"Esta novela es un antídoto contra la melancolía. Es una forma de mirar al pasado no quejumbrosa ni pesarosa, no lamentando lo que se ha perdido, sino celebrando lo que se ha vivido", destaca el autor en entrevista con dpa en un hotel de Madrid.
Los deseos de los protagonistas de esta nueva obra, que Mendicutti sitúa de nuevo en Andalucía, su tierra natal, tienen mucho de "autobiográficos", aunque no siempre en sentido estricto. "Algunos sí lo son, pero no voy a decir cuáles", apunta entre risas.
"Malandar" (Tusquets) se sitúa en el franquismo tardío y hace guiños sutiles a la opresión de la dictadura y a la influencia de la Iglesia católica en el despertar sentimental y sexual de un niño.
Uno de los temas centrales de la novela es la libertad, que su protagonista asume "con una naturalidad asombrosa". "No es un niño que descubre cosas de sí mismo que le atormentan. Incluso cuando su madre le dice que es pecado, él dice 'qué vamos a hacer'. Que le guste otro chico no es un problema", explica el autor.
Mendicutti (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1948) reconoce que, como el personaje central de "Malandar", él mismo vivió siempre su homosexualidad "con naturalidad y tranquilidad".
"Ahora se están publicando muchas novelas sobre el descubrimiento de la homosexualidad llenas de torturas, tormentos y experiencias duras. Yo lo viví con mucha tranquilidad (...) A veces me da apuro decirlo porque sé que mucha gente lo ha pasado muy mal", reflexiona.
El autor considera que "la gran asignatura pendiente de España es ser de verdad un país laico" y alerta de que, pese a que está a la vanguardia en derechos de los gais, "la legislación ha ido mucho más por delante que la sociedad", lo que provoca un desequilibrio peligroso "porque si escarbas, sale el sustrato homófobo", asegura.
El autor de obras como "Los novios búlgaros" o "Furias divinas", protagonizadas por personajes homosexuales y transexuales, no solo se siente cómodo con la etiqueta de "literatura gay", sino que considera que debería englobar todo lo que escriben los autores homosexuales.
"Cuando tú escribes de verdad, desde las tripas y desde tu propia experiencia, ahí está lo que tú eres y tu mirada sobre el mundo. Pasa lo mismo con las mujeres. Si hablamos de 'literatura femenina', no nos referimos a una literatura inferior ni ñoña, sino a una escrita por mujeres desde lo que ellas son, tanto individual como colectivamente. La experiencia de la mujer no la puede escribir igual un hombre. Y aunque un heterosexual escriba una novela de temática homosexual, no la puede escribir igual que un gay", asegura.
Mendicutti reconoce que el movimiento feminista ha sido "un espejo" y un ejemplo para la lucha de los derechos de los gais. "A mí me interesa, además, lo que han significado las mujeres para muchos hombres homosexuales. En muchos casos han sido su único refugio", explica a dpa.
El escritor se considera "feminista", pero se posiciona en contra de la "censura" en el arte que proponen algunos colectivos. "No se puede prohibir 'Lolita', de Nabokov. Yo crecí con censura política y hasta muy tarde no pude leer ciertas cosas. Pensar que ahora pueda pasar lo mismo porque las feministas o los gais quieran prohibir determinadas expresiones artísticas me parece una atrocidad", sentencia.
Otro de los puntos en los que discrepa con una parte del feminismo es en la legalización de la maternidad subrogada, que él defiende al entender que se debe "respetar el derecho de la mujer a decidir".
"Me parece increíble que en el siglo XXI haya una mujer que se considere autorizada para decirle a otra lo que debe decidir sobre su propio cuerpo. Las mujeres no son tontas ni hay que tutelarlas", asegura el escritor. "Ocurre lo mismo con la prostitución. El problema es cuando esa decisión no la tomas tú y la toma otra persona por ti. Eso es contra lo que hay que luchar", añade.
Mendicutti, quien no se siente seducido por las redes sociales en esta sociedad hiperconectada, prefiere la comunicación cara a cara y el papel. Pero no es de los que se enfrenta a una página en blanco sin una historia ya esbozada en su cabeza, título incluido.
En su anterior novela, "Furias divinas", miró a su alrededor y echó mano de la "teatralización de la política" que observa actualmente en España para llevarla a sus páginas con tono sarcástico. En debate, advierte, es sin embargo serio.
"La política se ha vuelto algo poco reflexivo. Y eso se está imponiendo a la política de las ideas", lamenta.
Entre los políticos españoles, elegiría como protagonista de una de sus novelas a Miquel Iceta, secretario general del Partido Socialista de Cataluña (PSC), a quien considera "un hombre con cabeza y que se permite cosas que no se permiten otros políticos". Como bailar en un mitin. Y como político se queda con el líder socialista Pedro Sánchez y con Gaspar Llamazares, ex responsable de Izquierda Unida (IU).
Respecto a los llamados nuevos partidos en España, el liberal Ciudadanos y el izquierdista Podemos, admite que tiene sus "reservas". "Económicamente, Ciudadanos es de derechas. Y socialmente tiene cosas... que bueno. Es peligrosísimo", sentencia.
