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Walid Jumblat
"Confirmo la posición de mi partido (el Partido Socialista Progresista, PSP) de situarse al lado de Siria y de la resistencia", dijo Jumblatt durante una conferencia de prensa, refiriéndose al poderoso movimiento chiita Hezbolá.
Precisó que esta decisión se debía a su deseo de preservar la estabilidad del Líbano.
Once ministros del campo del Hezbolá dimitieron el 12 de enero del gobierno de unidad, provocando su caída, tras meses de tirantez con las filas del primer ministro Saad Hariri por el papel del tribunal de la ONU encargado de identificar y de juzgar a los asesinos del ex dirigente Rafic Hariri, el padre de Saad.
Sobre 128 diputados, el bloque parlamentario de Jumblatt cuenta con 11 parlamentarios (de los cuales cinco de su partido), el del Hezbolá sumado a la Corriente Patriótica Libre y otros con 57 y el de Saad Hariri con 60.
Para imponer su candidato a primer ministro, el Hezbolá y sus aliados necesitan 8 votos más de los 57 de que dispone. Pero el apoyo de Jumblatt no significa que los otros 10 diputados de su bloque sigan sus pasos.
El movimiento chiita y sus aliados cristianos se oponen a un nuevo mandato de Saad Hariri, quien ya ha confirmado su candidatura "pese a las intimidaciones" del Hezbolá y de sus aliados que probablemente presentarán a Omar Karamé, quien ya fue primer ministro en dos ocasiones.
El presidente de la República, Michel Suleimán, entablará el lunes consultas con los grupos parlamentarios sobre el nombramiento de un jefe de gobierno.
Líbano lleva meses dividido sobre el Tribunal Especial para el Líbano (TEL), respaldado por el campo de Hariri pero denostado por el Hezbolá, que teme verse acusado del asesinato.
El partido chiita ha advertido que "se defendería" tras haber intentado en vano durante meses conseguir que Saad Hariri desautorizase al TEL.
Jumblatt acusó al TEL de querer sembrar la discordia: "El tribunal se ha convertido en un instrumento de destrucción y se aparta del camino de la justicia para ser" un lugar de confabulaciones.
Dijo haberse puesto de acuerdo con el presidente sirio Bashar al Asad, con quien se reunió recientemente, para que la declaración de política general del nuevo gobierno desautorice al TEL.
Ahmad Fatfat, diputado del bloque del primer ministro en ejercicio, afirmó que su coalición no participaría en un gobierno dirigido por el Hezbolá y sus aliados.
Las declaraciones de Jumblatt llegan después de que Turquía y Qatar decidieran suspender sus mediaciones. Arabia Saudí, al lado del bloque de Hariri, ya había anunciado antes que abandonaba su mediación con Siria, que respalda al Hezbolá.
En todo el país, el miedo se apodera de la población ya que esta crisis reaviva el espectro de la violencia de mayo de 2008, cuando los combates entre sunitas y chiitas dejaron un centenar de muertos y llevaron al país al borde de la guerra civil.
Precisó que esta decisión se debía a su deseo de preservar la estabilidad del Líbano.
Once ministros del campo del Hezbolá dimitieron el 12 de enero del gobierno de unidad, provocando su caída, tras meses de tirantez con las filas del primer ministro Saad Hariri por el papel del tribunal de la ONU encargado de identificar y de juzgar a los asesinos del ex dirigente Rafic Hariri, el padre de Saad.
Sobre 128 diputados, el bloque parlamentario de Jumblatt cuenta con 11 parlamentarios (de los cuales cinco de su partido), el del Hezbolá sumado a la Corriente Patriótica Libre y otros con 57 y el de Saad Hariri con 60.
Para imponer su candidato a primer ministro, el Hezbolá y sus aliados necesitan 8 votos más de los 57 de que dispone. Pero el apoyo de Jumblatt no significa que los otros 10 diputados de su bloque sigan sus pasos.
El movimiento chiita y sus aliados cristianos se oponen a un nuevo mandato de Saad Hariri, quien ya ha confirmado su candidatura "pese a las intimidaciones" del Hezbolá y de sus aliados que probablemente presentarán a Omar Karamé, quien ya fue primer ministro en dos ocasiones.
El presidente de la República, Michel Suleimán, entablará el lunes consultas con los grupos parlamentarios sobre el nombramiento de un jefe de gobierno.
Líbano lleva meses dividido sobre el Tribunal Especial para el Líbano (TEL), respaldado por el campo de Hariri pero denostado por el Hezbolá, que teme verse acusado del asesinato.
El partido chiita ha advertido que "se defendería" tras haber intentado en vano durante meses conseguir que Saad Hariri desautorizase al TEL.
Jumblatt acusó al TEL de querer sembrar la discordia: "El tribunal se ha convertido en un instrumento de destrucción y se aparta del camino de la justicia para ser" un lugar de confabulaciones.
Dijo haberse puesto de acuerdo con el presidente sirio Bashar al Asad, con quien se reunió recientemente, para que la declaración de política general del nuevo gobierno desautorice al TEL.
Ahmad Fatfat, diputado del bloque del primer ministro en ejercicio, afirmó que su coalición no participaría en un gobierno dirigido por el Hezbolá y sus aliados.
Las declaraciones de Jumblatt llegan después de que Turquía y Qatar decidieran suspender sus mediaciones. Arabia Saudí, al lado del bloque de Hariri, ya había anunciado antes que abandonaba su mediación con Siria, que respalda al Hezbolá.
En todo el país, el miedo se apodera de la población ya que esta crisis reaviva el espectro de la violencia de mayo de 2008, cuando los combates entre sunitas y chiitas dejaron un centenar de muertos y llevaron al país al borde de la guerra civil.
