"¿Un país con dos presidentes?", se preguntaba el viernes en primera plana del diario L'Inter, uno de los más importantes de Costa de Marfil.
El jueves por la tarde, en forma sorpresiva y a las apuradas, el presidente de la Comisión Electoral Independiente (CEI), Youssouf Bakauoko, anunció la victoria del candidato opositor, el ex primer ministro Alassane Ouattara, con 54,1% de los votos contra 45,9% para Gbagbo.
El anuncio lo hizo desde la sede electoral de Ouattara.
Inmediatamente después, el presidente del Consejo Constitucional, Paul Yao N'dre, cercano al jefe de estado, consideró que esos resultados provisorios no eran válidos, pues había sido proclamados después de vencido el plazo legal, establecido hasta la medianoche del miércoles.
El Consejo Constitucional, a quien le corresponde la última palabra para proclamar el vencedor de la elección, debía pronunciarse en pocas horas, según lo dijo su presidente.
Salvo sorpresa mayor, el Consejo Constitucional anulará, como lo piden los partidarios de Gbagbo, los votos "fraudulentos" del norte del país, bajo control de las Fuerzas Nuevas, asegurando así la victoria del presidente saliente.
Gbagbo, en el poder desde hace 10 años, recibiría rapidamente la investidura para un nuevo mandato para poner a la oposición frente al hecho consumado.
En ese caso se desconoce cual será la posición de Ouattara, que llamó a su rival a respetar el veredicto de las urnas y aceptar su derrota.
Tanto en Costa de Marfil como en el extranjero se temen enfrentamientos entre partidarios de Gbgabo y Ouattara.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas amenazó con "tomar las medidas apropiadas" contra los que perturben el proceso electoral y el fiscal del Tribunal Penal Internacional advirtió que "vigilaba" la situación.
"La comunidad internacional no elige al presidente de los marfileños", replicó el embajador de Costa de Marfil en París Pierre Aimé Kipré, cercano al jefe de estado.
En filas de Gbagbo, volvió a tomar fuerza el discurso contra Francia, acusado de apoyar a Alassane Ouattara.
"El golpe de estado de Francia volvió a fracasar", tituló Notre Voie, el diario del partido presidencial.
Bajo estado de sitio hasta el domingo, Costa de Marfil está aislado del exterior debido al cierre de las fronteras y la suspensión de la difusión de las televisiones y radios extranjeras, muy escuchadas por los marfileños.
Desde el frustrado golpe de estado de septiembre de 2002, Costa de Marfil está partido en dos y el ejército, que controla solamente el sur del país, no puede cerrar la frontera norte.
En Bouaké, centro del país, bastión de la ex rebelión de las Fuerzas Nuevas, que controlan la parte septentrional, los habitantes seguían captando la televisión francesa France 24 y la radio RFI.
En Abiyán, se percibía una fuerte tensión en el barrio de Abobo, bastión de Ouattara y escenario de mortíferos incidentes, donde los partidarios del candidato opositor y las fuerzas de seguridad estaban frente a frente.
El jueves por la tarde, en forma sorpresiva y a las apuradas, el presidente de la Comisión Electoral Independiente (CEI), Youssouf Bakauoko, anunció la victoria del candidato opositor, el ex primer ministro Alassane Ouattara, con 54,1% de los votos contra 45,9% para Gbagbo.
El anuncio lo hizo desde la sede electoral de Ouattara.
Inmediatamente después, el presidente del Consejo Constitucional, Paul Yao N'dre, cercano al jefe de estado, consideró que esos resultados provisorios no eran válidos, pues había sido proclamados después de vencido el plazo legal, establecido hasta la medianoche del miércoles.
El Consejo Constitucional, a quien le corresponde la última palabra para proclamar el vencedor de la elección, debía pronunciarse en pocas horas, según lo dijo su presidente.
Salvo sorpresa mayor, el Consejo Constitucional anulará, como lo piden los partidarios de Gbagbo, los votos "fraudulentos" del norte del país, bajo control de las Fuerzas Nuevas, asegurando así la victoria del presidente saliente.
Gbagbo, en el poder desde hace 10 años, recibiría rapidamente la investidura para un nuevo mandato para poner a la oposición frente al hecho consumado.
En ese caso se desconoce cual será la posición de Ouattara, que llamó a su rival a respetar el veredicto de las urnas y aceptar su derrota.
Tanto en Costa de Marfil como en el extranjero se temen enfrentamientos entre partidarios de Gbgabo y Ouattara.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas amenazó con "tomar las medidas apropiadas" contra los que perturben el proceso electoral y el fiscal del Tribunal Penal Internacional advirtió que "vigilaba" la situación.
"La comunidad internacional no elige al presidente de los marfileños", replicó el embajador de Costa de Marfil en París Pierre Aimé Kipré, cercano al jefe de estado.
En filas de Gbagbo, volvió a tomar fuerza el discurso contra Francia, acusado de apoyar a Alassane Ouattara.
"El golpe de estado de Francia volvió a fracasar", tituló Notre Voie, el diario del partido presidencial.
Bajo estado de sitio hasta el domingo, Costa de Marfil está aislado del exterior debido al cierre de las fronteras y la suspensión de la difusión de las televisiones y radios extranjeras, muy escuchadas por los marfileños.
Desde el frustrado golpe de estado de septiembre de 2002, Costa de Marfil está partido en dos y el ejército, que controla solamente el sur del país, no puede cerrar la frontera norte.
En Bouaké, centro del país, bastión de la ex rebelión de las Fuerzas Nuevas, que controlan la parte septentrional, los habitantes seguían captando la televisión francesa France 24 y la radio RFI.
En Abiyán, se percibía una fuerte tensión en el barrio de Abobo, bastión de Ouattara y escenario de mortíferos incidentes, donde los partidarios del candidato opositor y las fuerzas de seguridad estaban frente a frente.