Las autoridades detuvieron a 198 miembros del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), cuyo líder Selahattin Demirtas ya fue encarcelado junto a una decena de diputados a principios de noviembre, en una de las purgas llevadas a cabo por Ankara tras el intento de golpe de Estado de julio.
El sábado por la noche, un doble atentado en Estambul dejó 44 muertos, entre ellos 36 policías, según el último balance comunicado por le ministro de Salud, Recep Akdag.
Un grupo radical kurdo, los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), reivindicó el ataque del sábado, uno de los más mortíferos perpetrados en la ciudad turca en los últimos años.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan considera que el HDP está estrechamente vinculado a otro movimiento kurdo, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y que por lo tanto ya no es un interlocutor legítimo.
Entre los detenidos están los jefes de sección del HDP en Estambul, Aysel Guzel, y Ankara, Ibrahim Binici, según la agencia progubernamental Anadolu.
Los arrestados son sospechosos de pertenecer al PKK, considerado como un grupo terrorista por Ankara, o de difundir su propaganda, añadió Anadolu.
Además de estos arrestos, las represalias turcas apuntaron a la rebelión kurda en el norte de Irak.
Según la agencia Dogan, el ejército turco atacó a "miembros de una organización terrorista separatista" (el PKK) en la región de Zab, en el norte de Irak, y destruyó su cuartel general, refugios y posiciones armadas.
En unas tribunas publicadas en el diario Hurriyet, varios editorialistas criticaron la política del Gobierno movida, según ellos, por una sed de venganza sin estrategia clara para poner fin a los atentados.
"El ministro [del Interior Süleyman] Soylu ha dicho que la venganza es lo único a la orden del día en el Gobierno. Es un eslogan torpe porque da a entender que el Gobierno no tiene una estrategia más profunda para luchar contra la actual ola de ataques", escribe Murat Yetkin.
"Basta del presidente, el primer ministro, el ministro del Interior y otros que ofrecen una retórica política vacía que promete campañas de venganza contra el terrorismo. Es hora de actuar. Quienes se mostraron incapaces e incompetentes deben retirarse o ser sustituidos", opina Yusuf Kanli.
El diario progubernamental Daily Sabah denuncia, por su parte, la actitud hipócrita de Estados Unidos y de la Unión Europea, a los que acusa de ser pasivos ante el PKK.
"Es inútil decir que todo el mundo en Turquía aprecia la ironía de ver a Estados que apadrinan el terrorismo llorando la muerte de inocentes matados por sus caniches sedientos de sangre", afirma el diario en un editorial.
Para Jean Marcou, profesor en el Instituto de Estudios Políticos de Grenoble, la voluntad del Gobierno de calmar a la opinión pública tras los atentados "podría favorecer una mayor represión contra el HDP".
Según él, ataques como los de Estambul favorecen tanto a los nacionalistas turcos como a "la rama extrema del movimiento kurdo", que no quieren una solución política del conflicto armado entre Ankara y el PKK.
El sábado por la noche, un doble atentado en Estambul dejó 44 muertos, entre ellos 36 policías, según el último balance comunicado por le ministro de Salud, Recep Akdag.
Un grupo radical kurdo, los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), reivindicó el ataque del sábado, uno de los más mortíferos perpetrados en la ciudad turca en los últimos años.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan considera que el HDP está estrechamente vinculado a otro movimiento kurdo, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), y que por lo tanto ya no es un interlocutor legítimo.
Entre los detenidos están los jefes de sección del HDP en Estambul, Aysel Guzel, y Ankara, Ibrahim Binici, según la agencia progubernamental Anadolu.
Los arrestados son sospechosos de pertenecer al PKK, considerado como un grupo terrorista por Ankara, o de difundir su propaganda, añadió Anadolu.
Además de estos arrestos, las represalias turcas apuntaron a la rebelión kurda en el norte de Irak.
Según la agencia Dogan, el ejército turco atacó a "miembros de una organización terrorista separatista" (el PKK) en la región de Zab, en el norte de Irak, y destruyó su cuartel general, refugios y posiciones armadas.
- 'Sed de venganza' -
En unas tribunas publicadas en el diario Hurriyet, varios editorialistas criticaron la política del Gobierno movida, según ellos, por una sed de venganza sin estrategia clara para poner fin a los atentados.
"El ministro [del Interior Süleyman] Soylu ha dicho que la venganza es lo único a la orden del día en el Gobierno. Es un eslogan torpe porque da a entender que el Gobierno no tiene una estrategia más profunda para luchar contra la actual ola de ataques", escribe Murat Yetkin.
"Basta del presidente, el primer ministro, el ministro del Interior y otros que ofrecen una retórica política vacía que promete campañas de venganza contra el terrorismo. Es hora de actuar. Quienes se mostraron incapaces e incompetentes deben retirarse o ser sustituidos", opina Yusuf Kanli.
El diario progubernamental Daily Sabah denuncia, por su parte, la actitud hipócrita de Estados Unidos y de la Unión Europea, a los que acusa de ser pasivos ante el PKK.
"Es inútil decir que todo el mundo en Turquía aprecia la ironía de ver a Estados que apadrinan el terrorismo llorando la muerte de inocentes matados por sus caniches sedientos de sangre", afirma el diario en un editorial.
Para Jean Marcou, profesor en el Instituto de Estudios Políticos de Grenoble, la voluntad del Gobierno de calmar a la opinión pública tras los atentados "podría favorecer una mayor represión contra el HDP".
Según él, ataques como los de Estambul favorecen tanto a los nacionalistas turcos como a "la rama extrema del movimiento kurdo", que no quieren una solución política del conflicto armado entre Ankara y el PKK.