Según informaron el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos y la agencia de noticias estatal Sana, Yaish al Islam, la última milicia rebelde que opera en la zona, accedió hoy a retirarse de Duma en el marco de una cuerdo mediado por negociadores rusos, aliados del Gobierno de Bashar al Assad.
La conquista total por el Ejército sirio de Guta Oriental, uno de los últimos reductos de los opositores desde su toma en 2012, supone una importante victoria para el Gobierno -entre otras cosas por su cercanía a la capital Damasco- y la peor derrota para los rebeldes desde la caída de Alepo en diciembre de 2016.
En las últimas semanas, el Ejército ya había avanzado en el marco de una cruenta ofensiva que dejó 1.600 muertos, según el Observatorio, y miles de desplazados. Pero los rebeldes resistían aún en la ciudad de Duma.
Yaish al Islam acordó sin embargo salir de Duma y trasladarse a la zona norte del país, señaló el Observatorio, que informa desde su central en Londres en base a una red de informadores sobre el terreno. El acuerdo fue facilitado por mediadores rusos, que ya han negociado en otras ocasiones en acuerdos entre las partes del conflicto.
Según la agencia estatal Sana, los rebeldes se trasladarán a Yarablus, en el norte del país haciendo frontera con Turquía. Esa zona está controlada por rebeldes opositores aliados a Turquía.
A este acuerdo con las facciones armadas le habían precedido otros para la retirada de los civiles de Duma. Con la toma de la ciudad, el Gobierno de Al Assad y sus aliados controlan ya casi todas las principales ciudades del país, más de siete años después del inicio de la contienda.
Guta Oriental es además estratégico para el Gobierno, porque los rebeldes amenazaban desde allí la misma capital, disparando granadas contra Damasco. Con la caída de Guta, toda la región, a excepción de una parte al sur de la capital, está ahora bajo control de las tropas del Gobierno.
La ofensiva para tomar Guta Oriental se intensificó a mediados de febrero, cuando el Ejército lanzó, junto a la aviación rusa, la ola de ataques más mortífera de la guerra que comenzó en marzo de 2011.
A ello se sumaba el asedio por parte del Gobierno que impedía la entrada de cualquier ayuda, lo que agravó la situación humanitaria: la población vivió semanas sin agua y electricidad, refugiados en los sótanos de las casas para protegerse de los bombardeos. Además llevaban cinco años sometidos a las órdenes de las milicias fundamentalistas.
Ya en la noche del sábado los últimos rebeldes y sus familias habían abandonado una segunda zona en la que hasta ahora seguía habiendo presencia armada en dirección a la provincia de Idlib, en el noroeste, bajo control del Gobierno.
El Ejército declaró después la "liberación" total de Ghuta Oriental, aunque seguían las negociaciones en Duma. Hoy la agencia Sana difundió imágenes de celebraciones de victoria en la región y los soldados izaron la bandera siria, mientras la televisión estatal hablaba en tono heroico de una "victoria contra los terroristas".
Pero además de los rebeldes, también los civiles abandonan la ciudad de Duma: unas 1.300 personas serán trasladadas a otras partes del país, según el Observatorio.
Los medios de la oposición siria informaron que se trata sobre todo de emergencias humanitarias. Ya en las últimas semanas más de 130.000 personas huyeron de la violencia en Guta Oriental, la mayoría a zonas bajo control del Gobierno, donde los campamentos de acogida llevan tiempo desbordados.
Sin embargo, pese al triunfo de las tropas del Gobierno la guerra civil aún no ha finalizado: los rebeldes siguen controlando zonas del norte y sur del país y los analistas se preguntan ahora si el Ejército y sus aliados lanzarán pronto una ofensiva contra esos lugares. Podría dirigirse contra la provincia de Idlib, en el noroeste, o conta la región alrededor de Daraa, en el sur.
Otro foco de conflicto lo representa Turquía, que tras tomar la región kurda de Afrin, en el norte, amenaza con extender su ofensiva contra las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG) en su zona de influencia en el norte y este del país. Ankara las considera terroristas por su vinculación con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) turco.
