ABBA
"Estoy emocionado. Es fantástico que podamos ver la historia de ABBA", dijo a la AFP Henrik Ahlen, un sueco de 46 años, que reside en Londres y viajó especialmente a Estocolmo para ser uno de los primeros visitantes del museo que hoy abrió sus puertas.
"Tenía ocho años cuando ABBA ganó el concurso Eurovisión de la canción en 1974. Siempre han sido una parte mía", agregó el fanático sueco.
Ahlen felicitó y agradeció a Ingmarie Halling, la conservadora del flamante museo, que circulaba entre las salas para observar las reacciones del público.
"Es muy lindo estar aquí, ver a la gente y escuchar sus reacciones. Es emocionante", comentó Halling, orgullosa del museo.
Los primeros visitantes, cuyo promedio de edad era de cuarenta años, se mostraban entusiasmados mientras recorrían los 1.300 m2 del museo, situados en un subsuelo.
Uno de los cuatro integrantes del grupo, Bjorn Ulvaeus, que al principio se mostraba reticente con el proyecto, pues no se veía en objeto de museo, y luego se involucró en el proyecto, se mostró satisfecho con el resultado.
"Pienso y espero que ellos estén contentos con que me haya implicado pues un museo es algo permanente y va a estar en las guías turísticas", dijo Ulvaeus a la AFP.
Los otros tres integrantes de ABBA son Anni-Frid (Frida) Lyngstad, Agnetha Faltskok y Benny Andersson.
ABBA, el nombre del grupo, es un acrónimo formado por las primeras letras del nombre de cada miembro (Agnetha, Björn, Benny, Anni-Frid).
"¡Adoro los trajes! Podría pasarme el día aquí", exclamó Celeste, una argentina de 31 años, iniciada a la música de los ABBA por su abuela.
"Estuve en Suecia ocho veces y cada vez tenía que ver con ABBA", comentó Celeste que confesó que había estudiado sueco.
Los cuatro suecos conquistaron al público en los años setenta con sus melodías pegadizas, sus vestimentas exuberantes y sus clips kitsch.
El museo ultramoderno permite numerosas actividades interactivas como aparecer virtualmente en medio de los ABBA y cantar sus éxitos como "Mamma Mia" o "Dancing Queen".
"Es una experiencia muy divertida, completamente liberadora. Un momento feliz del cual me acordaré siempre", comentó Louise, sueca de 47 años, al término de la experiencia.
"Todo nos gusta en el museo, pero es cierto que las actividades interactivas son geniales. Se puede subir al escenario, cantar en el estudio de grabación y luego cargar todo en la computadora personal", dijeron al unísono Claudia, 49 años, y Tatasch, 44, venidas especialmente de Alemania.
A pesar de un precio de entrada elevado, el museo aspira a recibir 250.000 visitantes en 2013.
"Tenía ocho años cuando ABBA ganó el concurso Eurovisión de la canción en 1974. Siempre han sido una parte mía", agregó el fanático sueco.
Ahlen felicitó y agradeció a Ingmarie Halling, la conservadora del flamante museo, que circulaba entre las salas para observar las reacciones del público.
"Es muy lindo estar aquí, ver a la gente y escuchar sus reacciones. Es emocionante", comentó Halling, orgullosa del museo.
Los primeros visitantes, cuyo promedio de edad era de cuarenta años, se mostraban entusiasmados mientras recorrían los 1.300 m2 del museo, situados en un subsuelo.
Uno de los cuatro integrantes del grupo, Bjorn Ulvaeus, que al principio se mostraba reticente con el proyecto, pues no se veía en objeto de museo, y luego se involucró en el proyecto, se mostró satisfecho con el resultado.
"Pienso y espero que ellos estén contentos con que me haya implicado pues un museo es algo permanente y va a estar en las guías turísticas", dijo Ulvaeus a la AFP.
Los otros tres integrantes de ABBA son Anni-Frid (Frida) Lyngstad, Agnetha Faltskok y Benny Andersson.
ABBA, el nombre del grupo, es un acrónimo formado por las primeras letras del nombre de cada miembro (Agnetha, Björn, Benny, Anni-Frid).
"¡Adoro los trajes! Podría pasarme el día aquí", exclamó Celeste, una argentina de 31 años, iniciada a la música de los ABBA por su abuela.
"Estuve en Suecia ocho veces y cada vez tenía que ver con ABBA", comentó Celeste que confesó que había estudiado sueco.
Los cuatro suecos conquistaron al público en los años setenta con sus melodías pegadizas, sus vestimentas exuberantes y sus clips kitsch.
El museo ultramoderno permite numerosas actividades interactivas como aparecer virtualmente en medio de los ABBA y cantar sus éxitos como "Mamma Mia" o "Dancing Queen".
"Es una experiencia muy divertida, completamente liberadora. Un momento feliz del cual me acordaré siempre", comentó Louise, sueca de 47 años, al término de la experiencia.
"Todo nos gusta en el museo, pero es cierto que las actividades interactivas son geniales. Se puede subir al escenario, cantar en el estudio de grabación y luego cargar todo en la computadora personal", dijeron al unísono Claudia, 49 años, y Tatasch, 44, venidas especialmente de Alemania.
A pesar de un precio de entrada elevado, el museo aspira a recibir 250.000 visitantes en 2013.