"Debemos estar desde el día 2 de enero ya fumigando (cultivos ilícitos) manualmente de manera terrestre con glifosato", aseguró el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, en rueda de prensa.
Precisó que este químico, cuestionado por sus nocivos efectos ambientales y sanitarios, se aplica en casos de erradicación forzosa y no en aquellos sembradíos cuyos propietarios se acogen voluntariamente a la sustitución de coca por otros cultivos.
Villegas dijo que el herbicida se aplica fundamentalmente en las regiones de Catatumbo (noreste, fronterizo con Venezuela), y Nariño y Putumayo (suroeste, limítrofe con Ecuador).
Tras la prohibición en octubre de 2015 de la aspersión aérea con esta sustancia, catalogada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como probable cancerígeno, las autoridades señalaron que la fumigación manual seguiría siendo una de las estrategias de la lucha contra el narcotráfico.
En mayo pasado, el Consejo Nacional de Estupefacientes (CNE) de Colombia, integrado por ministros y autoridades judiciales y policiales, autorizó el uso de glifosato para la erradicación de cultivos ilícitos mediante aspersión terrestre.
Para poder iniciar dicha aspersión se realizó un plan piloto en 800 hectáreas en los departamentos de Nariño (sureste) y Chocó (noroeste, fronterizo con Panamá), con el fin de determinar protocolos para el cuidado de la salud y el medio ambiente en las zonas donde se utiliza el herbicida.
Tras utilizarlo 15 años, Colombia fue el último país del mundo en suspender las aspersiones aéreas de este herbicida contra cultivos ilícitos por sus efectos nocivos sobre la salud y el medioambiente.
Desde octubre de 2015, la erradicación de sembradíos ilegales se realiza de forma manual -arrancando y troceando las plantas- y las autoridades buscan herbicidas alternativos.
Colombia es el principal cultivador mundial de hoja de coca, con 96.000 hectáreas de sembradíos, y también el mayor productor de cocaína, con 646 toneladas en 2015, según la ONU, que en julio pasado dio cuenta de una duplicación de los cultivos de coca en los últimos dos años, a niveles no vistos desde 2007.
El gobierno reconoció entonces que la interrupción de las fumigaciones aéreas podía "haber incidido" en el alza de las áreas cultivadas.