El 061 tuvo que atender a 70 personas con cuadros de crisis de ansiedad, síntomas de aplastamiento y contusiones. Del grueso, 20 eran las más graves y sólo nueve tuvieron que ser trasladadas al hospital civil. Todavía ayer tarde quedaba ingresada una joven, de 49 años, que sufría contusiones en los costados. Por el clínico también tuvieron que pasar cuatro agentes de la Policía Nacional que se vieron arrollados por la avalancha, cayendo por la escalera.
Bussra y Zohra murieron prácticamente en el acto, aplastadas y asfixiadas. La triste economía que hace subsistir a miles de porteadores mostraba la cruda realidad: mientras los cadáveres de ambas mujeres estaban tendidos en el suelo, al lado de decenas de heridas, los compatriotas seguían corriendo, pasando por encima de los cuerpos con el único objetivo de llegar al otro lado. “Ha sido dantesco, estaban en el suelo, siendo aplastados, y la gente corría para llegar a Marruecos. Nosotros hemos trabajado expuestos al peligro porque mientras atendíamos a los heridos la gente pasaba y nos empujaba”. Quien habla es una de las sanitarias que ayer se desplazaba al Tarajal. Lo hacía cinco minutos después de que a las 11:30 horas y 3 segundos se recibiera en la central del 061 el aviso de la Policía Nacional que alertaba de la presencia de dos mujeres graves. En el camino ya conocían que ambas no respondían y que probablemente estuvieran muertas. Cuatro ambulancias y todo el 061 al completo intervinieron en la zona. Iban y venían, haciendo traslados continuados. “Teníamos que volver cuanto antes para atender a los afectados”, añadía in situ un sanitario. Así hasta 70 atenciones. Ya a las 8:45 horas de esa misma mañana habían atendido a un hombre politraumatizado que, motu propio, regresó a Marruecos.
Bussra y Zohra murieron prácticamente en el acto, aplastadas y asfixiadas. La triste economía que hace subsistir a miles de porteadores mostraba la cruda realidad: mientras los cadáveres de ambas mujeres estaban tendidos en el suelo, al lado de decenas de heridas, los compatriotas seguían corriendo, pasando por encima de los cuerpos con el único objetivo de llegar al otro lado. “Ha sido dantesco, estaban en el suelo, siendo aplastados, y la gente corría para llegar a Marruecos. Nosotros hemos trabajado expuestos al peligro porque mientras atendíamos a los heridos la gente pasaba y nos empujaba”. Quien habla es una de las sanitarias que ayer se desplazaba al Tarajal. Lo hacía cinco minutos después de que a las 11:30 horas y 3 segundos se recibiera en la central del 061 el aviso de la Policía Nacional que alertaba de la presencia de dos mujeres graves. En el camino ya conocían que ambas no respondían y que probablemente estuvieran muertas. Cuatro ambulancias y todo el 061 al completo intervinieron en la zona. Iban y venían, haciendo traslados continuados. “Teníamos que volver cuanto antes para atender a los afectados”, añadía in situ un sanitario. Así hasta 70 atenciones. Ya a las 8:45 horas de esa misma mañana habían atendido a un hombre politraumatizado que, motu propio, regresó a Marruecos.