Evacuación de gitanos en Lyon, Francia
"Esta política es chocante. Se burlan de los franceses. Los problemas de seguridad no dependen de unos pocos campamentos de gitanos", denunció el lunes el diputado del partido presidencial UMP François Goulard en el diario Le Parisien.
Goulard, allegado al ex primer ministro Dominique de Villepin, rival de Sarkozy en el campo conservador, considera que "se actúa para contentar a una parte de la opinión pública con una eficacia casi nula. Es una cortina de humo".
En 15 días, unos 40 campamentos ilegales de gitanos fueron desmantelados en Francia y unas 700 personas serán próximamente expulsada hacia Rumania y Bulgaria. En una nueva vuelta de tuerca, Sarkozy también advirtió que pretende privar de la nacionalidad francesa a algunos criminales de origen extranjero.
Esta política fue firmemente criticada por la ONU por establecer un vínculo entre inmigración e inseguridad, mientras que en Francia la izquierda acusó al gobierno de promover el "racismo de Estado" a menos de dos años de las elecciones presidenciales.
Esta postura sobre la seguridad, a la que Sarkozy debe en parte su elección en 2007, es mal aceptada por una parte de la mayoría conservadora.
Así, el diputado UMP Jean-Pierre Grand denunció en varias ocasiones el cariz "abyecto" que están tomando las expulsiones de gitanos y condenó los "métodos que recuerdan las redadas durante la (segunda) guerra" mundial.
Por su parte, la ex ministra Christine Boutin, presidenta del Partido Cristiano Demócrata, aliado de la UMP, llamó a sus partidarios a dejar de "cultivar el miedo", afirmando que "la estigmatización de tal o cual comunidad exacerba la violencia".
Goulard, allegado al ex primer ministro Dominique de Villepin, rival de Sarkozy en el campo conservador, considera que "se actúa para contentar a una parte de la opinión pública con una eficacia casi nula. Es una cortina de humo".
En 15 días, unos 40 campamentos ilegales de gitanos fueron desmantelados en Francia y unas 700 personas serán próximamente expulsada hacia Rumania y Bulgaria. En una nueva vuelta de tuerca, Sarkozy también advirtió que pretende privar de la nacionalidad francesa a algunos criminales de origen extranjero.
Esta política fue firmemente criticada por la ONU por establecer un vínculo entre inmigración e inseguridad, mientras que en Francia la izquierda acusó al gobierno de promover el "racismo de Estado" a menos de dos años de las elecciones presidenciales.
Esta postura sobre la seguridad, a la que Sarkozy debe en parte su elección en 2007, es mal aceptada por una parte de la mayoría conservadora.
Así, el diputado UMP Jean-Pierre Grand denunció en varias ocasiones el cariz "abyecto" que están tomando las expulsiones de gitanos y condenó los "métodos que recuerdan las redadas durante la (segunda) guerra" mundial.
Por su parte, la ex ministra Christine Boutin, presidenta del Partido Cristiano Demócrata, aliado de la UMP, llamó a sus partidarios a dejar de "cultivar el miedo", afirmando que "la estigmatización de tal o cual comunidad exacerba la violencia".