Imagen del film Balada triste de trompeta
La película, la única española que compite por el León de Oro, coloca al espectador en 1937, en plena Guerra Civil Española, para iniciar un repaso original de la historia reciente de España a través de dos payasos desfigurados, Javier y Sergio, el triste y el jovial, que se combaten a muerte por el amor de una acróbata.
"Es una historia de amor, de amor salvaje, de horror y humor", la describió de la Iglesia durante una conferencia de prensa.
La cinta es una metáfora de las dos Españas y como en la poesía de Antonio Machado, hiela el corazón gracias al empleo de todos los géneros cinematográficos y las secuencias disparatadas, cercanas al estilo "pulp".
El autor de filmes tales como "La comunidad" (2000) y "El día de la bestia" (1995), seguramente convecerá con su última obra al presidente del jurado, Quentin Tarantino, con sus escenas excesivas, grotescas, apabullantes.
"Es la película más arriesgada que he realizado y de la que estoy más orgulloso", aseguró el realizador español.
La parodia del "horror", con los personajes del circo como telón de fondo y payasos transformados en monstruos entre elefantes y enanos llega hasta a la década de los 70, poco antes del final del franquismo.
"Tenemos un pasado terriblemente doloroso que condiciona el presente", reconoció de la Iglesia, quien adereza la cinta con horrendas y a la vez sarcásticas escenas de violencia y venganza.
"La sensación que tengo de ese pasado es la violencia (...), la vivíamos como algo normal, natural", recuerda.
Notable resulta la mezcla de imágenes reales con ficción y las referencias históricas: el atentado en 1973 contra el presidente de gobierno Luis Carrero Blanco, las baladas cantadas por el entonces célebre Raphael y los inicios de los programas de variedad televisivos.
La irreverente y fuerte escena en la que el protagonista (Carlos Areces) tratado como un perro de cacería muerde al general Francisco Franco se suma a la lista de alucinaciones, sueños y pesadillas que el realizador ha creado "para exorcizar un dolor en el alma que no quiere irse", confesó.
"Balada triste de trompeta", que será estrenada en España en diciembre, cuenta además con Carolina Bang, Antonio de la Torre y Fernando Guillén Cuervo en el reparto y concursa junto con otras 23 películas en la sección oficial.
Entre sus competidores de este martes figura también la italiana "Non credevamo" de Mario Martone, de 200 minutos de duración.
El tercer filme en concurso en Venecia narra el proceso de unificación de Italia en el siglo XIX y está destinado más a un público televisivo por su carácter didáctico.
Basado en documentos y cartas de la época, aborda la compleja figura de Giuseppe Mazzini (1805-1872), patriota, filósofo y político, quien contribuyó a definir el movimiento europeo a favor de la democracia y el Estado republicano.
"Era considerado por el mismo Marx un terrorista, una suerte de extremista religioso", explicó el director.
Extraño, personal, excesivo es el otro filme presentado: "Promises Written in Water" del controvertido Vincent Gallo, director, actor, guionista y compositor de su propia obra.
Se trata del angustioso viaje íntimo hacia la muerte de una enferma terminal que rechaza curarse, rodado en blanco y negro y con extenuantes primeros planos, todos dedicados a él.
"Es una historia de amor, de amor salvaje, de horror y humor", la describió de la Iglesia durante una conferencia de prensa.
La cinta es una metáfora de las dos Españas y como en la poesía de Antonio Machado, hiela el corazón gracias al empleo de todos los géneros cinematográficos y las secuencias disparatadas, cercanas al estilo "pulp".
El autor de filmes tales como "La comunidad" (2000) y "El día de la bestia" (1995), seguramente convecerá con su última obra al presidente del jurado, Quentin Tarantino, con sus escenas excesivas, grotescas, apabullantes.
"Es la película más arriesgada que he realizado y de la que estoy más orgulloso", aseguró el realizador español.
La parodia del "horror", con los personajes del circo como telón de fondo y payasos transformados en monstruos entre elefantes y enanos llega hasta a la década de los 70, poco antes del final del franquismo.
"Tenemos un pasado terriblemente doloroso que condiciona el presente", reconoció de la Iglesia, quien adereza la cinta con horrendas y a la vez sarcásticas escenas de violencia y venganza.
"La sensación que tengo de ese pasado es la violencia (...), la vivíamos como algo normal, natural", recuerda.
Notable resulta la mezcla de imágenes reales con ficción y las referencias históricas: el atentado en 1973 contra el presidente de gobierno Luis Carrero Blanco, las baladas cantadas por el entonces célebre Raphael y los inicios de los programas de variedad televisivos.
La irreverente y fuerte escena en la que el protagonista (Carlos Areces) tratado como un perro de cacería muerde al general Francisco Franco se suma a la lista de alucinaciones, sueños y pesadillas que el realizador ha creado "para exorcizar un dolor en el alma que no quiere irse", confesó.
"Balada triste de trompeta", que será estrenada en España en diciembre, cuenta además con Carolina Bang, Antonio de la Torre y Fernando Guillén Cuervo en el reparto y concursa junto con otras 23 películas en la sección oficial.
Entre sus competidores de este martes figura también la italiana "Non credevamo" de Mario Martone, de 200 minutos de duración.
El tercer filme en concurso en Venecia narra el proceso de unificación de Italia en el siglo XIX y está destinado más a un público televisivo por su carácter didáctico.
Basado en documentos y cartas de la época, aborda la compleja figura de Giuseppe Mazzini (1805-1872), patriota, filósofo y político, quien contribuyó a definir el movimiento europeo a favor de la democracia y el Estado republicano.
"Era considerado por el mismo Marx un terrorista, una suerte de extremista religioso", explicó el director.
Extraño, personal, excesivo es el otro filme presentado: "Promises Written in Water" del controvertido Vincent Gallo, director, actor, guionista y compositor de su propia obra.
Se trata del angustioso viaje íntimo hacia la muerte de una enferma terminal que rechaza curarse, rodado en blanco y negro y con extenuantes primeros planos, todos dedicados a él.