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Acuartelado a día de hoy en Afganistán, el Tercer Grupo tiene a sus espaldas operaciones en Vietnam, la zona del Golfo Pérsico, el Caribe y el oeste del África. Está dotado de casi 1.000 efectivos, 6 aviones y helicópteros, un centenar de vehículos, más de 120 lanzagranadas y hasta 400 artefactos explosivos, según la prensa. Planea enviar al Asia Central un batallón de casi 200 militares. La llegada de los primeros está prevista dentro de un mes.
El Tercer Grupo seguirá conduciendo operaciones en Afganistán pero a un mismo tiempo estará preparado para apoyar programas de adiestramiento militar en Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajstán y Kirguizistán cuando lo requiera el general David Petraeus, jefe del Comando Central de EEUU, anticipó en declaraciones al portal EurasiaNet el teniente Fred Kuebler, portavoz del Comando de Operaciones Especiales de EEUU.
El militar precisó que esta participación implica acción directa, reconocimiento especial, asistencia a fuerzas de seguridad y misiones FID (por la sigla en inglés de "foreign internal defense"), término castrense aplicado para operaciones que las tropas del Estado anfitrión conducen contra los insurgentes con el entrenamiento y otras formas de ayuda por parte de Washington.
Un documento militar publicado en EEUU en 2004 destacaba tres condiciones básicas para implementar misiones FID: existencia o amenaza de desorden interno que ponga en peligro los objetivos estratégicos de EEUU; solicitud de ayuda por parte de la nación amenazada; y su capacidad de usar tal asistencia de forma eficiente.
La iniciativa del Pentágono suscita una serie de interrogantes, entre ellas, qué pedirá a cambio, cuánto tiempo mantendrá sus efectivos en el Asia Central, y si realmente limitará tal misión al entrenamiento, resalta el periódico. Ya se sospecha que el resultado principal de todo ello será el incremento de la influencia estadounidense en la zona.
El hecho de que aún falta la aprobación por parte de los parlamentarios no debe engañar a nadie: las asambleas legislativas en el Asia Central están controladas por los respectivos mandatarios, a quienes Washington siempre sabrá hacer una oferta irresistible.
De momento se desconoce cómo van a reaccionar a ello Rusia y China. Ninguna de las dos quiere que EEUU tenga mayor protagonismo en la zona. Además, la mayoría de los países centroasiáticos son aliados de Rusia en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) que acaba de crear sus propias Fuerzas Colectivas de Reacción Rápida.
El Tercer Grupo seguirá conduciendo operaciones en Afganistán pero a un mismo tiempo estará preparado para apoyar programas de adiestramiento militar en Pakistán, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajstán y Kirguizistán cuando lo requiera el general David Petraeus, jefe del Comando Central de EEUU, anticipó en declaraciones al portal EurasiaNet el teniente Fred Kuebler, portavoz del Comando de Operaciones Especiales de EEUU.
El militar precisó que esta participación implica acción directa, reconocimiento especial, asistencia a fuerzas de seguridad y misiones FID (por la sigla en inglés de "foreign internal defense"), término castrense aplicado para operaciones que las tropas del Estado anfitrión conducen contra los insurgentes con el entrenamiento y otras formas de ayuda por parte de Washington.
Un documento militar publicado en EEUU en 2004 destacaba tres condiciones básicas para implementar misiones FID: existencia o amenaza de desorden interno que ponga en peligro los objetivos estratégicos de EEUU; solicitud de ayuda por parte de la nación amenazada; y su capacidad de usar tal asistencia de forma eficiente.
La iniciativa del Pentágono suscita una serie de interrogantes, entre ellas, qué pedirá a cambio, cuánto tiempo mantendrá sus efectivos en el Asia Central, y si realmente limitará tal misión al entrenamiento, resalta el periódico. Ya se sospecha que el resultado principal de todo ello será el incremento de la influencia estadounidense en la zona.
El hecho de que aún falta la aprobación por parte de los parlamentarios no debe engañar a nadie: las asambleas legislativas en el Asia Central están controladas por los respectivos mandatarios, a quienes Washington siempre sabrá hacer una oferta irresistible.
De momento se desconoce cómo van a reaccionar a ello Rusia y China. Ninguna de las dos quiere que EEUU tenga mayor protagonismo en la zona. Además, la mayoría de los países centroasiáticos son aliados de Rusia en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) que acaba de crear sus propias Fuerzas Colectivas de Reacción Rápida.
