Ignacio Bosque, de la RAE.
"Es un tema susceptible de mucha ideologización y por lo tanto es un tema muy muy polémico", explica a la AFP la socióloga Rosario Sánchez, profesora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).
"Es un debate que evidentemente suscita mucha inquietud, pero es necesario porque es uno de los elementos a tener en cuenta a la hora de construir una sociedad realmente más justa, más igualitaria entre hombres y mujeres", agrega.
Titulado "Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer", el informe del profesor Ignacio Bosque aprobado por la RAE la semana pasada, critica nueve guías sobre lenguaje no sexista elaboradas por universidades, sindicatos o gobiernos regionales, acusándolas de crear reglas con las cuales "no se podría hablar".
Estas guías proponen por ejemplo no utilizar el masculino para designar a grupos de hombres y mujeres, recurriendo a palabras como "la ciudadanía" en lugar de "los ciudadanos".
Bosque defiende sin embargo que "el uso genérico del masculino para designar los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical" español y que no tiene sentido "forzar las estructuras lingüísticas".
"No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños", agrega.
Las reacciones no se hicieron esperar.
Asociaciones de feministas achacaron la postura de la Academia a su composición mayoritariamente masculina y parlamentarias de izquierdas y derechas de la Comisión de Igualdad insistieron en que el lenguaje debe adaptarse a la evolución de la sociedad.
El sindicato Comisiones Obreras escribió a una carta de protesta a la RAE y el partido ecologista Equo acusó a la Academia de denegar "durante siglos a muchas intelectuales de la talla de Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal o María Moliner el poder ostentar el título de académicas por razones sexistas".
Fundada en 1713, la Real Academia Española, cuyos miembros lo son a título vitalicio, sólo aceptó a siete mujeres en toda su historia, la primera de ellas, Carmen Conde, en 1979.
"Queremos ser visibles dentro del lenguaje. Estoy segura de que eso no va a romper la esencia" del español, defendió la ministra de Igualdad de Andalucía, Micaela Navarro, tras presentar en Cádiz (sur) los actos del Día de la Mujer.
Sin embargo, el ministro español de Cultura, José Ignacio Wert, consideró que el informe de Bosque "está lleno de sentido común, de buen sentido y que realmente una de las funciones de las reales academias es justamente aclarar estos temas".
"Nunca me he sentido excluida de forma gramatical alguna, singular o plural", aseguró en un artículo publicado en El País la ex directora de la Biblioteca Nacional Milagros del Corral, una de los muchos intelectules que durante días hicieron correr ríos de tinta sobre el tema.
Calificando de "puro sinsentido" la "reciente costumbre de pervertir nuestra maravillosa lengua", Del Corral denunció que "se ha confundido sexo con género, biología con gramática".
"La sociedad española ha funcionado normalmente con un lenguaje muy sexista y hay que cambiarlo, igual que hemos cambiado montones de actuaciones. La mujer debe contar en todo, y eso incluye el lenguaje", defendió por su parte Adelaida de la Calle, representante de los rectores de las universidades españolas.
La polémica se inflamó en los últimos días pero no es nueva, señala Rosario Sánchez. El sexismo en el idioma español "es un tema que cíclicamente sale en los medios porque todavía no está resuelto en nuestro país", afirma.
"Ya se ha avanzado mucho en este terreno pero de vez en cuando surge el debate más sensacionalista porque está ahí", concluye.
"Es un debate que evidentemente suscita mucha inquietud, pero es necesario porque es uno de los elementos a tener en cuenta a la hora de construir una sociedad realmente más justa, más igualitaria entre hombres y mujeres", agrega.
Titulado "Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer", el informe del profesor Ignacio Bosque aprobado por la RAE la semana pasada, critica nueve guías sobre lenguaje no sexista elaboradas por universidades, sindicatos o gobiernos regionales, acusándolas de crear reglas con las cuales "no se podría hablar".
Estas guías proponen por ejemplo no utilizar el masculino para designar a grupos de hombres y mujeres, recurriendo a palabras como "la ciudadanía" en lugar de "los ciudadanos".
Bosque defiende sin embargo que "el uso genérico del masculino para designar los dos sexos está muy asentado en el sistema gramatical" español y que no tiene sentido "forzar las estructuras lingüísticas".
"No es preciso, desde luego, ser lexicógrafo para intuir que la niñez no equivale a los niños", agrega.
Las reacciones no se hicieron esperar.
Asociaciones de feministas achacaron la postura de la Academia a su composición mayoritariamente masculina y parlamentarias de izquierdas y derechas de la Comisión de Igualdad insistieron en que el lenguaje debe adaptarse a la evolución de la sociedad.
El sindicato Comisiones Obreras escribió a una carta de protesta a la RAE y el partido ecologista Equo acusó a la Academia de denegar "durante siglos a muchas intelectuales de la talla de Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal o María Moliner el poder ostentar el título de académicas por razones sexistas".
Fundada en 1713, la Real Academia Española, cuyos miembros lo son a título vitalicio, sólo aceptó a siete mujeres en toda su historia, la primera de ellas, Carmen Conde, en 1979.
"Queremos ser visibles dentro del lenguaje. Estoy segura de que eso no va a romper la esencia" del español, defendió la ministra de Igualdad de Andalucía, Micaela Navarro, tras presentar en Cádiz (sur) los actos del Día de la Mujer.
Sin embargo, el ministro español de Cultura, José Ignacio Wert, consideró que el informe de Bosque "está lleno de sentido común, de buen sentido y que realmente una de las funciones de las reales academias es justamente aclarar estos temas".
"Nunca me he sentido excluida de forma gramatical alguna, singular o plural", aseguró en un artículo publicado en El País la ex directora de la Biblioteca Nacional Milagros del Corral, una de los muchos intelectules que durante días hicieron correr ríos de tinta sobre el tema.
Calificando de "puro sinsentido" la "reciente costumbre de pervertir nuestra maravillosa lengua", Del Corral denunció que "se ha confundido sexo con género, biología con gramática".
"La sociedad española ha funcionado normalmente con un lenguaje muy sexista y hay que cambiarlo, igual que hemos cambiado montones de actuaciones. La mujer debe contar en todo, y eso incluye el lenguaje", defendió por su parte Adelaida de la Calle, representante de los rectores de las universidades españolas.
La polémica se inflamó en los últimos días pero no es nueva, señala Rosario Sánchez. El sexismo en el idioma español "es un tema que cíclicamente sale en los medios porque todavía no está resuelto en nuestro país", afirma.
"Ya se ha avanzado mucho en este terreno pero de vez en cuando surge el debate más sensacionalista porque está ahí", concluye.