El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anuló el martes una reunión con el jefe de la diplomacia alemana, Sigmar Gabriel, porque éste quiso entrevistarse con representantes de dos oenegés israelíes muy críticas con el gobierno.
La canciller alemana, Angela Merkel "deplora que no tuviera lugar el encuentro", declaró el miércoles su portavoz Steffen Seibert. Según la dirigente, "tiene que ser posible en democracia que los visitantes extranjeros puedan hablar con representantes de la sociedad civil con posiciones críticas, sin que esto cree problemas", añadió Seibert.
Este incidente diplomático empaña la "relación especial", según la expresión en alemán, entre Alemania e Israel, más de 70 años después del genocidio de más de seis millones de judíos por el régimen nazi.
Esta crisis podría marcar un vuelco en las relaciones entre los dos países.
"El tratamiento especial a Israel por razonas históricas llega a sus límites con el gobierno de Netanyahu", considera este miércoles el semanario alemán Der Spiegel. "Nuestro error histórico no puede llevar a Alemania a aceptar que el gobierno israelí se aleje cada vez más de valores que hasta ahora nos eran comunes", añade.
En realidad, "hace más de 20 años que la tendencia en Alemana es de 'normalizar' sus relaciones con Israel, 'normalizar' tiene una connotación más bien positiva pero aquí es al revés, se trata de poner fin a un estatuto único en la relación con Israel", estima Eldad Beck, autor del libro "Merkel, Israel y los judíos".
Para este experto en las relaciones germano-israelíes, se trata de una evolución profunda de la sociedad alemana, en particular de la generación más joven que "quiere terminar con esta sombra que le impide ser una nación como las otras".
Tras la Segunda Guerra Mundial, recién creado Israel, éste decidió boicotear a Alemania del Oeste, hasta la firma en 1952 de un "acuerdo de compensación económica", seguido en 1965 del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.
La conmemoración de los 50 años de esta relación en 2015 dio lugar a emotivas celebraciones en Berlín y Jerusalén. Alemania también aprovechó para reiterar su apoyo indefectible a Israel.
Los primeros choques surgieron en enero, cuando el ministerio de Relaciones Exteriores alemán expresó por primera vez sus "dudas" en cuanto a la voluntad de Netanyahu para alcanzar una solución de dos Estados, tras el voto en el Parlamento israelí de una ley que permite a Israel apoderarse de nuevas tierras palestinas en la Cisjordania ocupada.
Más tarde, en febrero, el gobierno de Angela Merkel anunció la anulación, oficialmente por problemas de agenda, de las consultas anuales entre los dos gobiernos.
Por cuestiones diplomáticas, "el aplazamiento de estas consultas gubernamentales fue presentado como un problema técnico, con la voluntad de no dejar crecer esta historia", señala a la AFP el presidente de una comisión parlamentaria alemana sobre las relaciones con Israel, Volker Beck.
"Merkel intentó ser educada, pero el gobierno israelí no captó estas alusiones", estima el especialista de Alemania, Moshe Zimmermann, de la universidad hebraica de Jerusalén.
Por otra parte, en Alemania se ha criticado la insistencia del ministro alemán para reunirse el martes con las dos controvertidas oenegés.
"Se visitan onegés opositoras en un régimen autoritario, pero no en una democracia aliada", sentencia el miércoles el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Pero aunque la relación se tambalea a nivel político, la cooperación entre ambos países continúa.
"El conflicto israelo-palestino no es el centro de las relaciones germano-israelíes", afirmó a principios de semana el embajador israelí en Alemania, Yakov Hadas-Handelsman, a la agencia de prensa DPA. "Hay una cooperación económica, comercial y de investigación excepcional", recalcó.
Entre los convenios pendientes, por ejemplo, figura un protocolo de acuerdo para la compra de tres submarinos Dolphin, suministrados por Alemania, con una reducción de un tercio de su costo de fabricación, en virtud de la ayuda militar a Israel. Este acuerdo, que las autoridades israelíes quieren firmar cuanto antes, ha sido no obstante aplazado varias veces.