La conquista total por el Ejército sirio de Guta Oriental, uno de los últimos reductos de los opositores desde su toma en 2012, supone una importante victoria para el Gobierno -entre otras cosas por su cercanía a la capital Damasco- y la peor derrota para los rebeldes desde la caída de Alepo en diciembre de 2016.
En las últimas semanas, el Ejército ya había avanzado en el marco de una cruenta ofensiva que dejó 1.600 muertos, según el Observatorio, y miles de desplazados. Pero los rebeldes resistían aún en la ciudad de Duma.
Yaish al Islam acordó sin embargo salir de Duma y trasladarse a la zona norte del país, señaló el Observatorio, que informa desde su central en Londres en base a una red de informadores sobre el terreno. El acuerdo fue facilitado por mediadores rusos, que ya han negociado en otras ocasiones en acuerdos entre las partes del conflicto.
Según la agencia estatal Sana, los rebeldes se trasladarán a Yarablus, en el norte del país haciendo frontera con Turquía. Esa zona está controlada por rebeldes opositores aliados a Turquía.
A este acuerdo con las facciones armadas le habían precedido otros para la retirada de los civiles de Duma. Con la toma de la ciudad, el Gobierno de Al Assad y sus aliados controlan ya casi todas las principales ciudades del país, más de siete años después del inicio de la contienda.
Guta Oriental es además estratégico para el Gobierno, porque los rebeldes amenazaban desde allí la misma capital, disparando granadas contra Damasco. Con la caída de Guta, toda la región, a excepción de una parte al sur de la capital, está ahora bajo control de las tropas del Gobierno.
La ofensiva para tomar Guta Oriental se intensificó a mediados de febrero, cuando el Ejército lanzó, junto a la aviación rusa, la ola de ataques más mortífera de la guerra que comenzó en marzo de 2011.
A ello se sumaba el asedio por parte del Gobierno que impedía la entrada de cualquier ayuda, lo que agravó la situación humanitaria: la población vivió semanas sin agua y electricidad, refugiados en los sótanos de las casas para protegerse de los bombardeos. Además llevaban cinco años sometidos a las órdenes de las milicias fundamentalistas.
Ya en la noche del sábado los últimos rebeldes y sus familias habían abandonado una segunda zona en la que hasta ahora seguía habiendo presencia armada en dirección a la provincia de Idlib, en el noroeste, bajo control del Gobierno.
El Ejército declaró después la "liberación" total de Ghuta Oriental, aunque seguían las negociaciones en Duma. Hoy la agencia Sana difundió imágenes de celebraciones de victoria en la región y los soldados izaron la bandera siria, mientras la televisión estatal hablaba en tono heroico de una "victoria contra los terroristas".
Pero además de los rebeldes, también los civiles abandonan la ciudad de Duma: unas 1.300 personas serán trasladadas a otras partes del país, según el Observatorio.
Los medios de la oposición siria informaron que se trata sobre todo de emergencias humanitarias. Ya en las últimas semanas más de 130.000 personas huyeron de la violencia en Guta Oriental, la mayoría a zonas bajo control del Gobierno, donde los campamentos de acogida llevan tiempo desbordados.
Sin embargo, pese al triunfo de las tropas del Gobierno la guerra civil aún no ha finalizado: los rebeldes siguen controlando zonas del norte y sur del país y los analistas se preguntan ahora si el Ejército y sus aliados lanzarán pronto una ofensiva contra esos lugares. Podría dirigirse contra la provincia de Idlib, en el noroeste, o conta la región alrededor de Daraa, en el sur.
Otro foco de conflicto lo representa Turquía, que tras tomar la región kurda de Afrin, en el norte, amenaza con extender su ofensiva contra las milicias kurdas Unidades de Protección Popular (YPG) en su zona de influencia en el norte y este del país. Ankara las considera terroristas por su vinculación con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) turco.