Con la paz, el cine español rompe el tabú de hablar sobre ETA


San Sebastián, España. - Pocos temas fueron tan relevantes en la historia reciente de España como la violencia de la banda independentista vasca ETA. Paradójicamente tuvo que llegar la paz para que esto se reflejara en el cine, donde era un tabú.



Una escena de Asier eta biok
Una escena de Asier eta biok
A pocas semanas del quinto aniversario del fin de la actividad armada del grupo, el próximo 20 de octubre, ETA está más presente que nunca en el festival de cine de San Sebastián con la presentación de un documental sobre su ocaso y la reproyección de películas sobre el conflicto.
"Emocionalmente, la paz se ha establecido suficientemente para contar honestamente la historia", explica a la AFP el documentalista británico Justin Webster, director de "El fin de ETA", presentado el lunes en San Sebastián entre aplausos y carteles de entradas agotadas. 
"Ahora podemos empezar a hacer el primer borrador de qué pasó realmente", añade.
 

- "Pocas películas" -

 
La filmografía relativa al grupo armado, al que se atribuyen 829 muertos en cuarenta años de lucha armada por la independencia del País Vasco y Navarra, es para muchos limitada. 
"Se han hecho pocas películas teniendo en cuenta la importancia que ha tenido en cuatro décadas en la vida de mucha gente", lamenta el director vasco Imanol Uribe, una excepción en el panorama cinematográfico español.
Su primer largometraje, "El proceso de Burgos" (1979), versaba sobre el último juicio a etarras durante la dictadura de Francisco Franco. Desde entonces, "esta historia me persigue en casi toda mi obra".
En la última, "Lejos del mar" (2015), relata el romance entre la hija de una víctima de ETA y el asesino de su padre. 
La estrenó con normalidad, a diferencia de lo que ocurría en las décadas de 1980 y 1990. A pesar de ganar la Concha de Oro de San Sebastián y ocho premios Goya, "Días Contados" (1996) es recordada todavía por la gran polémica suscitada al relatar humanamente a miembros del grupo armado.
"Ahora parece que es más fácil abordar el tema, en ese momento era más complicado", dice Uribe.
Bien lo sabe Julio Medem. En 2003 estrenó el documental "La pelota vasca", una llamada al diálogo abordando el conflicto desde perspectivas muy diferentes, desde víctimas de ETA hasta familiares de los presos.
Ahora la cinta se considera un referente pero en su momento Medem sufrió intentos de censura en San Sebastián, trabas de los exhibidores y acusaciones de simpatizar con la banda armada.
"Me cayó una gorda", recuerda en San Sebastián trece años después de su estreno en este festival. Ahora, el certamen la incluyó en el ciclo "The Act of Killing", una reflexión sobre cine y violencia con varias películas vascas.
"En ese momento utilizar la palabra diálogo ya te ponía en el bando de los filoetarras", explica. "No todo es blanco y negro, hay colores, hay muchos colores (...) Pero no interesó escuchar esos colores".
ETA era un "cierto tabú" del cine español. Por un lado, cualquier matiz a la posición gubernamental opuesto a cualquier discusión sobre sus reinvindicaciones implicaba una feroz ola de críticas y, por otro, el entorno etarra "se encargaba de darte avisos: +a ver qué cuentas+".
 

- "Guerra de relatos" -

 
Pero terminada la violencia, surgió un amplio abanico de propuestas: desde documentales históricos como "1980" o "Al final del túnel" hasta thrillers como "Lasa y Zabala" (dos etarras asesinados por un comando paramilitar del Estado), dramas como "La hija del mar" o incluso comedias como "Negociador".
"Ahora se está produciendo una guerra de relatos en el cine. ETA ha dejado de matar y queda por ver cómo queda escrita la historia", explica el historiador de la Universidad del País Vasco Santiago de Pablo, que publicará próximamente un libro sobre el tema.
Una de las producciones más controvertidas es el documental "Asier ETA biok" (Asier y yo) en la que el director Aitor Merino retrata a su amigo de la infancia, encarcelado ocho años en Francia por pertenecer a la banda armada.
Con estética de vídeo familiar e incluso pinceladas cómicas, Merino plantea al espectador preguntas espinosas: ¿cómo ese amigo bonachón puede ser un terrorista?, ¿se puede ser amigo de un terrorista?, ¿qué lo lleva a unirse a ETA?
"Nos gusta el cine que incomoda, que cuestiona tus principios", explica. Si ETA siguiera atentando, la película habría salido adelante igualmente "pero más contextualizada y sin el tono humorístico".
Viernes, 23 de Septiembre 2016
AFP (Agencia France-Presse)
           


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