Según la denuncia, los psicólogos estadounidenses James Mitchell y John Bruce Jessen han ganado "millones de dólares" por ayudar a la CIA en su pograma de tortura.
La denuncia fue presentada por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) ante un tribunal federal del estado de Washington (noroeste) en nombre de tres ex detenidos.
Los psicólogos "diseñaron los métodos" de interrogatorio de la agencia de investigación y realizaron "experimentaciones ilegales con prisioneros para probar y afinar" los métodos, según un comunicado de la ACLU.
El rol de estos hombres había sido denunciado en un informe del Senado estadounidense sobre la tortura de la CIA publicado en diciembre de 2014.
Uno de los demandantes en la denuncia presentada por ACLU, el afgano Gul Rahman, murió de frío durante su detención por la CIA y su familia lo representa.
Según ACLU, que cita el informe del Senado, John Bruce Jessen formaba parte del equipo que torturó a Rahman, quien murió víctima de hipotermia, deshidratación, falta de alimento y una inmovilidad obligada debido a un "encadenamiento".
Los otros demandantes son Suleiman Abdulá Salim y Mohamed Ahmed Ben Soud. El primero es un pescador de Tanzania secuestrado en Somalia por la CIA y liberado cinco años más tarde. Actualmente vive en Zanzíbar, según la ACLU.
El segundo es un libio, capturado en 2003 en un operativo estadounidense-paquistaní y detenido durante dos años, antes de ser enviado a Libia donde fue torturado por el régimen de Gadafi. Fue liberado en 2011.
James Mitchell y John Bruce Jessen "han afirmado que su programa (de interrogatorio) estaba basado en la ciencia, era seguro y estaba probado, cuando en realidad no había nada de todo eso", dijo Steven Watt, un jurista de la ACLU citado en el comunicado.
La denuncia fue presentada por la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) ante un tribunal federal del estado de Washington (noroeste) en nombre de tres ex detenidos.
Los psicólogos "diseñaron los métodos" de interrogatorio de la agencia de investigación y realizaron "experimentaciones ilegales con prisioneros para probar y afinar" los métodos, según un comunicado de la ACLU.
El rol de estos hombres había sido denunciado en un informe del Senado estadounidense sobre la tortura de la CIA publicado en diciembre de 2014.
Uno de los demandantes en la denuncia presentada por ACLU, el afgano Gul Rahman, murió de frío durante su detención por la CIA y su familia lo representa.
Según ACLU, que cita el informe del Senado, John Bruce Jessen formaba parte del equipo que torturó a Rahman, quien murió víctima de hipotermia, deshidratación, falta de alimento y una inmovilidad obligada debido a un "encadenamiento".
Los otros demandantes son Suleiman Abdulá Salim y Mohamed Ahmed Ben Soud. El primero es un pescador de Tanzania secuestrado en Somalia por la CIA y liberado cinco años más tarde. Actualmente vive en Zanzíbar, según la ACLU.
El segundo es un libio, capturado en 2003 en un operativo estadounidense-paquistaní y detenido durante dos años, antes de ser enviado a Libia donde fue torturado por el régimen de Gadafi. Fue liberado en 2011.
James Mitchell y John Bruce Jessen "han afirmado que su programa (de interrogatorio) estaba basado en la ciencia, era seguro y estaba probado, cuando en realidad no había nada de todo eso", dijo Steven Watt, un jurista de la ACLU citado en el comunicado.