2007 en Somalia y en varias ocasiones efectuaron mortíferos ataques en Kenia.
La Cruz Roja keniana dijo que trasladó a 11 heridos al hospital y envió un avión medicalizado para evacuar hacia Nairobi a los heridos más graves.
"Por el tipo de ataque, son los shebab. Utilizaron explosivos y armas automáticas", señaló Alex Ole Nkoyo.
Los shebab multiplicaron los ataques sangrientos en Kenia en represalia al ingreso del ejército keniano en Somalia en octubre del 2011.
Unos 3.500 militares kenianos están en Somalia, para combatir a los shebab, en el marco de una fuerza de la Unión Africana.
La Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM, por su siglas en inglés) reúne 22.000 soldados de varios países africanos, particularmente burundíes y ugandeses.
Tras la intervención keniana, los shebab amenazaron a Kenia con una "larga y espantosa guerra" y un "baño de sangre".
En abril pasado, un comando de cuatro shebab mató a 148 personas, en su mayoría estudiantes en una universidad de la ciudad keniana de Garissa, en el peor atentado de la región.
A fines de 2014, en un ataque contra una cantera, los shebab mataron a quemarropa a 36 hombres identificados como no musulmanes.
Días más tarde, en la misma zona, los shebab ejecutaron a 28 pasajeros de un autobús.
En 2013, los shebab mataron a 67 personas -hombres, mujeres y niños- en un ataque contra el centro comercial Westgate, en el centro de Nairobi.
El ataque del martes podría haber sido perpetrado por integrantes de "células durmientes" de los shebab instaladas en Kenia, estimó un responsable regional, Mohamud Saleh, en Garissa.
"Pensamos que los atacantes pertenecen al grupo terrorista Al Shebab y operan desde células durmientes establecidas en Mandera. Esos criminales han podido seguir los movimientos de nuestras patrullas de seguridad", dijo Saleh.
El grupo islamista de los shebab, nacido en Somalia, ha logrado reclutar a combatientes extranjeros, particularmente en la región del noreste de Kenia, poblada mayoritariamente por musulmanes de etnia somalí.
Los shebab quieren derribar a las autoridades somalíes mantenidas en pie por los países occidentales y apoyadas militarmente por la AMISOM.
Los shebab fueron expulsados de la mayoría de sus bastiones del centro y del sur de Somalia, pero continúan controlando extensas zonas rurales y multiplican las operaciones de guerrilla contra la AMISOM, a la que golpean incluso en el centro de Mogadiscio.