Los científicos que apoyan la adopción de medidas contra el calentamiento global afirmaron que en China, el país con mayores emisiones de dióxido de carbono, responsabilizadas por el aumento de la temperatura en la Tierra, la emisiones globales están creciendo más rápido de lo pensado.
La polémica Cumbre de Copenhague de las Naciones Unidas de 2009 acordó limitar el calentamiento global a 2,0 grados Celsius (3,6 grados Fahrenheit) respecto a los niveles de la época preindustrial, una meta que para algunos ambientalistas es demasiado tímida.
En las negociaciones de la ONU que tienen lugar en la ciudad de Panamá, el Rastreador de Acción Climática, que pretende realizar un seguimiento de los esfuerzos de los países, encontró un abismo entre los objetivos prometidos por los gobiernos y sus resultados.
Un estudio realizado por el grupo encontró que, de continuar los niveles actuales de emisión de gases de efecto invernadero, hacia 2020 se estarían emitiendo unas 54 millones de toneladas de dióxido de carbono o su equivalente, entre 10 y 14 millones de toneladas más que el objetivo fijado.
El planeta está "muy, muy lejos" de alcanzar el objetivo de 2,0 grados, dijo Bill Hare, uno de los principales autores de un informe científico de las Naciones Unidas sobre el cambio climático elaborado en 2007 y director del grupo de investigación Climate Analytics, con base en Potsdam (Alemania).
"Nos dirigimos hacia un calentamiento de más de 3,0 grados, a menos que haya avances importantes", dijo en rueda de prensa Hare, quien ha asesorado al grupo ambientalista Greenpeace.
Incluso un aumento en dos grados de la temperatura global sería problemático, pues el mundo se expondría a incendios mucho más frecuentes y a un crecimiento del nivel del mar, señaló.
"Los niveles de calentamiento a los que nos estamos dirigiendo pueden llegar a provocar fácilmente severos daños a ecosistemas vulnerables de un extremo a otro del planeta", agregó.
"La producción y disponibilidad de alimentos se verían amenazadas, particularmente en África, si las prácticas agrícolas actuales no cambian rápidamente", sostuvo.
Las negociaciones que comenzaron este sábado en Panamá, y que se extenderán hasta el viernes próximo, apuntan a preparar la conferencia de la ONU sobre Cambio Climático que tendrá lugar en la ciudad sudafricana de Durban a fines de año.
China, que superó a Estados Unidos y es hoy el principal emisor, se resiste a suscribir un tratado internacional vinculante, pero se ha comprometido a reducir la cantidad de carbono que produce por cada punto de producto interno bruto en entre 40 y 45 por ciento hacia finales de 2020.
El Rastreador de Acción Climática admitió que China está tomando medidas para ahorrar energía y cambiar su matriz energética hacia un mayor empleo de fuentes eólicas y otras de energía renovable.
"Eso es muy positivo", dijo Niklas Hoehne, director de política energética y climática de la consultora Ecofys.
Remarcó, sin embargo, que las emisiones chinas son superiores a lo previsto inicialmente en razón del "rápido crecimiento económico" del país.
En Estados Unidos, el presidente Barack Obama se ha comprometido a reducir las emisiones en un 17 por ciento respecto a los niveles de 2005, pero enfrenta la férrea oposición de los republicanos.
Muchos de éstos cuestionan la evidencia científica del cambio climático y señalan que importantes reducciones en el uso de petróleo y otros combustibles fósiles provocarían una nueva carga para la atribulada economía estadounidense.
El Rastreador de Acción Climática también espera emisiones "significativamente mayores" a lo previamente estimado en Brasil.
Brasil ha prometido una reducción de entre 36 y 39 por ciento de las emisiones en comparación con un escenario en el que no haga nada.
Sin embargo, datos recientes provenientes de ese país indican que las emisiones de dióxido de carbono han aumentado, fundamentalmente por el avance de la deforestación, señala el estudio.
Las conversaciones que se desarrollan esta semana en Panamá apuntan a destrabar del punto muerto en que se encuentran algunos aspectos clave de la conferencia de la ONU sobre cambio climático.
El mayor obstáculo gira en torno el futuro del Protocolo de Kioto, que exige a los países desarrollados que reduzcan sus emisiones de dióxido de carbono. Las obligaciones impuestas terminan en 2012 y todavía no hay un pacto para renovarlas.
