La austeridad también llegó a las pasarelas. Este diseño de Catherine Holstein proyecta la sencillez y la frugalidad que dominarán la moda durante este periodo de crisis. (Reuters)
La cantidad de diseñadores inscritos en la lista oficial de la “Fashion Week” disminuyó levemente, llegando a 75 contra los 80 de setiembre pasado, antes de la brutal aceleración de la crisis que ya entonces estaba latente.
Yigal Azrouël dio el disparo de largada en la mañana del viernes en esta gran cita de la moda, tras una presentación de “trajes rojos” organizada por la Fundación del Corazón (The Heart Truth) para alertar a las mujeres sobre los riesgos de enfermedades cardiovasculares.
La mayoría de los estilistas presentarán menos modelos, entre 25 y 30 contra las 30 o 40 piezas habituales. Y algunos organizan desfiles colectivos para hacer frente a los gastos que pueden alcanzar varios cientos de miles de dólares entre ubicación, invitaciones, tarifas de las modelos, maquilladores, peluqueros, fiestas, etc.
Entre los inscritos están los ineludibles Diane von Furstenberg, presidenta de la asociación de diseñadores estadounidenses (Council of Fashion Designers of America), Ralph Lauren, Donna Karan y Calvin Klein.
El francés Lacoste presentará su colección el sábado por la mañana, justo antes de un esperado recién llegado, el diseñador libanés Georges Chakra, quien eligió Nueva York para presentar su primera colección de Prêt-à-Porter.
El “niño terrible” de la moda estadounidense Marc Jacobs mostrará sus creaciones como es habitual lejos de las tiendas de Bryant Park – cerca de Times Square – en una antigua armería del sur de Manhattan, pero también se puso a tono con los tiempos e invitó sólo a 700 personas el lunes, contra 2 mil del año pasado.
También figurarán nuevos diseñadores como Narciso Rodriguez, hijo de inmigrantes cubanos que vistió a Michelle Obama la noche de las elecciones el 4 de noviembre del año pasado; y “militantes” como Annette Lepore o Anna Sui, quienes luchan por sobrevivir en los talleres de costura de Manhattan, amenazados de extinción debido a los altos costos de los inmuebles.
Anticipando el regreso de días mejores, el alcalde de la ciudad Michael Bloomberg anunció recientemente que la Semana de la Moda se mudará a partir del otoño 2010 al parque Damrosch adyacente al complejo del Lincoln Center, tras la firma de un contrato de cinco años.
El espacio de cerca de 9 mil metros cuadrados, contra los 7 mil que cuenta el sitio actual de Bryant Park en el centro de Manhattan, ofrece además la posibilidad de organizar eventos en las salas del prestigioso Lincoln Center.
“Nuestra sociedad ha adoptado el lema del cambio y es hora de que cambiemos”, explicó el vicepresidente de la Semana de la Moda, Fern Mallis.
“La industria de la moda es vital para la economía de Nueva York, emplea a unas 175 mil personas y representa anualmente miles de millones de dólares en ingresos. En estos tiempos difíciles, promover la Semana de la Moda y asegurarle éxito a largo plazo es más importante que nunca”, concluyó Bloomberg.