Los frescos del célebre artista y arquitecto toscano, que decoró importantes palacios y diseñó iglesias barrocas de la capital italiana, fueron cubiertos con ocasión de la renovación del apartamento para la segunda esposa de Napoleón, Maria Luisa de Austria.
Las salas de la llamada Galería Alejandro VII Chigi, una joya del barroco del siglo XVII, fueron sometidas a una compleja restauración que duró diez años para poder obtener su antiguo esplendor.
La restauración de la galería, decorada por Pietro da Cortona entre 1655 y 1656, costó cerca de dos millones de euros, de los cuales 500.000 aportados por una fundación privada.
De 70 metros por 9 metros, casi 700 metros cuadrados, con ventanales enormes que ofrecen una vista única sobre la Ciudad Eterna, la galería había sido modificada por deseo de Napoleón (1769-1821), que escogió el Palacio del Quirinal, residencia de los pontífices, como sede del imperio.
En 1812-1813 esos magníficos espacios fueron destinados a la emperatriz, que decidió dividirlos en tres salas, mandó cerrar las ventanas y ordenó cubrir las paredes con tapices.
En total hizo un gasto de un millón de francos en oro para una residencia en la que Napoleón nunca vivió, ya que no piso jamás Roma.
Las salas, que permanecen divididas, están ahora llenas de luz gracias a 26 ventanales reabiertos y presentan 18 escenas bíblicas, entre ellas "La creación del hombre", "El nacimiento de Jesús", "La adoración de los magos" y "Adán y Eva expulsados del paraíso".
La restauración fue decidida con ocasión de los 150 años de la unificación de Italia.
El Palacio del Quirinal, que fue residencia de los Papas, de los reyes de Italia y actualmente sede de la presidencia de la República, estará abierto al público de noviembre hasta marzo del 2012.
Las salas de la llamada Galería Alejandro VII Chigi, una joya del barroco del siglo XVII, fueron sometidas a una compleja restauración que duró diez años para poder obtener su antiguo esplendor.
La restauración de la galería, decorada por Pietro da Cortona entre 1655 y 1656, costó cerca de dos millones de euros, de los cuales 500.000 aportados por una fundación privada.
De 70 metros por 9 metros, casi 700 metros cuadrados, con ventanales enormes que ofrecen una vista única sobre la Ciudad Eterna, la galería había sido modificada por deseo de Napoleón (1769-1821), que escogió el Palacio del Quirinal, residencia de los pontífices, como sede del imperio.
En 1812-1813 esos magníficos espacios fueron destinados a la emperatriz, que decidió dividirlos en tres salas, mandó cerrar las ventanas y ordenó cubrir las paredes con tapices.
En total hizo un gasto de un millón de francos en oro para una residencia en la que Napoleón nunca vivió, ya que no piso jamás Roma.
Las salas, que permanecen divididas, están ahora llenas de luz gracias a 26 ventanales reabiertos y presentan 18 escenas bíblicas, entre ellas "La creación del hombre", "El nacimiento de Jesús", "La adoración de los magos" y "Adán y Eva expulsados del paraíso".
La restauración fue decidida con ocasión de los 150 años de la unificación de Italia.
El Palacio del Quirinal, que fue residencia de los Papas, de los reyes de Italia y actualmente sede de la presidencia de la República, estará abierto al público de noviembre hasta marzo del 2012.