Preso por su fallido golpe de 1992, el teniente coronel aprovechó sus dos años entre rejas para leer vorazmente hasta toparse con un libro de Dieterich que le "ayudó mucho", relató el alemán en una entrevista con la AFP.
Consciente de los intentos infructuosos del intelectual alemán por visitarlo en la cárcel, le quiso "recompensar" con la visita.
"El acercamiento fue como en una novela de García Marquez", ironiza Dieterich, profesor de una universidad pública de México, al explicar que fue el exguerrillero Alí Rodríguez -actual secretario de la Unasur y varias veces ministro de Chávez- quien le sirvió de puente para ese primer encuentro en Miraflores, que se prolongó hasta casi las cuatro de la madrugada.
La "buena química" fue mutua y sus encuentros se empezaron a multiplicar hasta el punto de que el sociólogo se acabaría convirtiendo en uno de los consejeros estrella del carismático mandatario con el permiso de la chilena Marta Harnecke o del argentino Norberto Ceresole.
"Nunca acordamos que fuera su asesor porque él rechazaba ese concepto. Decía 'yo tomo mis decisiones', pero nadie rechaza amigos y, como amigos, nuestros diálogos eran francos", afirma el intelectual, que define al fallecido mandatario como un "hombre de muy rápido aprendizaje, muy perspicaz, muy inteligente y con una memoria increíble".
También reconoce que, a su llegada a la política procedente del mundo castrense, Chávez "se daba cuenta de que su 'software' era todavía deficiente para ganar un proceso de independización de Washington" y, anticipando un proceso de multipolaridad, estaba "realmente ansioso de aprender".
Guiado por su agudo olfato político, adoptó precozmente el concepto de Dieterich del "socialismo del siglo XXI", que prevé cambiar la economía de mercado por una social "de equivalencias, la democracia formal por la participativa y el estado de la élite por la voluntad de la mayoría", según su definición.
Pero más allá de la retórica, "nada de esto se hizo en Venezuela ni en ninguna parte del mundo", lamenta su teorizador, que habló por última vez con el líder bolivariano en 2007.
Ese año, Dieterich fue criticado por declarar públicamente que no se estaba aplicando el socialismo en el sentido histórico de su término y, tras la destitución del también crítico ministro de Defensa Raúl Isaías Baduel, decidió distanciarse del proceso.
"Hugo Chávez no era socialista en el sentido histórico del término. Era un nacionalista, antiimperialista, humanista que quería sacar el país de esa miseria", insiste el académico, que recuerda todavía con dolor como hace siete meses recibió en China la noticia de la muerte de quien todavía considera un "gran amigo".
Consciente de los intentos infructuosos del intelectual alemán por visitarlo en la cárcel, le quiso "recompensar" con la visita.
"El acercamiento fue como en una novela de García Marquez", ironiza Dieterich, profesor de una universidad pública de México, al explicar que fue el exguerrillero Alí Rodríguez -actual secretario de la Unasur y varias veces ministro de Chávez- quien le sirvió de puente para ese primer encuentro en Miraflores, que se prolongó hasta casi las cuatro de la madrugada.
La "buena química" fue mutua y sus encuentros se empezaron a multiplicar hasta el punto de que el sociólogo se acabaría convirtiendo en uno de los consejeros estrella del carismático mandatario con el permiso de la chilena Marta Harnecke o del argentino Norberto Ceresole.
"Nunca acordamos que fuera su asesor porque él rechazaba ese concepto. Decía 'yo tomo mis decisiones', pero nadie rechaza amigos y, como amigos, nuestros diálogos eran francos", afirma el intelectual, que define al fallecido mandatario como un "hombre de muy rápido aprendizaje, muy perspicaz, muy inteligente y con una memoria increíble".
También reconoce que, a su llegada a la política procedente del mundo castrense, Chávez "se daba cuenta de que su 'software' era todavía deficiente para ganar un proceso de independización de Washington" y, anticipando un proceso de multipolaridad, estaba "realmente ansioso de aprender".
Guiado por su agudo olfato político, adoptó precozmente el concepto de Dieterich del "socialismo del siglo XXI", que prevé cambiar la economía de mercado por una social "de equivalencias, la democracia formal por la participativa y el estado de la élite por la voluntad de la mayoría", según su definición.
Pero más allá de la retórica, "nada de esto se hizo en Venezuela ni en ninguna parte del mundo", lamenta su teorizador, que habló por última vez con el líder bolivariano en 2007.
Ese año, Dieterich fue criticado por declarar públicamente que no se estaba aplicando el socialismo en el sentido histórico de su término y, tras la destitución del también crítico ministro de Defensa Raúl Isaías Baduel, decidió distanciarse del proceso.
"Hugo Chávez no era socialista en el sentido histórico del término. Era un nacionalista, antiimperialista, humanista que quería sacar el país de esa miseria", insiste el académico, que recuerda todavía con dolor como hace siete meses recibió en China la noticia de la muerte de quien todavía considera un "gran amigo".