Colocan banderillas a las corridas de toros en Colombia


BOGOTÁ. - Restricciones para el financiamiento, propuestas para evitar la muerte en la arena, Colombia se debate entre el derecho del toro y el derecho de los aficionados a las corridas, una tradición que se ve amenazada también en otros lugares de América Latina.



Colocan banderillas a las corridas de toros en Colombia
En plena feria de Bogotá, que se extiende de enero a febrero, el alcalde Gustavo Petro dejó expresamente vacío el palco de honor de la plaza Santamaría, tras anunciar su intención de prohibir definitivamente la estocada final.
"La mayor crueldad es matar", dijo este ex guerrillero de izquierda de 51 años. "Prohibir la crueldad significa que hay que variar cómo se hace la corrida", explicó.
La próxima revisión de contratos entre los promotores de las corridas y la alcaldía podría acabar con una de las ferias taurinas más populares de América Latina, región a la cual el matador llegó al mismo tiempo que los conquistadores.
"España no sólo nos trajo la religión y el idioma, también nos dio la tauromaquia", dijo a la AFP Harold Ronderos, secretario de la Corporación Taurina de Bogotá.
Para la asociación que administra la plaza La Santamaría, a la cual acuden unas 60.000 personas durante la feria de Bogotá y que cuenta con un presupuesto de cerca de 3.000 millones de pesos (1,5 millones de dólares), la ofensiva del alcalde es percibida como un golpe muy duro.
Incluso, se interpreta como una señal de ingratitud, pues las corridas aportan a las arcas públicas unos 1.300 millones de pesos (650.000 dólares) en impuestos.
Pocos días antes, fue el turno de la plaza de Medellín, que tembló ante la decisión del gobernador de la provincia de Antioquia (noroeste) de cortar los subsidios públicos.
Integrante del Partido Verde, que reivindica los "derechos de los animales", el gobernador Sergio Fajardo prohibió la promoción que hacía la Fábrica de Licores de Antioquia, con la que se cubría 20% del presupuesto de la feria.
"Esto no quiere decir que la feria taurina se acabe, pero nosotros, como partido político, como gobernación, no ponemos recursos públicos para apoyarla", explicó.
Su postura es rechazada por los amantes de los toros, como Benjamín Ríos, uno de los responsables de Cormacarena, la fundación que administra la plaza La Macarena de Medellín.
"Aunque seamos una minoría, igual merecemos respeto", dijo a la AFP este admirador de las ferias del sur de Francia, que acusa a las autoridades de violar la ley, al recordar que la Corte Constitucional de Colombia ratificó el año pasado la autorización de las corridas en los lugares de tradición taurina.
"¿Una corrida sin la muerte del toro? Eso tiene más de farsa, sería una impostura, sería el fin", zanjó Ríos, al recordar que la feria de Medellín genera unos 10.000 empleos directos e indirectos en la región.
Pero esos argumentos no debilitan al movimiento cada vez más numeroso que se opone a las corridas en América Latina, en particular en sus plazas tradicionales de México, Perú, Venezuela o Ecuador. El año pasado, el presidente ecuatoriano Rafael Correa logró con un referéndum que se prohibiera en Quito la estocada.
En tanto, los movimientos de defensa de los animales han multiplicado sus manifestaciones en Colombia, y objetan especialmente que se les hable de tradición.
Este fin de semana, en plena feria de Medellín, cientos de activistas semidesnudos formaron la palabra STOP en un parque cercano a la plaza La Macarena.
"El narcotrafico también es una tradición acá. Pero no por eso debemos aceptarlo. La feria taurina es una tradición abominable que se tiene que prohibir", afirmó a la AFP Edisson Antonio Duque, coordinador en Colombia de la asociación internacional Anima Naturalis.
 
Domingo, 5 de Febrero 2012
AFP (Agencia France-Presse)
           


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