La Feria, que será inaugurada a las 18H30 locales (23H30 GMT) en la antigua fortaleza San Carlos de la Cabaña, previsiblemente por Raúl Castro, está dedicada a la Alianza Boliviarana de las Américas (ALBA), creada por Venezuela y Cuba en 2004, y formada además por Bolivia, Ecuador, Nicaragua y tres islas del Caribe.
El evento, que conmemora también el bicentenario de la independencia de países de América Latina, promoverá "el diálogo intercultural entre nuestros pueblos para seguir construyendo caminos y puentes de entendimiento y cooperación", declaró la presidenta del Instituto Cubano del Libro, Zuleica Romay.
De entre unas 200 personalidades invitadas de 40 países figuran la Premio Nobel de la Paz 1992, la guatemalteca Rigoberta Menchú, una docena de ministros de Cultura y de Educación extranjeros, y escritores de Argentina, Ecuador, México, Nicaragua, Brasil y Venezuela.
La feria se realiza en momentos en que el sector cultural enfrenta la racionalización y eliminación de subsidios, como parte de las medidas que impulsa Raúl Castro para hacer eficiente el modelo socialista cubano.
El diario oficial Granma anunció en enero el "redimensionamiento del sistema institucional de la cultura" para hacerlo "menos burocrático, más funcional y menos gravoso", a tono con las reformas que incluyen el recorte de 500.000 empleos estatales, fuerte ahorro y apertura al sector privado.
"Va a ser un año muy tenso. De menos asignaciones presupuestarias", dijo el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, al anunciar la reducción de escuelas de formación de instructores de arte y de matrículas en las academias.
Rojas señaló, sin embargo, que no debe verse afectado el acceso de los cubanos a la cultura, una de las prioridades en medio siglo de revolución.
Pese al recorte de subsidios no se aprecia un alza de precios en los libros. En Cuba, libros de editoriales locales, como el clásico "Cien años de Soledad", del Nobel colombiano Gabriel García Márquez, se puede comprar a entre 20 y 30 pesos cubanos, alrededor de un dólar.
Pero el tiraje en pesos cubanos es reducido y una parte se vende -sobre todo a extranjeros- en CUC, la moneda equivalente al dólar, a precios similares a los del exterior. Muchos aprovechan entonces que las editoriales cubanas aumentan la oferta para la feria, cuya entrada cuesta apenas 3 pesos (0,15 centavos de dólares).
Los libros importados se venden también en CUC, inaccesibles para el salario medio cubano de 20 dólares. Además obras de autores como el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, férreo crítico del gobierno comunista, no se comercializan en la isla.
Aún con la austeridad, la feria tendrá por primera vez diez sedes en La Habana, donde termina el 20 de febrero y sigue dos semanas en provincias, con un programa que incluye exposiciones de arte, ciclos de cine y conciertos.
Habrá 158 expositores -50 cubanos- y seis millones de ejemplares de 2.400 títulos, entre ellos "Cuentos macabros", del insigne poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), y "El legado mágico", libro de cuentos infantiles de Menchú.
El evento, que conmemora también el bicentenario de la independencia de países de América Latina, promoverá "el diálogo intercultural entre nuestros pueblos para seguir construyendo caminos y puentes de entendimiento y cooperación", declaró la presidenta del Instituto Cubano del Libro, Zuleica Romay.
De entre unas 200 personalidades invitadas de 40 países figuran la Premio Nobel de la Paz 1992, la guatemalteca Rigoberta Menchú, una docena de ministros de Cultura y de Educación extranjeros, y escritores de Argentina, Ecuador, México, Nicaragua, Brasil y Venezuela.
La feria se realiza en momentos en que el sector cultural enfrenta la racionalización y eliminación de subsidios, como parte de las medidas que impulsa Raúl Castro para hacer eficiente el modelo socialista cubano.
El diario oficial Granma anunció en enero el "redimensionamiento del sistema institucional de la cultura" para hacerlo "menos burocrático, más funcional y menos gravoso", a tono con las reformas que incluyen el recorte de 500.000 empleos estatales, fuerte ahorro y apertura al sector privado.
"Va a ser un año muy tenso. De menos asignaciones presupuestarias", dijo el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, al anunciar la reducción de escuelas de formación de instructores de arte y de matrículas en las academias.
Rojas señaló, sin embargo, que no debe verse afectado el acceso de los cubanos a la cultura, una de las prioridades en medio siglo de revolución.
Pese al recorte de subsidios no se aprecia un alza de precios en los libros. En Cuba, libros de editoriales locales, como el clásico "Cien años de Soledad", del Nobel colombiano Gabriel García Márquez, se puede comprar a entre 20 y 30 pesos cubanos, alrededor de un dólar.
Pero el tiraje en pesos cubanos es reducido y una parte se vende -sobre todo a extranjeros- en CUC, la moneda equivalente al dólar, a precios similares a los del exterior. Muchos aprovechan entonces que las editoriales cubanas aumentan la oferta para la feria, cuya entrada cuesta apenas 3 pesos (0,15 centavos de dólares).
Los libros importados se venden también en CUC, inaccesibles para el salario medio cubano de 20 dólares. Además obras de autores como el Premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, férreo crítico del gobierno comunista, no se comercializan en la isla.
Aún con la austeridad, la feria tendrá por primera vez diez sedes en La Habana, donde termina el 20 de febrero y sigue dos semanas en provincias, con un programa que incluye exposiciones de arte, ciclos de cine y conciertos.
Habrá 158 expositores -50 cubanos- y seis millones de ejemplares de 2.400 títulos, entre ellos "Cuentos macabros", del insigne poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), y "El legado mágico", libro de cuentos infantiles de Menchú.