El camino de Damasco


Damasco, la 'ciudadela baasista', mucho tiempo aislada políticamente de Occidente, es visitada por destacadas delegaciones norteamericanas y europeas tras la constitución de la nueva administración del presidente Obama.



El camino de Damasco
El demócrata John Kerry, como jefe de la comisión de asuntos exteriores del Senado; Howard Berman, en tanto que responsable de la comisión de raelaciones exteriores del Congreso; Benjamin Cadin, jefe del subcomité del Terrorismo y delegados de la compañía Boeing conversaron en su moderno palacio en la ladera del monte Qasium, con el Rais Bachar el Assad, que recibirá la próxima semana al enviado especial George Mitchell.

La comisaria de relaciones exteriores de la Union Europea llegó a Damasco para ultimar el acuerdo de asociación con Siria, muchas veces aplazado. En su comunicado reconoció "la actitud positiva de Siria tanto en el establecimiento de relaciones diplomáticas con el Líbano, como en el problema iraquí, las negociaciones indirectas con israel y los esfuerzos hechos durante la guerra para conseguir un alto al fuego en Gaza". ¡Qué lejos de aquel tiempo tan reciente, en que los viajes de Keely o de Carter -que además se entrevistó con el jefe de Hamas, Jaled Meshal-, provocaron las iras del equipo del presidente Bush, que en cierta época tanteaba las posibilidades de derrocar al régimen sirio!.

La consigna era aislar al gobierno de El Assad, condenado por sanciones económicas estadounindenses de la "Syrian Accountability Act", seguida también por otros países como Gran Betaña, cuyo anterior embajador, mi buen amigo Peter Ford, que al final presentó su dimisión al Foreign Office, se lamentaba de que ningún dirigente inglés viajaba a Damasco.

Una de las raras excepciones fue Miguel Ángel Moratinos, a veces criticado por sus visitas. Promediado el pasado verano, el viaje del Rais Assad a París en la firma del acuerdo para la nueva "Unión de países para el Mediterráneo", y después la que efectuó Sarkozy a Damasco, mejoraron sus relaciones bilaterales, perturbadas por el asesinato del ex-primer ministro Rafic el Hariri en Beirut.

Se trata, como dice El Assad, de "señales positivas de los EE.UU., aunque hemos aprendido a ser cautos hasta que no haya nada en concreto". Algunos indicios de buena voluntad son la reparación de dos aviones Boeing, la suavización de las sanciones respecto al congelamiento de haberes sirios en los EE.UU., y por parte del gobierno de Damasco, la decisión de reabrir el instituto estadounidense de la capital, clausurado tras el bombardeo norteamericano de la localidad de Abu Kamal en la frontera de Iraq, el pasado octubre.

El Assad ha prometido la reanudación de la eficaz cooperación de seguridad con los EE.UU., una vez se normalicen sus relaciones diplomáticas. Según un exjefe de la CIA, siempre había colaborado en el desmantelamiento de las celulas de Al Qaida, hasta la invasión estadounidense de Iraq. En el agradable barrio de Abu Rumane, con sus bien construidas casas y villas de la época del mandato francés, la embajada de los EE.UU. es una inexpugnable fortificación. Desde el invierno del 2005, a raíz del atentado contra El Hariri, el puesto del embajador está vacante, porque los dirigentes de la Casa Blanca consideraron que el régimen de Damasco estaba, de alguna manera, implicado en su muerte, que deberá ser investigada por un tribunal internacional constituido exprofeso en La Haya y que pronto tendrá que empezar su dificilísima labor.

Pero con la nueva administración, ha surgido el interés de entablar un diálogo, no sólo con Irán sino tambien con Siria, sobre los conflictos del Oriente Medio. Es un hecho que el régimen del Baas, autoritario y pragmático, sigue siendo garantía de estabilidad en Siria y en la región.

La alternativa de un gobierno encabezado por los "Hermanos Musulmanes", aplastados en 1982 por Hafez El assad, al intentar rebelarse contra su régimen, que firmaron un acuerdo con otros partidos de la oposición, sería muy arriesgada. En estos días, otra importante delegación, esta vez de los saudíes, se ha entrevistado con Assad con el propósito de mejorar su relaciones bilaterales, perjudicadas, también, por el asesinato del primer ministro libanés.

Aspira a la reconciliación entre los árabes, más desunidos tras la guerra de Gaza. Mientras Siria apoyaba a Hamas, Arabia Saudí, Egipto y Jordania, aliados de los EE.UU., se decantaron en favor de la maltrecha y polémica 'Autoridad Nacional Palestina' de Mahmud Abbas.

Todos los caminos, los caminos de la paz, pasan por Damasco, "corazón de los árabes", como alardean sus gobernantes. El diálogo con Siria, que nunca hay que dejar al margen de las negociaciones diplomáticas, puede influir en una mejoría de la situación en Iraq, en El Líbano, en los terrritorios palestinos ocupados, y en la suerte de los interrumpidos contactos con Israel a través de la importante mediación de Turquía.

Todos los temas del Oriente Medio están cada vez más imbricados. En el edificio del 'Baas' ,sede del ministerio de Información, y del periódico oficial del régimen, su redactor jefe, Elias Murad, me comentaba con ojos socarrones que en Beirut habían abierto una embajada pero que aún el embajador no había tomado posesión de su cargo, y que la embajada de los EE.UU. en Damasco todavia no contaba con su titular.

En el complicado Oriente, el envío de un embajador norteamericano a Siria, y de otro sirio al Líbano, puede estar relacionado.
Martes, 24 de Febrero 2009
Tomás Alcoverro, La Vanguardia, Barcelona, España
           


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