Lemaitre se sintió "tan bien con la escritura" de "Nos vemos allá arriba" que se dijo que si a la novela le iba "un poco bien" haría "gustosamente la secuela", según explica a la AFP en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), organizada del 25 de abril al 8 de mayo.
El escritor dejó así "un cierto número de pistas" para continuar la historia de Albert y Edouard, dos soldados de la Primera Guerra Mundial que montan una estafa relacionada con los monumentos a las víctimas. Pero el éxito superó sus expectativas y ahora esculpe el primero de otros dos libros que completarán "una trilogía que cubre el periodo entre guerras", de los años 1920 a los 1940.
Aunque "Nos vemos allá arriba" comienza con un crimen, el premio Goncourt 2013, que vendió más de 600.000 ejemplares en Francia, partió con mal pie y sacó a su autor de la literatura de suspenso en la que se enmarcan sus cinco libros anteriores.
"Es una novela policial que salió mal: se pasó al lado de la literatura blanca", precisa el escritor, que se dio cuenta "después de un tiempo de que el libro no tenía el código genético de la novela negra".
Sin embargo, enamorado de sus personajes, se negó a cambiar la historia: "Yo me dije 'que sea lo que sea' y fue un premio Goncourt. ¡Tuve suerte!", dice contento, con los ojos brillantes.
Pero este escritor de 66 años y admirador de Marcel Proust, a quien relee incansablemente, no ha abandonado el género de la intriga, en el que comenzó a publicar hace solo 15 años y por el que ha sido traducido a 30 lenguas.
Su último libro "Tres días y una vida" cuenta la historia de un niño asesino que alcanza la adultez sin ser descubierto, pero cuyo destino puede cambiar en cualquier momento.
Esa novela estaba ya avanzada antes del éxito de "Nos vemos allá arriba", que logró una decena de premios. Pero "el Goncourt fue un acontecimiento importante que me ocupó muchos meses durante los que abandoné el libro que había comenzado", cuenta.
Después, sin embargo, lo retomó y volvió a la novela negra, que según él es "hoy en día lo que la tragedia en la Antigüedad": "Nos aprovechamos de las grandes pasiones humanas", asegura.
"La fidelidad a mis lectores consistía en darles la novela que había previsto hacer" y "era también una manera de decir que el Goncourt no había cambiado todo en mi vida... aunque casi", asegura sobre la publicación de ese libro antes de seguir con la trilogía.
Pero el Goncourt de hecho trastocó la existencia de este autor, que "no ama viajar" y que sale rara vez de Francia, aunque escribe "casi en cualquier parte" y "todo el tiempo" porque sus historias no abandonan su cabeza.
"Nos vemos allá arriba" le alejó de la novela negra, pero le abrió nuevos horizontes en el cómic, un género que no era parte de su "cultura", pero que era una "dificultad con la que quería lidiar" y que se convirtió en una experiencia que le "encantó".
Pero las repercusiones del premio no han terminado: la obra fue adaptada al cine por Albert Dupontel. "Justo antes de venir a América Latina vi la primera versión", se deleita el escritor, que dice haber "llorado como una Magdalena" al ver su historia en la gran pantalla.
Siempre dispuesto a experimentar, Lemaitre incluso interpretó un pequeño papel en el largometraje, cuyo estreno está previsto para octubre: solo una "silueta, a lo Hitchcock". Pero la escena fue suprimida en el montaje. "Si fracasa la película, será por eso", advierte con picardía.
El escritor dejó así "un cierto número de pistas" para continuar la historia de Albert y Edouard, dos soldados de la Primera Guerra Mundial que montan una estafa relacionada con los monumentos a las víctimas. Pero el éxito superó sus expectativas y ahora esculpe el primero de otros dos libros que completarán "una trilogía que cubre el periodo entre guerras", de los años 1920 a los 1940.
Aunque "Nos vemos allá arriba" comienza con un crimen, el premio Goncourt 2013, que vendió más de 600.000 ejemplares en Francia, partió con mal pie y sacó a su autor de la literatura de suspenso en la que se enmarcan sus cinco libros anteriores.
"Es una novela policial que salió mal: se pasó al lado de la literatura blanca", precisa el escritor, que se dio cuenta "después de un tiempo de que el libro no tenía el código genético de la novela negra".
Sin embargo, enamorado de sus personajes, se negó a cambiar la historia: "Yo me dije 'que sea lo que sea' y fue un premio Goncourt. ¡Tuve suerte!", dice contento, con los ojos brillantes.
- De negro a blanco y de regreso -
Pero este escritor de 66 años y admirador de Marcel Proust, a quien relee incansablemente, no ha abandonado el género de la intriga, en el que comenzó a publicar hace solo 15 años y por el que ha sido traducido a 30 lenguas.
Su último libro "Tres días y una vida" cuenta la historia de un niño asesino que alcanza la adultez sin ser descubierto, pero cuyo destino puede cambiar en cualquier momento.
Esa novela estaba ya avanzada antes del éxito de "Nos vemos allá arriba", que logró una decena de premios. Pero "el Goncourt fue un acontecimiento importante que me ocupó muchos meses durante los que abandoné el libro que había comenzado", cuenta.
Después, sin embargo, lo retomó y volvió a la novela negra, que según él es "hoy en día lo que la tragedia en la Antigüedad": "Nos aprovechamos de las grandes pasiones humanas", asegura.
- Al cómic y al cine -
"La fidelidad a mis lectores consistía en darles la novela que había previsto hacer" y "era también una manera de decir que el Goncourt no había cambiado todo en mi vida... aunque casi", asegura sobre la publicación de ese libro antes de seguir con la trilogía.
Pero el Goncourt de hecho trastocó la existencia de este autor, que "no ama viajar" y que sale rara vez de Francia, aunque escribe "casi en cualquier parte" y "todo el tiempo" porque sus historias no abandonan su cabeza.
"Nos vemos allá arriba" le alejó de la novela negra, pero le abrió nuevos horizontes en el cómic, un género que no era parte de su "cultura", pero que era una "dificultad con la que quería lidiar" y que se convirtió en una experiencia que le "encantó".
Pero las repercusiones del premio no han terminado: la obra fue adaptada al cine por Albert Dupontel. "Justo antes de venir a América Latina vi la primera versión", se deleita el escritor, que dice haber "llorado como una Magdalena" al ver su historia en la gran pantalla.
Siempre dispuesto a experimentar, Lemaitre incluso interpretó un pequeño papel en el largometraje, cuyo estreno está previsto para octubre: solo una "silueta, a lo Hitchcock". Pero la escena fue suprimida en el montaje. "Si fracasa la película, será por eso", advierte con picardía.