Los deseos de los protagonistas de esta nueva obra, que Mendicutti sitúa de nuevo en Andalucía, su tierra natal, tienen mucho de "autobiográficos", aunque no siempre en sentido estricto. "Algunos sí lo son, pero no voy a decir cuáles", apunta entre risas.
"Malandar" (Tusquets) se sitúa en el franquismo tardío y hace guiños sutiles a la opresión de la dictadura y a la influencia de la Iglesia católica en el despertar sentimental y sexual de un niño.
Uno de los temas centrales de la novela es la libertad, que su protagonista asume "con una naturalidad asombrosa". "No es un niño que descubre cosas de sí mismo que le atormentan. Incluso cuando su madre le dice que es pecado, él dice 'qué vamos a hacer'. Que le guste otro chico no es un problema", explica el autor.
Mendicutti (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1948) reconoce que, como el personaje central de "Malandar", él mismo vivió siempre su homosexualidad "con naturalidad y tranquilidad".
"Ahora se están publicando muchas novelas sobre el descubrimiento de la homosexualidad llenas de torturas, tormentos y experiencias duras. Yo lo viví con mucha tranquilidad (...) A veces me da apuro decirlo porque sé que mucha gente lo ha pasado muy mal", reflexiona.
El autor considera que "la gran asignatura pendiente de España es ser de verdad un país laico" y alerta de que, pese a que está a la vanguardia en derechos de los gais, "la legislación ha ido mucho más por delante que la sociedad", lo que provoca un desequilibrio peligroso "porque si escarbas, sale el sustrato homófobo", asegura.
El autor de obras como "Los novios búlgaros" o "Furias divinas", protagonizadas por personajes homosexuales y transexuales, no solo se siente cómodo con la etiqueta de "literatura gay", sino que considera que debería englobar todo lo que escriben los autores homosexuales.
"Cuando tú escribes de verdad, desde las tripas y desde tu propia experiencia, ahí está lo que tú eres y tu mirada sobre el mundo. Pasa lo mismo con las mujeres. Si hablamos de 'literatura femenina', no nos referimos a una literatura inferior ni ñoña, sino a una escrita por mujeres desde lo que ellas son, tanto individual como colectivamente. La experiencia de la mujer no la puede escribir igual un hombre. Y aunque un heterosexual escriba una novela de temática homosexual, no la puede escribir igual que un gay", asegura.
Mendicutti reconoce que el movimiento feminista ha sido "un espejo" y un ejemplo para la lucha de los derechos de los gais. "A mí me interesa, además, lo que han significado las mujeres para muchos hombres homosexuales. En muchos casos han sido su único refugio", explica a dpa.
El escritor se considera "feminista", pero se posiciona en contra de la "censura" en el arte que proponen algunos colectivos. "No se puede prohibir 'Lolita', de Nabokov. Yo crecí con censura política y hasta muy tarde no pude leer ciertas cosas. Pensar que ahora pueda pasar lo mismo porque las feministas o los gais quieran prohibir determinadas expresiones artísticas me parece una atrocidad", sentencia.
Otro de los puntos en los que discrepa con una parte del feminismo es en la legalización de la maternidad subrogada, que él defiende al entender que se debe "respetar el derecho de la mujer a decidir".
"Me parece increíble que en el siglo XXI haya una mujer que se considere autorizada para decirle a otra lo que debe decidir sobre su propio cuerpo. Las mujeres no son tontas ni hay que tutelarlas", asegura el escritor. "Ocurre lo mismo con la prostitución. El problema es cuando esa decisión no la tomas tú y la toma otra persona por ti. Eso es contra lo que hay que luchar", añade.
Mendicutti, quien no se siente seducido por las redes sociales en esta sociedad hiperconectada, prefiere la comunicación cara a cara y el papel. Pero no es de los que se enfrenta a una página en blanco sin una historia ya esbozada en su cabeza, título incluido.
En su anterior novela, "Furias divinas", miró a su alrededor y echó mano de la "teatralización de la política" que observa actualmente en España para llevarla a sus páginas con tono sarcástico. En debate, advierte, es sin embargo serio.
"La política se ha vuelto algo poco reflexivo. Y eso se está imponiendo a la política de las ideas", lamenta.
Entre los políticos españoles, elegiría como protagonista de una de sus novelas a Miquel Iceta, secretario general del Partido Socialista de Cataluña (PSC), a quien considera "un hombre con cabeza y que se permite cosas que no se permiten otros políticos". Como bailar en un mitin. Y como político se queda con el líder socialista Pedro Sánchez y con Gaspar Llamazares, ex responsable de Izquierda Unida (IU).
Respecto a los llamados nuevos partidos en España, el liberal Ciudadanos y el izquierdista Podemos, admite que tiene sus "reservas". "Económicamente, Ciudadanos es de derechas. Y socialmente tiene cosas... que bueno. Es peligrosísimo", sentencia.