Esta es la primera vez que el Salón del Libro parisino -que cierra el lunes sus puertas, tras recibir a unos 200.000 visitantes- celebró a una ciudad.
Y la elegida, Buenos Aires, dijo presente con la vitalidad y vigor de su literatura contemporánea, que comparte con la otra agasajada en esta Feria del Libro -las letras escandinavas-, una pasión por el género policial, que en otras literaturas ocupa un "papel marginal".
Así lo recalcó el escritor Pablo de Santis (Buenos Aires, 1963), uno de los narradores argentinos que ha incursionado en estos géneros "marginales" con mayor éxito.
"Géneros que son marginales en otras literaturas, como el policial, el fantástico, la ciencia ficción, son centrales en nuestra literatura. Por eso Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Bioy Casares, Silvina Ocampo, se han ocupado de estos géneros", explicó De Santis.
Para el autor de "El enigma de París, "Los anticuarios" y "El calígrafo de Voltaire", la razón de que la novela policial sea fundamental en la literatura argentina es que "permite hablar de todo, permite hablar de lo que se trata de mantener secreto".
"Creo que en Argentina se utilizó el género policial como un modo de hablar de otras cosas, de hablar de la violencia de la sociedad, del secreto, del enigma, de lo que no se dice", explicó De Santis en esta fiesta del libro celebrada en un inmenso espacio de 40.000 metros cuadrados en la Puerta de Versalles, al sur de París.
Una de las escritoras estrellas de esta feria, la joven escritora sueca Camilla Lackberg, coincidió en que las novelas policiales "muestran lo que hay detrás de la fachada", revelando un mundo inimaginable de racismo, odio, violencia y podredumbre.
Otro tema central en la literatura argentina es la memoria y las heridas de la dictadura, como quedó evidente en conferencias, charlas y mesas redondas desarrolladas a lo largo de cuatro días en la feria, donde la poeta Graciela Aráoz presentó "Palabra viva", que reúne textos de 116 escritores desaparecidos y asesinados durante la dictadura.
La escritora Elsa Osorio, presente en la Feria, evoca también esas heridas en "Siete noches de insomnio", donde trata del tema de los niños robados durante la dictadura. "Creo que a través de la ficción se puede dar a veces mejor cuenta de la realidad", dijo Osorio.
De Santis señaló que incluso antes de que terminara la dictadura surgieron obras que empezaron a hablar de esos años terribles de una forma metafórica.
Novelas como "Nadie nada nunca", de Juan José Saer y "Respiración artificial" de Ricardo Piglia hablaban de la realidad argentina de un modo sutil y metafórico", subrayó.
Y en algunos libros se unen los dos géneros, como en el inquietante "El secreto y las voces", de Carlos Gamerro (Buenos Aires, 1962), donde el autor pone de manifiesto los silencios y las complicidades subterráneas que existieron durante esos años.
Gamerro cuenta en ese libro cómo el jefe de la policía del pueblo hace cómplices de un crimen a todos los habitantes, para mejor silenciarlo.
Sin embargo, para Martín Kohan, la literatura argentina contemporánea es tan diversa y de tal riqueza que no cabe en géneros, sino que es "indefinible".
"La literatura argentina es un enigma", estima el autor de "Ciencias morales", llevada al cine con el título de "La Mirada invisible".
El cierre de la Feria del Libro dentro de unas horas no significa el fin de la masiva invasión porteña en la Capital de la Luz, ni que se aminore la intensa relación de Buenos Aires y París, dos ciudades con "egos sobredimensionados", según la poeta y narradora argentina Luisa Futoransky.
Este lunes por la tarde se inaugura la manifestación Tandem Buenos Aires-París, plataforma de intercambios artísticos y culturales entre ambas capitales, que incluye muestras de arte, música, teatro, cine y danza.
Ese programa se desarrollará en dos etapas: París en Buenos Aires, de abril a junio, y Buenos Aires en París, de setiembre a noviembre.
Y la elegida, Buenos Aires, dijo presente con la vitalidad y vigor de su literatura contemporánea, que comparte con la otra agasajada en esta Feria del Libro -las letras escandinavas-, una pasión por el género policial, que en otras literaturas ocupa un "papel marginal".
Así lo recalcó el escritor Pablo de Santis (Buenos Aires, 1963), uno de los narradores argentinos que ha incursionado en estos géneros "marginales" con mayor éxito.
"Géneros que son marginales en otras literaturas, como el policial, el fantástico, la ciencia ficción, son centrales en nuestra literatura. Por eso Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Bioy Casares, Silvina Ocampo, se han ocupado de estos géneros", explicó De Santis.
Para el autor de "El enigma de París, "Los anticuarios" y "El calígrafo de Voltaire", la razón de que la novela policial sea fundamental en la literatura argentina es que "permite hablar de todo, permite hablar de lo que se trata de mantener secreto".
"Creo que en Argentina se utilizó el género policial como un modo de hablar de otras cosas, de hablar de la violencia de la sociedad, del secreto, del enigma, de lo que no se dice", explicó De Santis en esta fiesta del libro celebrada en un inmenso espacio de 40.000 metros cuadrados en la Puerta de Versalles, al sur de París.
Una de las escritoras estrellas de esta feria, la joven escritora sueca Camilla Lackberg, coincidió en que las novelas policiales "muestran lo que hay detrás de la fachada", revelando un mundo inimaginable de racismo, odio, violencia y podredumbre.
Otro tema central en la literatura argentina es la memoria y las heridas de la dictadura, como quedó evidente en conferencias, charlas y mesas redondas desarrolladas a lo largo de cuatro días en la feria, donde la poeta Graciela Aráoz presentó "Palabra viva", que reúne textos de 116 escritores desaparecidos y asesinados durante la dictadura.
La escritora Elsa Osorio, presente en la Feria, evoca también esas heridas en "Siete noches de insomnio", donde trata del tema de los niños robados durante la dictadura. "Creo que a través de la ficción se puede dar a veces mejor cuenta de la realidad", dijo Osorio.
De Santis señaló que incluso antes de que terminara la dictadura surgieron obras que empezaron a hablar de esos años terribles de una forma metafórica.
Novelas como "Nadie nada nunca", de Juan José Saer y "Respiración artificial" de Ricardo Piglia hablaban de la realidad argentina de un modo sutil y metafórico", subrayó.
Y en algunos libros se unen los dos géneros, como en el inquietante "El secreto y las voces", de Carlos Gamerro (Buenos Aires, 1962), donde el autor pone de manifiesto los silencios y las complicidades subterráneas que existieron durante esos años.
Gamerro cuenta en ese libro cómo el jefe de la policía del pueblo hace cómplices de un crimen a todos los habitantes, para mejor silenciarlo.
Sin embargo, para Martín Kohan, la literatura argentina contemporánea es tan diversa y de tal riqueza que no cabe en géneros, sino que es "indefinible".
"La literatura argentina es un enigma", estima el autor de "Ciencias morales", llevada al cine con el título de "La Mirada invisible".
El cierre de la Feria del Libro dentro de unas horas no significa el fin de la masiva invasión porteña en la Capital de la Luz, ni que se aminore la intensa relación de Buenos Aires y París, dos ciudades con "egos sobredimensionados", según la poeta y narradora argentina Luisa Futoransky.
Este lunes por la tarde se inaugura la manifestación Tandem Buenos Aires-París, plataforma de intercambios artísticos y culturales entre ambas capitales, que incluye muestras de arte, música, teatro, cine y danza.
Ese programa se desarrollará en dos etapas: París en Buenos Aires, de abril a junio, y Buenos Aires en París, de setiembre a noviembre.