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Política
He venido reflexionando en esta columna sobre la importancia de tomar en serio el proyecto país por parte de toda la población, pero cuando uno ve la intransigencia, tanto de las autoridades gubernamentales como la fuerza sindical, quienes con razón o no, le hacen un daño irreparable a la economía nacional ya que han paralizado servicios y con ellos el correspondiente desempeño de la función productiva, turística y comercial en general. Solo queda rezar por tanta soberbia e irresponsabilidad por parte de ambos bandos.
En río revuelto, ganancia de pescadores; aquí no se aplica este refrán, sería, “en país revuelto, derrota de los pobladores”. El diálogo se cae todos los días entre las partes, alargando esta agonía que solo nos llevará al caos y traerá ruina a las pequeñas empresas. Además de desmotivar a los grandes empresarios y llevarse sus compañías hacia otros lares donde no haya tanta incertidumbre, fomentando con esto el desempleo y la recaudación de más impuestos muy necesarios para sacar a Costa Rica de la crisis.
No estoy a favor de la huelga y así lo he manifestado, pero tampoco concuerdo con las políticas de las últimas administraciones que han sido irresponsables en el manejo financiero del erario público. El actual Vicepresidente de la República, fue uno de los principales revoltosos como sindicalista cuando en administraciones pasadas se intentaba aprobar paquetes fiscales, ah!!! pero ahora manifiesta que los sindicatos no dicen la verdad ¿Entonces? cuál es la cara a la que debemos creerle, ya que son dos caras la que nos presenta el señor Vicepresidente.
Por otro lado, me parece estar escuchando a don Rodolfo Pizza decir en campaña que él no creía en más impuestos, sino en la eficacia de recolectar bien los actuales y combatir la evasión fiscal. Entonces, ¿cuándo cambió de criterio?
El papel que cumple el movimiento sindical costarricense es terrorista, así de sencillo y asumo las consecuencias de lo que escribo. Una cosa es manifestarse y otra es fomentar agresiones, bloqueos, eliminación de citas médicas en perjuicio de personas que urgen atención en los hospitales y clínicas, no permitir el libre tránsito de los empleados privados que no pueden unirse a sus disfrazadas vacaciones. Para muestra un botón, ¿cuántos empleados van a las marchas? ni un 5% de los que no asisten a sus trabajos, eso sin contar el daño enorme que se le hace a la educación provocando vagancia en los estudiantes y deserción de muchos que no se incorporarán a las clases en cuanto termine este calvario llamado huelga.
El mensaje que ha proyectado el presidente Alvarado Quesada es soberbio, no en vano la baja popularidad de su imagen y su gestión. La irresponsabilidad de la administración pasada le pasa factura y Luis Guillermo Solís nunca calculó que su pésima gestión, la iba heredar a su propio partido político, otro refrán, “Le salió el tiro por la culata”.
Escuchar la comparecencia de LGS en la Asamblea Legislativa y su conocimiento sobre los horrores de su administración, solo me llaman a la siguiente reflexión: ¿Esos son los políticos que nos merecemos? Pues si nosotros los elegimos, no hay derecho a reclamar, ya que eso nos convierte en cómplices y culpables de este desastre.
Esperemos ansiosos compatriotas un buen desenlace de esta caótica situación, desde la campaña política el país está dividido y no se vislumbra un final feliz, al contrario, se acentúa la división social y eso es muy malo para nuestro país que muere día a día y entre todos lo matamos.