Los participantes no esperan el anuncio de ningún acuerdo, pero sí establecer las bases para la conferencia de Durban, que comenzará el 28 de noviembre y es vista como la última oportunidad de tomar una decisión respecto a Kioto.
La polémica Cumbre de Copenhague de las Naciones Unidas de 2009 acordó limitar el calentamiento global a 2,0 grados Celsius (3,6 grados Fahrenheit) respecto a los niveles de la época preindustrial, una meta que para algunos ambientalistas es demasiado tímida.
En las negociaciones de la ONU que tienen lugar en la ciudad de Panamá, el Rastreador de Acción Climática, que pretende realizar un seguimiento de los esfuerzos de los países, encontró un abismo entre los objetivos prometidos por los gobiernos y sus resultados.
Un estudio realizado por el grupo encontró que, de continuar los niveles actuales de emisión de gases de efecto invernadero, hacia 2020 se estarían emitiendo unas 54 millones de toneladas de dióxido de carbono o su equivalente, entre 10 y 14 millones de toneladas más que el objetivo fijado.
El planeta está "muy, muy lejos" de alcanzar el objetivo de 2,0 grados, dijo Bill Hare, uno de los principales autores de un informe científico de las Naciones Unidas sobre el cambio climático elaborado en 2007 y director del grupo de investigación Climate Analytics, con base en Potsdam (Alemania).
"Nos dirigimos hacia un calentamiento de más de 3,0 grados, a menos que haya avances importantes", dijo en rueda de prensa Hare, quien ha asesorado al grupo ambientalista Greenpeace.
Incluso un aumento en dos grados de la temperatura global sería problemático, pues el mundo se expondría a incendios mucho más frecuentes y a un crecimiento del nivel del mar, señaló.
"Los niveles de calentamiento a los que nos estamos dirigiendo pueden llegar a provocar fácilmente severos daños a ecosistemas vulnerables de un extremo a otro del planeta", agregó.
"La producción y disponibilidad de alimentos se verían amenazadas, particularmente en África, si las prácticas agrícolas actuales no cambian rápidamente", sostuvo.
Las negociaciones que comenzaron este sábado en Panamá, y que se extenderán hasta el viernes próximo, apuntan a preparar la conferencia de la ONU sobre Cambio Climático que tendrá lugar en la ciudad sudafricana de Durban a fines de año.
China, que superó a Estados Unidos y es hoy el principal emisor, se resiste a suscribir un tratado internacional vinculante, pero se ha comprometido a reducir la cantidad de carbono que produce por cada punto de producto interno bruto en entre 40 y 45 por ciento hacia finales de 2020.
El Rastreador de Acción Climática admitió que China está tomando medidas para ahorrar energía y cambiar su matriz energética hacia un mayor empleo de fuentes eólicas y otras de energía renovable.
"Eso es muy positivo", dijo Niklas Hoehne, director de política energética y climática de la consultora Ecofys.
Remarcó, sin embargo, que las emisiones chinas son superiores a lo previsto inicialmente en razón del "rápido crecimiento económico" del país.
En Estados Unidos, el presidente Barack Obama se ha comprometido a reducir las emisiones en un 17 por ciento respecto a los niveles de 2005, pero enfrenta la férrea oposición de los republicanos.
Muchos de éstos cuestionan la evidencia científica del cambio climático y señalan que importantes reducciones en el uso de petróleo y otros combustibles fósiles provocarían una nueva carga para la atribulada economía estadounidense.
El Rastreador de Acción Climática también espera emisiones "significativamente mayores" a lo previamente estimado en Brasil.
Brasil ha prometido una reducción de entre 36 y 39 por ciento de las emisiones en comparación con un escenario en el que no haga nada.
Sin embargo, datos recientes provenientes de ese país indican que las emisiones de dióxido de carbono han aumentado, fundamentalmente por el avance de la deforestación, señala el estudio.
Las conversaciones que se desarrollan esta semana en Panamá apuntan a destrabar del punto muerto en que se encuentran algunos aspectos clave de la conferencia de la ONU sobre cambio climático.
El mayor obstáculo gira en torno el futuro del Protocolo de Kioto, que exige a los países desarrollados que reduzcan sus emisiones de dióxido de carbono. Las obligaciones impuestas terminan en 2012 y todavía no hay un pacto para renovarlas.
Los participantes no esperan el anuncio de ningún acuerdo, pero sí establecer las bases para la conferencia de Durban, que comenzará el 28 de noviembre y es vista como la última oportunidad de tomar una decisión respecto a Kioto.