Sede de los servicios secretos británicos
En virtud de aquel pacto, del que informa este viernes el diario The Guardian, los dos países no sólo acordaron intercambiar datos interceptados, descifrados y traducidos de idiomas extranjeros, sino que se comprometieron también a adquirir equipos y documentos relacionados con el espionaje.
Un pasaje del documento en cuestión establece que "no podrá revelarse su existencia" a terceras partes, algo que ahora ha sido posible gracias a la legislación británica sobre libertad de información.
Aquel acuerdo inicial entre EEUU y Gran Bretaña fue ampliado posteriormente a otros países del área anglosajona como Canadá, en 1948, y Australia y Nueva Zelanda, en 1956.
EEUU se mostró reacio en un principio a incluir a países de la Commonwealth como socios plenos y en algunas ocasiones impidió que se compartiera con ellos ciertos datos de los servicios de inteligencia, señala The Guardian.
Pero esas restricciones de información afectaron también al propio Reino Unido, y así en agosto de 1973 el presidente de EEUU Richard Nixon, irritado por la política pro-europea del premier británico Edward Heath, ordenó a su servicio de inteligencia que dejara de pasarles datos a los británicos.
Un pasaje del documento en cuestión establece que "no podrá revelarse su existencia" a terceras partes, algo que ahora ha sido posible gracias a la legislación británica sobre libertad de información.
Evitar la captura por el enemigo
También se señala en él que a ningún individuo que esté al tanto de la existencia de esos métodos de espionaje se le encomendarán "empresas arriesgadas que pudieran facilitar su captura por el enemigo o por una tercera parte". El hallazgo ha sido posible gracias a la legislación británica sobre libertad de información
Según un portavoz de la central del espionaje británico, "el acuerdo UKUSA de 1946 sentó las bases de la cooperación entre los dos países durante la Guerra Fría y sigue siendo esencial para mantener al Reino Unido libre de las amenazas actuales". Aquel acuerdo inicial entre EEUU y Gran Bretaña fue ampliado posteriormente a otros países del área anglosajona como Canadá, en 1948, y Australia y Nueva Zelanda, en 1956.
EEUU se mostró reacio en un principio a incluir a países de la Commonwealth como socios plenos y en algunas ocasiones impidió que se compartiera con ellos ciertos datos de los servicios de inteligencia, señala The Guardian.
Pero esas restricciones de información afectaron también al propio Reino Unido, y así en agosto de 1973 el presidente de EEUU Richard Nixon, irritado por la política pro-europea del premier británico Edward Heath, ordenó a su servicio de inteligencia que dejara de pasarles datos a los británicos.