Turquía, Irán, Asia Central, el norte de Africa, España, el subcontinente asiático: las quince galerías divididas por zonas geográficas demuestran que "cada región y cultura expresan con fuerza su individualidad artística durante su periodo islámico a pesar de estar unidas por una herencia compartida".
Los objetos exhibidos fueron seleccionados entre los 12.000 que conforman la colección del museo y evocan la excelencia de la cultura islámica en distintas áreas: en ciencia, por ejemplo, a través de un astrolabio del siglo XIII; en arquitectura, con delicadas ventanas de madera con pequeñas perforaciones simétricas de India; en escultura, con unas bellas figuras de estuco de 1,5 metros de altura del siglo XI procedentes de Irán.
En literatura y religión se pueden ver antiguos ejemplares del Corán escritos a mano con hermosa caligrafía y libros sufís del siglo XV procedentes de Irán.
También hay espadas ceremoniales con mango de marfil e incrustaciones de oro, rubíes y plata, exquisitas alfombras de hasta diez metros de largo con diseños geométricos como la célebre "Simonetti" tejida a mano en el siglo XVI y un collar nupcial también de oro procedente de India.
"Creo que estas galerías otorgan una comprensión mucho mejor de la complejidad y la interconexión entre las diferentes culturas con arte islámico", dijo a la AFP una curadora del Metropolitan Museum of Art, Mechthild Baumeister, presente en la pre-apertura el lunes para la prensa.
"Si se piensa sobre el arte en esta galerías, abarcan 13 siglos. Es importante ir hacia atrás en la Historia para entender el desarrollo de una cultura, el desarrollo de un estilo, la interacción entre culturas. Nada existe en forma aislada", agregó.
Una de las joyas de las nuevas galerías -cuya renovación llevó ocho años de trabajos con un costo de 50 millones de dólares- es la sala de recepción de una gran residencia de Damasco del siglo XVIII montada tal cual se encontraba originalmente en la capital siria.
La sala, de piso de mármol con figuras geométricas y coquetos almohadones rojos rodeando parte de su perímetro, tiene las paredes y el techo revestidos de madera con paneles con inscripciones del Corán, arabescos y otras figuras.
"Es uno de los platos fuertes de las galerías", indicó Baumeister, explicando que el traslado de la sala de su anterior posición en otra galería del mismo museo al sector de arte otomano fue uno de los "mayores logros" en materia de logística.
Un patio marroquí recreado en el sector dedicado a "España, el Norte de Africa y el Mediterráneo Occidental" es otro de los diseños que asombran en la galería, ya que uno tiene la sensación de estar en la mismísima Alhambra, el célebre palacio levantado por los sultanes nazaríes en Granada.
Otra de las salas está dedicada a recordar a los primeros coleccionistas estadounidenses de arte islámico que donaron obras al museo, en particular en la primera mitad del siglo XX, y entre los que aparecen la familia Havemeyer, el mayor fabricante de alfombras del mundo Alexander Smith Cochran y el célebre financiero JP Morgan.
Los objetos exhibidos fueron seleccionados entre los 12.000 que conforman la colección del museo y evocan la excelencia de la cultura islámica en distintas áreas: en ciencia, por ejemplo, a través de un astrolabio del siglo XIII; en arquitectura, con delicadas ventanas de madera con pequeñas perforaciones simétricas de India; en escultura, con unas bellas figuras de estuco de 1,5 metros de altura del siglo XI procedentes de Irán.
En literatura y religión se pueden ver antiguos ejemplares del Corán escritos a mano con hermosa caligrafía y libros sufís del siglo XV procedentes de Irán.
También hay espadas ceremoniales con mango de marfil e incrustaciones de oro, rubíes y plata, exquisitas alfombras de hasta diez metros de largo con diseños geométricos como la célebre "Simonetti" tejida a mano en el siglo XVI y un collar nupcial también de oro procedente de India.
"Creo que estas galerías otorgan una comprensión mucho mejor de la complejidad y la interconexión entre las diferentes culturas con arte islámico", dijo a la AFP una curadora del Metropolitan Museum of Art, Mechthild Baumeister, presente en la pre-apertura el lunes para la prensa.
"Si se piensa sobre el arte en esta galerías, abarcan 13 siglos. Es importante ir hacia atrás en la Historia para entender el desarrollo de una cultura, el desarrollo de un estilo, la interacción entre culturas. Nada existe en forma aislada", agregó.
Una de las joyas de las nuevas galerías -cuya renovación llevó ocho años de trabajos con un costo de 50 millones de dólares- es la sala de recepción de una gran residencia de Damasco del siglo XVIII montada tal cual se encontraba originalmente en la capital siria.
La sala, de piso de mármol con figuras geométricas y coquetos almohadones rojos rodeando parte de su perímetro, tiene las paredes y el techo revestidos de madera con paneles con inscripciones del Corán, arabescos y otras figuras.
"Es uno de los platos fuertes de las galerías", indicó Baumeister, explicando que el traslado de la sala de su anterior posición en otra galería del mismo museo al sector de arte otomano fue uno de los "mayores logros" en materia de logística.
Un patio marroquí recreado en el sector dedicado a "España, el Norte de Africa y el Mediterráneo Occidental" es otro de los diseños que asombran en la galería, ya que uno tiene la sensación de estar en la mismísima Alhambra, el célebre palacio levantado por los sultanes nazaríes en Granada.
Otra de las salas está dedicada a recordar a los primeros coleccionistas estadounidenses de arte islámico que donaron obras al museo, en particular en la primera mitad del siglo XX, y entre los que aparecen la familia Havemeyer, el mayor fabricante de alfombras del mundo Alexander Smith Cochran y el célebre financiero JP Morgan.