Inicio
Política
El procurador antiterrorista, Julio Galindo, encendió los reflectores de la controversia sobre 'La Cautiva', calificada por la crítica local como la mejor obra teatral de 2014, luego de asegurar que "hay un mensaje subliminal de apologia del terrorismo".
Una de las señales del debate, que polariza a la clase política y la sociedad a través de las redes sociales y la prensa, es que los militares asoman como intocables en un país donde no se asumen las responsabilidades por los excesos cometidos durante la guerra contra el terrorismo y las guerrillas entre 1980 y 2000.
"La puesta en escena representa una apología al terrorismo", dijo el procurador Galindo al canal N de televisión, tras manifestar su decisión de llevar a cabo la denuncia en defensa de la seguridad de los peruanos.
'La Cautiva', que ya no está en cartelera, se desarrolla en 1984 en una morgue de la ciudad de Ayacucho, epicentro de la violencia política, donde una adolescente muerta revive en la ficción y cuenta la historia de la guerra que incluye en su caso violaciones por militares.
- La Cautiva, una mirada crítica a la guerra -
La historia de 'La Cautiva' se basa en documentos y denuncias reales que una Comisión de la Verdad (CVR) investigó, precisó el dramaturgo Luis Alberto León, quien negó apología del terrorismo en una obra que escribió para motivar a la reflexión sobre la violencia.
Según la CVR el conflicto dejó más de 69.000 muertos y 15.000 desaparecidos entre 1980 y el 2000.
"En las autoridades hay una tentación de censurar lo que implique una reflexión o pensamiento crítico sobre los 20 años de violencia vivida", aseguró a la AFP Pedro Pablo Alayza, director de Cultura de la Municipalidad de Lima hasta hace una semana.
"La libertad de expresión no debe tener ninguna limitación, lo que ocurre con 'La Cautiva' es que es una obra que aborda realidades incomodas para las Fuerzas Armadas", señaló a su vez Mirko Lauer, escritor y analista político del diario La República.
Según Lauer, el caso 'La Cautiva' refleja que Perú "está enfrentado no tanto a un tema de libertad de expresión y libertad artística sino que hace frente a una casta intocable que no quiere ser tocada en ningún aspecto".
La policía antiterrorista investigó la obra como parte de su labor preventiva y emitió un informe, que se filtró a la prensa esta semana, para que las autoridades evalúen las acciones legales.
"A mí la obra me ofende como militar. Hay una manipulación emocional", dijo el coronel Oscar Arriola, jefe de la policía antiterrorista, a la radio RPP el miércoles.
La policía ha sido cauta en subrayar que no le compete a ella calificar si la obra incurre en apología del terorrismo.
La congresista Martha Chávez, representante de la populista Fuerza Popular de Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori, ha alertado a través de la red social Twitter que "no hay que descartar la carga ideológica-política del arte".
"Sendero Luminoso tenía grupo de teatro popular, así que no caigamos en la ingenuidad de que el 'arte', el 'teatro' no son medios de propaganda", advirtió la congresista.
El diario La República llamó la atención en un editorial el miércoles sobre el conflicto de fondo que subyace en esta controversia, entre la tarea de investigación del Estado y al mismo tiempo de cumplir esta función sin violar derechos y libertades.
"El Estado de Derecho debe asegurarse de que la defensa de la democracia no implique recortarla como realidad y forma de vida. En ese entendido, los límites han sido puestos por la ley, de modo que de acuerdo al principio de legalidad debe investigarse lo que constituye delito", señaló el diario.
Perú vivió entre 1980 y 2000 un conflicto interno desatado por la guerrilla Sendero Luminoso, que lanzó una "guerra popular" que fue sofocada a sangre y fuego por los militares en medio de excesos de ambos bandos que son investigados por la justicia.
