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Política
"Las compuertas están abiertas", se quejó el jueves el presidente Barack Obama al denunciar los fondos aportados a los republicanos, principalmente por "sociedades extranjeras", mientras que los demócratas se enfrentan a dificultades en los sondeos a menos de un mes para las elecciones.
Según el 'Center for responsive politics', organización que sigue el financiamiento de los partidos, 3.400 millones de dólares ya han sido gastados para los comicios legislativos del 2 de noviembre, contra 2.800 millones que fueron empleados para la elección anterior de medio mandato, en 2006.
En enero, la Corte Suprema puso fin a los límites al financiamiento de las campañas electorales nacionales para empresas, grupos de interés o sindicatos, una revolución para el derecho estadounidense que reglamentó estas donaciones desde la década de 1940.
Este giro podría haber pasado inadvertido en un país donde el dinero y la libertad de expresión son valores dominantes y donde la publicidad electoral alcanza proporciones industriales.
Pero la ventaja se tornó en favor de los adversarios de Obama: éstos últimos son receptores de las donaciones provenientes de grupos que favorecen a los conservadores que no revelan generalmente el origen de sus fondos.
"Observamos mayores gastos por parte de estos grupos, en particular del lado republicano", precisó Anthony Corrado, especialista en financiamiento de campañas del centro de reflexión Brookings.
Sobre el origen de esos fondos, Corrado citó a entidades tales como la Cámara de Comercio o las compañías aseguradoras, en desacuerdo con la reforma de la cobertura de salud adoptada por el Congreso en marzo y que los republicanos han prometido derogar.
El flujo de dinero también beneficia a los demócratas, que anunciaron una recaudación récord de 16 millones de dólares en el mes de septiembre. Así como en la campaña de 2008, los donantes pequeños que permitieron alcanzar la victoria a Obama, comenzaron a realizar sus aportes al acercarse el 2 de noviembre.
"Nuestros partidarios miran ahora hacia la elección (...) y comprenden qué es lo que está en juego", explicó Brad Woodhouse, portavoz del Partido demócrata.
Las empresas privadas no podían anteriormente hacer uso directo de su tesorería para financiar la publicidad electoral a favor o en contra de un candidato. Solamente podían financiar sus actividades secundarias, como la campaña para la inscripción en los padrones electorales.
Los fondos también pueden ser desbloqueados a través de un "comité de acción política" (PAC), una asociación especialmente creada para ese fin. Al ser levantados los límites de financiación, aparecieron los "super-PAC", que pueden recaudar en lo sucesivo una cantidad ilimitada de donaciones.
Uno de ellos, el American Crossroads, recaudó más de 30 millones de dólares desde su creación en marzo. Este movimiento conservador se concentra principalmente en las elecciones senaturiales, en una docena de Estados donde los republicanos vienen con viento en popa.
El director de comunicación del grupo, Jonathan Collegio, reconoce que American Crossroads ha recibido fondos de parte de empresas, pero no citó sus nombres. "Pero esto no es el motor principal", precisó, citando a una "oposición unificada" contra Obama.
En los meses que siguieron a la decisión de la Corte Suprema, los demócratas en el Congreso intentaron reformar el sistema de financiamiento de las campañas electorales. Pero ese texto chocó con la oposición republicana en el Senado.
Según el 'Center for responsive politics', organización que sigue el financiamiento de los partidos, 3.400 millones de dólares ya han sido gastados para los comicios legislativos del 2 de noviembre, contra 2.800 millones que fueron empleados para la elección anterior de medio mandato, en 2006.
En enero, la Corte Suprema puso fin a los límites al financiamiento de las campañas electorales nacionales para empresas, grupos de interés o sindicatos, una revolución para el derecho estadounidense que reglamentó estas donaciones desde la década de 1940.
Este giro podría haber pasado inadvertido en un país donde el dinero y la libertad de expresión son valores dominantes y donde la publicidad electoral alcanza proporciones industriales.
Pero la ventaja se tornó en favor de los adversarios de Obama: éstos últimos son receptores de las donaciones provenientes de grupos que favorecen a los conservadores que no revelan generalmente el origen de sus fondos.
"Observamos mayores gastos por parte de estos grupos, en particular del lado republicano", precisó Anthony Corrado, especialista en financiamiento de campañas del centro de reflexión Brookings.
Sobre el origen de esos fondos, Corrado citó a entidades tales como la Cámara de Comercio o las compañías aseguradoras, en desacuerdo con la reforma de la cobertura de salud adoptada por el Congreso en marzo y que los republicanos han prometido derogar.
El flujo de dinero también beneficia a los demócratas, que anunciaron una recaudación récord de 16 millones de dólares en el mes de septiembre. Así como en la campaña de 2008, los donantes pequeños que permitieron alcanzar la victoria a Obama, comenzaron a realizar sus aportes al acercarse el 2 de noviembre.
"Nuestros partidarios miran ahora hacia la elección (...) y comprenden qué es lo que está en juego", explicó Brad Woodhouse, portavoz del Partido demócrata.
Las empresas privadas no podían anteriormente hacer uso directo de su tesorería para financiar la publicidad electoral a favor o en contra de un candidato. Solamente podían financiar sus actividades secundarias, como la campaña para la inscripción en los padrones electorales.
Los fondos también pueden ser desbloqueados a través de un "comité de acción política" (PAC), una asociación especialmente creada para ese fin. Al ser levantados los límites de financiación, aparecieron los "super-PAC", que pueden recaudar en lo sucesivo una cantidad ilimitada de donaciones.
Uno de ellos, el American Crossroads, recaudó más de 30 millones de dólares desde su creación en marzo. Este movimiento conservador se concentra principalmente en las elecciones senaturiales, en una docena de Estados donde los republicanos vienen con viento en popa.
El director de comunicación del grupo, Jonathan Collegio, reconoce que American Crossroads ha recibido fondos de parte de empresas, pero no citó sus nombres. "Pero esto no es el motor principal", precisó, citando a una "oposición unificada" contra Obama.
En los meses que siguieron a la decisión de la Corte Suprema, los demócratas en el Congreso intentaron reformar el sistema de financiamiento de las campañas electorales. Pero ese texto chocó con la oposición republicana en el Senado.
