"Creo que cada uno nace con algo. Yo nací con voz", declara a la AFP este cantante de 49 años que toca el oud (laúd árabe).
Desciende de un linaje de muecines y comenzó a ejercer su talento en la esfera religiosa.
"En aquella época era religioso, fui a la escuela coránica, a la mezquita", cuenta él a su paso por París. Pero las paredes de la mezquita acotaban su sed de libertad y Dhafer Youssef se fue alejando de ese mundo para convertirse a la música.
Con su voz, "un don del cielo", un oud que ha aprendido a tocar en el conservatorio de Túnez y sobre todo su deseo ardiente de descubrir otras culturas, con 19 años se fue a Siria.
Allí este epicúreo, amante del vino, estudió la literatura y la música árabe. Y descubrió al poeta del siglo VIII Abu Nuwas.
Dos años después viajó a la capital austríaca. "Quería ir a Viena para estudiar música clásica. Y de aquella no se necesitaba visado", recuerda.
Le permitió descubrir otros estilos; el jazz, el jazz electrónico, el jazz abierto a la world music (música del mundo). Era un cliente asiduo de "Porgy and Bess", un club de la capital austríaca donde se crean vínculos. Entre sus conocidos figuraban Paolo Fresu, Nguyen Lê, Wolfgang Mustphiel.
"Soy alguien que aspira todo, que respira todo, que se inspira de todo", afirma Dhafer Youssef, que se fue a Nueva York a finales de la década de 1990 y en 2002 a París, donde vivió varios años.
"En todas partes tuve la suerte de conocer -dice- a músicos libres, con los que llegué más lejos".
En la sala de conciertos parisina del Olympia, este cantante, que se considera "un migrante" que "se fue de su país para mejorar su conocimiento", tocó esta semana con músicos de jazz estadounidenses, como el trompetista Ambrose Akinmusire, con el que grabó su último álbum, el séptimo desde 1999: "Diwan of beauty and odd".
"Cuando toco con músicos de jazz, las puertas se abren, es inesperado, y eso es lo que busco", explica Dhafer Youssef, que lleva un tiempo alejado del estilo electrónico.
Su canto místico de inspiración sufí y su oud nostálgico se funden en una música improvisada.
Entre dos giras, este músico, que prefiere "los pantalones tejanos a la chilaba", vive en Túnez, donde se instaló hace siete años.
"Quería vivir la experiencia de los cambios en mi país", afirma este hombre que ni cree en "una sociedad perfecta", ni en "una religión justa", ni "en el paraíso". Una filosofía que le ha valido la enemistad de algunos movimientos religiosos radicales en Túnez.
Desciende de un linaje de muecines y comenzó a ejercer su talento en la esfera religiosa.
"En aquella época era religioso, fui a la escuela coránica, a la mezquita", cuenta él a su paso por París. Pero las paredes de la mezquita acotaban su sed de libertad y Dhafer Youssef se fue alejando de ese mundo para convertirse a la música.
Con su voz, "un don del cielo", un oud que ha aprendido a tocar en el conservatorio de Túnez y sobre todo su deseo ardiente de descubrir otras culturas, con 19 años se fue a Siria.
Allí este epicúreo, amante del vino, estudió la literatura y la música árabe. Y descubrió al poeta del siglo VIII Abu Nuwas.
Dos años después viajó a la capital austríaca. "Quería ir a Viena para estudiar música clásica. Y de aquella no se necesitaba visado", recuerda.
Le permitió descubrir otros estilos; el jazz, el jazz electrónico, el jazz abierto a la world music (música del mundo). Era un cliente asiduo de "Porgy and Bess", un club de la capital austríaca donde se crean vínculos. Entre sus conocidos figuraban Paolo Fresu, Nguyen Lê, Wolfgang Mustphiel.
- Pantalones tejanos -
"Soy alguien que aspira todo, que respira todo, que se inspira de todo", afirma Dhafer Youssef, que se fue a Nueva York a finales de la década de 1990 y en 2002 a París, donde vivió varios años.
"En todas partes tuve la suerte de conocer -dice- a músicos libres, con los que llegué más lejos".
En la sala de conciertos parisina del Olympia, este cantante, que se considera "un migrante" que "se fue de su país para mejorar su conocimiento", tocó esta semana con músicos de jazz estadounidenses, como el trompetista Ambrose Akinmusire, con el que grabó su último álbum, el séptimo desde 1999: "Diwan of beauty and odd".
"Cuando toco con músicos de jazz, las puertas se abren, es inesperado, y eso es lo que busco", explica Dhafer Youssef, que lleva un tiempo alejado del estilo electrónico.
Su canto místico de inspiración sufí y su oud nostálgico se funden en una música improvisada.
Entre dos giras, este músico, que prefiere "los pantalones tejanos a la chilaba", vive en Túnez, donde se instaló hace siete años.
"Quería vivir la experiencia de los cambios en mi país", afirma este hombre que ni cree en "una sociedad perfecta", ni en "una religión justa", ni "en el paraíso". Una filosofía que le ha valido la enemistad de algunos movimientos religiosos radicales en Túnez.