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Política
El caso del joven comerciante ambulante tunecino, que murió a principios de enero tras quemarse a lo bonzo el 17 de diciembre, fue seguido por otros nueve actos similares: un muerto y dos heridos en Egipto, cinco heridos en Argelia y un herido en Mauritania.
El martes, un abogado de unos 40 años intentó quitarse la vida al incendiarse ante la sede del gobierno en el Cairo, mientras en Alejandría (norte) un desempleado de 25 años, presentado como deficiente mental por las autoridades, murió en el hospital a causa de sus quemaduras.
El índice de referencia de la bolsa de El Cairo retrocedió este martes 3,1%, ya que algunos operadores temen que la situación en Túnez pueda afectar a Egipto.
Para Amr Hamzawi, del centro para Medio Oriente de la fundación estadounidense Carnegie, basado en Beirut, estas inmolaciones reflejan la "total desesperación" de gran parte de las poblaciones árabes y la incapacidad de aportar una respuesta a ella por parte de los regímenes autoritarios implantados en estos países.
Estos actos están "claramente inspirados por los acontecimientos de Túnez", donde el suicidio de Mohamad Buazizi, de 26 años, desencadenó la rebelión que forzó el pasado viernes al presidente Zine El Abidine Ben Alí a huir del país, añade.
"Ya hubo casos de suicidios motivados por protestas en Egipto, pero es la primera vez que se asiste a intentos a lo bonzo", destaca por su lado el politólogo egipcio Amr al-Chobaki, del centro de estudios Al Ahram.
Para Hefny Kedri, profesor de psicología política de la universidad Ain Shams de El Cairo, estos intentos de suicidio mediante el fuego son un mensaje de desesperación dirigido a las autoridades, en una región donde la vida política y social no ofrece demasiadas posibilidades para expresar el descontento.
"No hay diferencia entre un suicidio por ahogamiento o un suicidio a lo bonzo, pero éste contiene un mensaje para el poder que quiere decir: "protesto". Eso es lo importante desde el punto de vista psicológico", afirma.
La situación en Túnez debería convertirse en el eje de una cumbre económica de líderes de la Liga Árabe el miércoles en Sharm el-Sheij (Egipto), en medio de temores de persistente inestabilidad en ese país y de un contagio de las protestas a los vecinos.
Varios países de esta región padecen males comparables a los de Túnez, en particular en el plano social, con una fuerte tasa de desempleo y recientes alzas de los productos de primera necesidad, que generaron múltiples manifestaciones.
"Los países se desintegran, los pueblos se sublevan, (...) y los ciudadanos árabes se preguntan: ¿acaso los actuales regímenes árabes pueden hacer frente a esos desafíos de forma eficaz?", admitió el jefe de la diplomacia de Kuwait, Mohamad al Sabá, durante los trabajos preparatorios de la cumbre.
El secretario general de la Liga Arabe Amr Musa exhortó por su lado a los 22 miembros de la organización a "aprender de la lección tunecina" para hacer frente a los desafíos sociales y económicos.
El martes, un abogado de unos 40 años intentó quitarse la vida al incendiarse ante la sede del gobierno en el Cairo, mientras en Alejandría (norte) un desempleado de 25 años, presentado como deficiente mental por las autoridades, murió en el hospital a causa de sus quemaduras.
El índice de referencia de la bolsa de El Cairo retrocedió este martes 3,1%, ya que algunos operadores temen que la situación en Túnez pueda afectar a Egipto.
Para Amr Hamzawi, del centro para Medio Oriente de la fundación estadounidense Carnegie, basado en Beirut, estas inmolaciones reflejan la "total desesperación" de gran parte de las poblaciones árabes y la incapacidad de aportar una respuesta a ella por parte de los regímenes autoritarios implantados en estos países.
Estos actos están "claramente inspirados por los acontecimientos de Túnez", donde el suicidio de Mohamad Buazizi, de 26 años, desencadenó la rebelión que forzó el pasado viernes al presidente Zine El Abidine Ben Alí a huir del país, añade.
"Ya hubo casos de suicidios motivados por protestas en Egipto, pero es la primera vez que se asiste a intentos a lo bonzo", destaca por su lado el politólogo egipcio Amr al-Chobaki, del centro de estudios Al Ahram.
Para Hefny Kedri, profesor de psicología política de la universidad Ain Shams de El Cairo, estos intentos de suicidio mediante el fuego son un mensaje de desesperación dirigido a las autoridades, en una región donde la vida política y social no ofrece demasiadas posibilidades para expresar el descontento.
"No hay diferencia entre un suicidio por ahogamiento o un suicidio a lo bonzo, pero éste contiene un mensaje para el poder que quiere decir: "protesto". Eso es lo importante desde el punto de vista psicológico", afirma.
La situación en Túnez debería convertirse en el eje de una cumbre económica de líderes de la Liga Árabe el miércoles en Sharm el-Sheij (Egipto), en medio de temores de persistente inestabilidad en ese país y de un contagio de las protestas a los vecinos.
Varios países de esta región padecen males comparables a los de Túnez, en particular en el plano social, con una fuerte tasa de desempleo y recientes alzas de los productos de primera necesidad, que generaron múltiples manifestaciones.
"Los países se desintegran, los pueblos se sublevan, (...) y los ciudadanos árabes se preguntan: ¿acaso los actuales regímenes árabes pueden hacer frente a esos desafíos de forma eficaz?", admitió el jefe de la diplomacia de Kuwait, Mohamad al Sabá, durante los trabajos preparatorios de la cumbre.
El secretario general de la Liga Arabe Amr Musa exhortó por su lado a los 22 miembros de la organización a "aprender de la lección tunecina" para hacer frente a los desafíos sociales y económicos.
