El objetivo, según Nasr, es poner en marcha una "estrategia de tres años" para atraer de nuevo la inversión, estimular la producción industrial y el empleo.
Egipto tiene cerca del 30% de la población viviendo bajo el umbral de pobreza y un deuda equivalente al 100% del Producto Interior Bruto (PIB).
Además medidas como la supresión de subvenciones y una inflación del 14% están provocando protestas, en un país donde los dos últimos presidentes, Hosni Moubarak y su sucesor islamista Mohamed Morsi, fueron derrocados.
"Una vez que las reformas estén en marcha habrá un impacto positivo económico y social", dijo Nasr, "en particular a medio y largo plazo".
El pasado 11 de noviembre el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordó a Egipto un préstamo de 12.000 millones de dólares en tres años.
El país también recibirá el primer tramo de un préstamo del Banco Mundial de mil millones de dólares, otro de 1.500 millones del Banco Africano de Desarrollo y otro de 800 millones de la Unión Europea, que todavía se está negociando.
El objetivo, según Sahar Nasr, es "mejorar el nivel de vida de los egipcios" y llegar a un crecimiento del 6% en 2018, comparado con el 3,5% del primer semestre de 2016.
Los tres "pilares" de la reforma son atraer al sector privado, limitar las subvenciones públicas (un 7,9% del gasto público) y poner en marcha una reforma para estabilizar su moneda.
El 3 de noviembre Egipto decidió dejar fluctuar su moneda y la tasa fija de 8,8 libras por dólar subió la semana pasada hasta 18 libras.
Egipto tiene cerca del 30% de la población viviendo bajo el umbral de pobreza y un deuda equivalente al 100% del Producto Interior Bruto (PIB).
Además medidas como la supresión de subvenciones y una inflación del 14% están provocando protestas, en un país donde los dos últimos presidentes, Hosni Moubarak y su sucesor islamista Mohamed Morsi, fueron derrocados.
"Una vez que las reformas estén en marcha habrá un impacto positivo económico y social", dijo Nasr, "en particular a medio y largo plazo".
El pasado 11 de noviembre el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordó a Egipto un préstamo de 12.000 millones de dólares en tres años.
El país también recibirá el primer tramo de un préstamo del Banco Mundial de mil millones de dólares, otro de 1.500 millones del Banco Africano de Desarrollo y otro de 800 millones de la Unión Europea, que todavía se está negociando.
El objetivo, según Sahar Nasr, es "mejorar el nivel de vida de los egipcios" y llegar a un crecimiento del 6% en 2018, comparado con el 3,5% del primer semestre de 2016.
Los tres "pilares" de la reforma son atraer al sector privado, limitar las subvenciones públicas (un 7,9% del gasto público) y poner en marcha una reforma para estabilizar su moneda.
El 3 de noviembre Egipto decidió dejar fluctuar su moneda y la tasa fija de 8,8 libras por dólar subió la semana pasada hasta 18 libras.