Hernández, del gobernante Partido Nacional (PN), se declaró ganador la misma noche del domingo cuando el Tribunal Supremo Electoral (TSE) le otorgó 34,27% de los votos contra 28,67% de Castro, esposa del derrocado presidente Manuel Zelaya, tras ser escrutadas el 54% de las mesas electorales.
Aunque las autoridades electorales aún no proclaman ganador y esperan dar un nuevo corte la tarde de este lunes, Hernández, un abogado de 45 años mano derecha del mandatario Porfirio Lobo y presidente del Congreso, empezará este lunes a reunirse con representantes de diversos sectores, según anunció.
Hernández convocó a Castro y a otros sectores a trabajar por un "gran pacto nacional" contra la inseguridad y la pobreza que agobian al país. "Todos vamos a sacar adelante esta patria que se llama Honduras", subrayó.
Castro, de 54 años, quien a su turno se autoproclamó la primera "presidenta de Honduras", convocó para este mediodía a los dirigentes de su partido Libertad y Refundación (Libre) a una reunión de "emergencia" para coordinar acciones en defensa de lo que calificó su "triunfo contundente" en las urnas.
Zelaya precisó que hubo "serias inconsistencias" en un 19% de las actas electorales (que representan 400.000 votos) a través de la "transmisión irregular de resultados". "Nos están robando la elección", subrayó.
Las calles de Tegucigalpa y de otras ciudades del país amanecieron con fuerte presencia policial y militar y los seguidores de ambos candidatos que se consideran vencedores no se atrevieron a salir a celebrar, pese al feriado nacional declarado por el gobierno.
Honduras, el país sin guerra más violento del mundo, celebró estas elecciones con una sociedad polarizada y una fragilidad institucional heredadas del golpe que militares, empresarios y políticos asestaron el 28 de junio de 2009 a Zelaya, luego de que su gobierno liberal girara a la izquierda.
"Hoy el pueblo hondureño votó por el fortalecimiento del sistema democrático en Honduras, votó por la paz, votó por la reconciliación, votó por dejar atrás la crisis de 2009, que ha sido la peor crisis de la historia de nuestro país", dijo Hernández.
Por más de un siglo han gobernado, con los militares, el PN y el Partido Liberal (PL, derecha) -20,94%-, pero esta ha sido la primera vez de un choque frontal entre la derecha y la izquierda.
Violencia y pobreza, el gran desafío
En el país más violento del mundo, Hernández promete "mano dura" contra el crimen organizado con una fuerza de 5.000 policías militares, mientras Castro proponía tener a los soldados en las fronteras en la lucha antidrogas y enfrentar a las pandillas con con una policía comunitaria.
"Voy a hacer todo lo que tenga que hacer para recuperar la paz del pueblo hondureño", subrayó el oficialista, quien en su discurso reafirmó: "Voy con todo con la policía militar".
La violencia del narcotráfico y las pandillas tienen al país con el triste récord mundial de homicidios, 85,5 por cada 100.000 habitantes, con 20 asesinatos a diario en promedio.
El nuevo gobierno también asumirá un país, el segundo más pobre de América después de Haití, con un 71% de sus 8,5 millones de habitantes en la pobreza y una economía calamitosa, con un déficit fiscal del 6% y una deuda externa de 5.500 millones de dólares.
"El gran mérito que puede presentar Juan Orlando Hérnandez es un gran pacto para resolver tanto problema en el país. Está obligado a concertar con Libre y los otros partidos para sacar adelante tanta tarea", afirmó el analista Raúl Alvarado.
Los hondureños eligieron además para los próximos cuatro años a 128 diputados y 298 alcaldes, de un total de nueve partidos políticos.
"Hay un sector importante de la población, de excluidos, que rechaza el sistema que ha prevalecido por décadas y hay que ponerle atención. Tiene que haber diálogo", agregó el analista Carlos Montoya.
Aunque aún no hay reportes oficiales de la conformación del Congreso, el analista Matías Funes dijo a la AFP que es de prever que será "muy heterogéneo, muy diferente al de ahora", lo que obligará a establecer alianzas.
Los observadores internacionales, más de 800 de la Unión Europea, la OEA y otros organismos, aún no emiten su informe final de las elecciones, pero el domingo destacaron la alta participación y no reportaron incidentes. La embajadora de Estados Unidos, Lisa Kubiske, dijo haber visto "un proceso transparente".
Unos 25.000 policías y militares resguardaron los comicios y las autoridades solo reportaron incidentes aislados de violencia.