"El cine es motor del cambio social en Marruecos"


MADRID. - "El artista en Marruecos se ha convertido en el motor de la sociedad. Somos la locomotora del país, estamos acelerando el cambio. El cine es motor del cambio social marroquí". Así de optimista se muestra el director Nourredine Lakhmari respecto al papel del séptimo arte en la compleja transición de este país árabe.



Cartel de la película marroquí Zero
Cartel de la película marroquí Zero

Sus propias películas lo ejemplifican: su última cinta, Zero, narra la historia de un policía que patrulla las calles deCasablanca y de su relación con una joven prostituta y su padre discapacitado. La sorpendente temática -en un país considerado todavía como conservador- puede verse esta tarde (por tres euros) a las 19.00 en la Sala Berlanga  de Madrid dentro del ciclo Después de Tánger. Una mirada ética sobre el movimiento.

Lakhmari participó en la charla que inauguró esta serie de proyecciones en Madrid del cine marroquí más  transgresor. Una oleada de películas, grabadas en los últimos 13 años, que el director compara con el Neorrealismo italiano que llegó tras el fascismo deMussolini. "Los marroquíes tienen necesidad de verse reflejados en pantalla", señala, por eso las nuevas historias hablan de sexo, prostitución o Derechos Humanos, temas que, hasta hace poco, eran tabú. "No trabajamos para la Oficina de Turismo de Marruecos, somos artistas y la calle es libre. El problema, más que la censura, es la autocensura", admite.

Coincide con su opinión Narjiss Nejjar, otra cineasta marroquí que se ha acercado a España para presentar su película y que también participó en el debate. "En Marruecos se puede hablar de todos los temas, porque el cine nos lo permite. Nuestras películas no son censuradas. El país avanza muy de prisa", explica la directora de Los ojos secos. Su film cuenta la historia de un pueblo bereber aislado en las montañas en el que solo viven prostitutas.

Esta cierta apertura se explica por el momento de cambio que se está viviendo en el Reino Alauí. "En Marruecos se respira la misma libertad que en España en los años 80, aunque está claro que todavía falta mucho camino por recorrer", apunta  el periodista Javier Valenzuela. "Es país en transición, pero no se podrá haber verdadero cine hasta que no haya completa libertad, y en ese camino está", señala. Para Luis Planas, exembajador de España este país, es muy positivo comprobar que  "todos los temas se puede abordar en el cine marroquí actual". El diplomático destaca los vínculos que unen ambos Estados, como lo demuestra el hecho de que la serie española El tiempo entre costuras  es ahora mismo la más vista en las televisiones al sur del Estrecho.
El nuevo cine magrebí utiliza el dariya, la lengua coloquial marroquí, en lugar del árabe estandar o el francés. Esta característica, además de la generalización del vídeo, ha supuesto una "democratización" de estas historias transgresoras. "Hay muchos más prejuicios del norte al sur que del sur al norte", critica Valenzuela. Queda, sin embargo, mucho por hacer: por un lado, la escasez de salas de cine en Marruecos  hace complicado que las cintas lleguen al público en su propio país; por otra, es prácticamente imposible ver cine marroquí en España -salvo en iniciativas como este ciclo. Mientras tanto, tímidamente, los films rompen moldes incluso en el mundo árabe. "Cuando exhibí mi película en Dubai, a la gente le chocó mucho", reconoce Lakhmari"eso que muestras no es Marruecos', me dijeron.


Sábado, 11 de Enero 2014
El País, España
           


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