Cinco de los seis estados del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) que participan en la cumbre se aliaron a finales de marzo con otros cuatro países árabes para frenar con ataques aéreos el avance de los rebeldes chiitas en Yemen, a los que acusan de tener el apoyo de Irán, país que es en realidad el telón de fondo de esta reunión y contra el cual los otros hicieron bloque.
El encuentro también aborda el acuerdo sobre el programa nuclear iraní alcanzado en abril entre Teherán y las potencias occidentales con el impulso de Washington. También está sobre la mesa la ofensiva del grupo yihadista Estado Islámico, que controla partes de Irak y Siria.
Al respecto, estos países esperan que el acuerdo definitivo que se concluya con Irán "garantice el carácter pacífico del programa nuclear iraní y esté conforme a todas las reglamentaciones internacionales".
Las monarquías sunitas del Golfo están preocupadas por el acercamiento entre el Irán chiita y Estados Unidos, cuyo secretario de Estado, John Kerry, visitará Riad el miércoles.
Estos países se han sentido traicionados por Estados Unidos al menos dos veces, en 2011, cuando dejó por sorpresa de apoyar al entonces presidente egipcio Hosni Mubarak, y en 2013, cuando Washington renunció en el último minuto a intervenir en Siria contra el régimen de Bashar al Asad.
La cumbre es la primera con la presencia de un líder occidental desde la creación en 1981 del Consejo, que reúne a Arabia Saudí, Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Catar.
En la apertura, el rey Salman de Arabia Saudí hizo una alusión apenas velada al Irán chiita, principal rival de los países sunitas del Golfo. Denunció una amenaza exterior que tiene por objetivo "extender el control e imponer su hegemonía" en la región "por la sedición confesional".
En un comunicado conjunto, "los dirigentes del CCG y Francia subrayan que el encuentro de Riad es el punto de partida de una asociación especial" entre ellos.
Sin mencionar a Francia, por su parte el presidente iraní Hasan Rohani la emprendió contra los países que "se glorifican de haber vendido miles de millones de dólares o euros en armas a los países de la región", en tanto ésta enfrenta la violencia en todas partes.
"¿Es así que quieren crear empleo en los países occidentales? El empleo de los obreros en tal industria del armamento, con la masacre de gente en Bagdad, Damasco y Saná?", preguntó.
- Catástrofe humanitaria -
Sobre el conflicto en Yemen, Francia y Arabia Saudí reafirmaron en una declaración común el lunes la "importancia de aplicar la resolución 2216 del Consejo de Seguridad" de la ONU que exige la retirada de los rebeldes chiitas de todas las zonas que conquistaron desde que empezó su ofensiva, en julio de 2014.
Hollande quiere organizar en Riad una conferencia de paz con todas las partes en conflicto en Yemen aunque por el momento tanto los rebeldes como Irán rechazan negociaciones bajo influencia saudí.
La ONU advierte por su parte del aumento de víctimas civiles en el conflicto y teme una "catástrofe humanitaria" en el país, que ya sufre escasez de carburante que pone en peligro el funcionamiento de los hospitales y el transporte de víveres.
Frente a las críticas contra su campaña aérea, Arabia Saudí dijo estar estudiando treguas parciales de los bombardeos en algunas zonas de Yemen para facilitar el tránsito de ayuda humanitaria.
Sin embargo los analistas consideran poco probable un alto el fuego total.
Otro de los temas de la cumbre será la guerra contra el Estado Islámico, una cuestión que preocupa a los países del Golfo. Algunos de ellos participan en la coalición liderada por Estados Unidos contra los yihadistas del EI en Irak y Siria.
En mayo está prevista otra reunión en Estados Unidos de los líderes del CCG con el presidente Barack Obama, que intentará tranquilizar a sus socios sobre las negociaciones con Irán por el programa nuclear.