Su historia, en cualquier caso, llega siempre con retraso a Barcelona. De entrada, desde que Beethoven la compuso hasta que se estrenó por primera vez en el Gran Teatre del Liceu tuvieron que pasar 106 años Pero hay más: el montaje que se verá a partir de mañana en Barcelona fue concebido hace nueve años por la Metropolitan Opera House de Nueva York.
¿Se mantiene vigente? El director de escena, el alemán Jürgen Flimm, se ha traído la acción desde principios del siglo XIX (la ópera fue compuesta entre 1804 y 1814) hasta nuestros días, y no sólo por el vestuario contemporáneo que lucen los cantantes, sino también por su gestualidad. "Sí, está de actualidad – dice Flimm –; no queríamos explicar la historia de una manera abstracta, en un metanivel, sino explicarla tal como era, de una manera muy realista, porque hoy aún tenemos guantánamos, y el asunto de la opresión es recurrente". Flimm explica que esta historia es como una película de Costa Gavras, cercana al destino de las personas. "Pretende despertar la compasión y el miedo en el público, que participa del destino de Florestán y la proeza de Leonore/ Fidelio. Esta es una gran mujer del escenario, todo el tiempo bailando sobre el filo de una navaja; la historia de la humanidad está llena de mujeres como esta".
Serán nueve las representaciones, con una duración de tres horas, en las que se alternarán dos repartos "magníficos". Karita Mattila (Leonore/ Fidelio), Anders Larsson (Don Fernando), Terje Stensvold (el tirano Don Pizarro) o Clifton Forbis (Florestán)..., la mayoría de ellos debutantes en un montaje operístico del Liceu.
Hace 25 años que Fidelio no se representa en el Liceu. Aquellos eran otros tiempos: no se programaban más de tres sesiones. El público ha cambiado mucho desde entonces, opina el director artístico, Joan Matabosch. Ahora ya se atreve con la ópera de Beethoven.
Quienes acudan a la cita se toparán con todo el entusiasmo que era capaz de imprimir Beethoven en su obra. La ópera arranca como una pieza de cámara para luego llegar a un punto álgido con el cuarteto de Fidelio. "Es interesante el despertar que se produce en el público. Y me cuesta mantener a raya la orquesta; se entusiasma", confiesa el también alemán Sebastian Weigle, su director musical.
El montaje no es exactamente el mismo que se estrenó en Nueva York en el 2000. Se ha refrescado. Algunos personajes han evolucionado, se han vuelto más complejos. Por ejemplo, el gobernador Pizarro se ha redibujado para hacerlo aparecer como un personaje rotundamente triunfador, mientras que la relación entre Leonore y Marzelline (la hija del carcelero, enamorada de Fidelio sin saber que es una mujer) se vuelve más íntima: Leonore la necesita.
Flimm admitió que en algún momento llegó a temer que el montaje quedara obsoleto. "Pero, la verdad, la oportunidad de venir a Barcelona nos demuestra que este Fidelio conserva una vitalidad y una vigencia arrolladoras", sentencia.
La versión que verá el público barcelonés hasta el día 2 de junio (aún quedan entradas) es una de las muchas que concibió Beethoven, a quien le costó dar la obra por terminada. En cualquier caso, Fidelio rescatará de nuevo a su marido de la cárcel, como viene haciendo en el Gran Teatre, de manera intermitente, desde 1921. "¡Nunca habrá bastantes voces reunidas para cantar a la mujer que salva a su esposo!", concluirá el coro.
¿Se mantiene vigente? El director de escena, el alemán Jürgen Flimm, se ha traído la acción desde principios del siglo XIX (la ópera fue compuesta entre 1804 y 1814) hasta nuestros días, y no sólo por el vestuario contemporáneo que lucen los cantantes, sino también por su gestualidad. "Sí, está de actualidad – dice Flimm –; no queríamos explicar la historia de una manera abstracta, en un metanivel, sino explicarla tal como era, de una manera muy realista, porque hoy aún tenemos guantánamos, y el asunto de la opresión es recurrente". Flimm explica que esta historia es como una película de Costa Gavras, cercana al destino de las personas. "Pretende despertar la compasión y el miedo en el público, que participa del destino de Florestán y la proeza de Leonore/ Fidelio. Esta es una gran mujer del escenario, todo el tiempo bailando sobre el filo de una navaja; la historia de la humanidad está llena de mujeres como esta".
Serán nueve las representaciones, con una duración de tres horas, en las que se alternarán dos repartos "magníficos". Karita Mattila (Leonore/ Fidelio), Anders Larsson (Don Fernando), Terje Stensvold (el tirano Don Pizarro) o Clifton Forbis (Florestán)..., la mayoría de ellos debutantes en un montaje operístico del Liceu.
Hace 25 años que Fidelio no se representa en el Liceu. Aquellos eran otros tiempos: no se programaban más de tres sesiones. El público ha cambiado mucho desde entonces, opina el director artístico, Joan Matabosch. Ahora ya se atreve con la ópera de Beethoven.
Quienes acudan a la cita se toparán con todo el entusiasmo que era capaz de imprimir Beethoven en su obra. La ópera arranca como una pieza de cámara para luego llegar a un punto álgido con el cuarteto de Fidelio. "Es interesante el despertar que se produce en el público. Y me cuesta mantener a raya la orquesta; se entusiasma", confiesa el también alemán Sebastian Weigle, su director musical.
El montaje no es exactamente el mismo que se estrenó en Nueva York en el 2000. Se ha refrescado. Algunos personajes han evolucionado, se han vuelto más complejos. Por ejemplo, el gobernador Pizarro se ha redibujado para hacerlo aparecer como un personaje rotundamente triunfador, mientras que la relación entre Leonore y Marzelline (la hija del carcelero, enamorada de Fidelio sin saber que es una mujer) se vuelve más íntima: Leonore la necesita.
Flimm admitió que en algún momento llegó a temer que el montaje quedara obsoleto. "Pero, la verdad, la oportunidad de venir a Barcelona nos demuestra que este Fidelio conserva una vitalidad y una vigencia arrolladoras", sentencia.
La versión que verá el público barcelonés hasta el día 2 de junio (aún quedan entradas) es una de las muchas que concibió Beethoven, a quien le costó dar la obra por terminada. En cualquier caso, Fidelio rescatará de nuevo a su marido de la cárcel, como viene haciendo en el Gran Teatre, de manera intermitente, desde 1921. "¡Nunca habrá bastantes voces reunidas para cantar a la mujer que salva a su esposo!", concluirá el coro.