La canciller alemana, Angela Merkel "deplora que no tuviera lugar el encuentro", declaró el miércoles su portavoz Steffen Seibert. Según la dirigente, "tiene que ser posible en democracia que los visitantes extranjeros puedan hablar con representantes de la sociedad civil con posiciones críticas, sin que esto cree problemas", añadió Seibert.
Este incidente diplomático empaña la "relación especial", según la expresión en alemán, entre Alemania e Israel, más de 70 años después del genocidio de más de seis millones de judíos por el régimen nazi.
Esta crisis podría marcar un vuelco en las relaciones entre los dos países.
"El tratamiento especial a Israel por razonas históricas llega a sus límites con el gobierno de Netanyahu", considera este miércoles el semanario alemán Der Spiegel. "Nuestro error histórico no puede llevar a Alemania a aceptar que el gobierno israelí se aleje cada vez más de valores que hasta ahora nos eran comunes", añade.
- 'Normalizar' -
En realidad, "hace más de 20 años que la tendencia en Alemana es de 'normalizar' sus relaciones con Israel, 'normalizar' tiene una connotación más bien positiva pero aquí es al revés, se trata de poner fin a un estatuto único en la relación con Israel", estima Eldad Beck, autor del libro "Merkel, Israel y los judíos".
Para este experto en las relaciones germano-israelíes, se trata de una evolución profunda de la sociedad alemana, en particular de la generación más joven que "quiere terminar con esta sombra que le impide ser una nación como las otras".
Tras la Segunda Guerra Mundial, recién creado Israel, éste decidió boicotear a Alemania del Oeste, hasta la firma en 1952 de un "acuerdo de compensación económica", seguido en 1965 del establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países.
La conmemoración de los 50 años de esta relación en 2015 dio lugar a emotivas celebraciones en Berlín y Jerusalén. Alemania también aprovechó para reiterar su apoyo indefectible a Israel.
- Disputas -
Los primeros choques surgieron en enero, cuando el ministerio de Relaciones Exteriores alemán expresó por primera vez sus "dudas" en cuanto a la voluntad de Netanyahu para alcanzar una solución de dos Estados, tras el voto en el Parlamento israelí de una ley que permite a Israel apoderarse de nuevas tierras palestinas en la Cisjordania ocupada.
Más tarde, en febrero, el gobierno de Angela Merkel anunció la anulación, oficialmente por problemas de agenda, de las consultas anuales entre los dos gobiernos.
Por cuestiones diplomáticas, "el aplazamiento de estas consultas gubernamentales fue presentado como un problema técnico, con la voluntad de no dejar crecer esta historia", señala a la AFP el presidente de una comisión parlamentaria alemana sobre las relaciones con Israel, Volker Beck.
"Merkel intentó ser educada, pero el gobierno israelí no captó estas alusiones", estima el especialista de Alemania, Moshe Zimmermann, de la universidad hebraica de Jerusalén.
Por otra parte, en Alemania se ha criticado la insistencia del ministro alemán para reunirse el martes con las dos controvertidas oenegés.
"Se visitan onegés opositoras en un régimen autoritario, pero no en una democracia aliada", sentencia el miércoles el diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Pero aunque la relación se tambalea a nivel político, la cooperación entre ambos países continúa.
"El conflicto israelo-palestino no es el centro de las relaciones germano-israelíes", afirmó a principios de semana el embajador israelí en Alemania, Yakov Hadas-Handelsman, a la agencia de prensa DPA. "Hay una cooperación económica, comercial y de investigación excepcional", recalcó.
Entre los convenios pendientes, por ejemplo, figura un protocolo de acuerdo para la compra de tres submarinos Dolphin, suministrados por Alemania, con una reducción de un tercio de su costo de fabricación, en virtud de la ayuda militar a Israel. Este acuerdo, que las autoridades israelíes quieren firmar cuanto antes, ha sido no obstante aplazado varias veces.