Con miles de hombres que mueren o parten al exilio, la poligamia y los divorcios se multiplicaron, según cifras oficiales.
Maha, de 31 años, vivía en una localidad de la provincia de Damasco, escenario de violentos combates entre el régimen sirio y los rebeldes. "Tras la muerte de mi marido, me quedé sola con mis niños, era muy difícil", dijo, contactada por teléfono por AFP.
"Mi primo propuso casarse y que me instalase con su mujer e hijos. Fue una decisión difícil ya que su esposa era mi amiga", añadió.
Unas 290.000 personas murieron por la guerra en Siria, en su gran mayoría hombres. El conflicto desgarró a las familias y la pobreza y el desempleo afecta a las parejas.
La poligamia está autorizada en Siria pero antes de la guerra no era común. Según las cifras oficiales las uniones polígamas registradas en Damasco representaban 5% del total de las bodas en 2010, contra 30% en 2015.
"Muchos hombres están muertos, desaparecidos o emigraron", explicó a la AFP el juez Mahmud al Maaraui, jefe de los tribunales religiosos que administran el estado civil en Siria. "Hay por lo tanto más mujeres que hombres, y la solución desde el punto de vista legal y religioso es la poligamia".
La unión múltiple existía en el periodo pre islámico y fue autorizada por el islam. Los hombres pueden casarse con hasta cuatro mujeres con la condición de tratarlas equitativamente. En los hechos, esta práctica en algunos países árabes no es muy común debido a algunas restricciones.
En Siria, estas restricciones incluyen límites sobre las diferencias de edad entre la pareja y la garantía de que el marido pueda pagar casas separadas para sus esposas.
Pero en plena guerra, las autoridades religiosas se muestran pragmáticas.
"Los tribunales extralimitan las restricciones fijadas por la ley (civil siria)", afirmó el juez Maaraui, lo que "solucionó muchos problemas".
Para sobrevivir, Sabah al Halabi, de 44 años, se halló un esposo de 24 años mayor y que ya estaba casado. Al principio del conflicto en 2011 "mi primer marido me abandonó con los niños luego de perder su trabajo en Saqba", cerca de Damasco, contó.
"Me divorcié y me casé con Mamduh ya que quiero una vida mejor para mis niños", confió esta mujer interrogada por la AFP en el Palacio de Justicia de Damasco, en donde se encuentra el tribunal religioso que registró su nuevo matrimonio.
Abú Adnan en cambio tomó a su inquilina como segunda esposa.
"No podría pagar su alquiler, decidí entonces casarme. Es mejor que echarla a la calle", cuenta este hombre de 46 años que posee una gran casa en la ciudad vieja de Damasco. "Mi primera mujer aceptó, ya que no pudimos tener hijos. Espera que ahora tenga finalmente un hijos".
El código que gestiona el estado personal para los musulmanes, como el divorcio, las bodas, las sucesiones y la guarda de los hijos, está inspirado en Siria por la legislación religiosa. Los cristianos y drusos tienen sus propios tribunales.
"Las mujeres, en tiempos normales, lo habrían rechazado, pero hoy aceptan casarse con un hombre ya casado que pueda cubrir sus necesidades y ofrecer un sentimiento de protección", afirmó Leila al Sherif, experta en psicología social.
Pero también los casos de divorcios aumentan. Las autoridades registraron más de 7.000 casos en 2015, contra 5.318 en 2010, un alza de 25%.
La falta de recursos que obliga a las parejas a regresar con sus familias o los casos de hombres exiliados que piden el divorcio tras encontrar una nueva pareja en su país de acogida aumentan según Sherif.
La ley siria también autoriza el divorcio por "causa de ausencia". En este caso, la mujer puede obtener el divorcio si su marido se ausenta más de un año", explicó a la AFP Jamil Kordi, abogado.
Fawziyé, de 43 años, esperó en vano más de tres años que su marido, refugiado en Suecia, iniciara las formalidades para una reagrupación familiar. Se divorció.
Maha, de 31 años, vivía en una localidad de la provincia de Damasco, escenario de violentos combates entre el régimen sirio y los rebeldes. "Tras la muerte de mi marido, me quedé sola con mis niños, era muy difícil", dijo, contactada por teléfono por AFP.
"Mi primo propuso casarse y que me instalase con su mujer e hijos. Fue una decisión difícil ya que su esposa era mi amiga", añadió.
Unas 290.000 personas murieron por la guerra en Siria, en su gran mayoría hombres. El conflicto desgarró a las familias y la pobreza y el desempleo afecta a las parejas.
La poligamia está autorizada en Siria pero antes de la guerra no era común. Según las cifras oficiales las uniones polígamas registradas en Damasco representaban 5% del total de las bodas en 2010, contra 30% en 2015.
"Muchos hombres están muertos, desaparecidos o emigraron", explicó a la AFP el juez Mahmud al Maaraui, jefe de los tribunales religiosos que administran el estado civil en Siria. "Hay por lo tanto más mujeres que hombres, y la solución desde el punto de vista legal y religioso es la poligamia".
- Se casó con su inquilina -
La unión múltiple existía en el periodo pre islámico y fue autorizada por el islam. Los hombres pueden casarse con hasta cuatro mujeres con la condición de tratarlas equitativamente. En los hechos, esta práctica en algunos países árabes no es muy común debido a algunas restricciones.
En Siria, estas restricciones incluyen límites sobre las diferencias de edad entre la pareja y la garantía de que el marido pueda pagar casas separadas para sus esposas.
Pero en plena guerra, las autoridades religiosas se muestran pragmáticas.
"Los tribunales extralimitan las restricciones fijadas por la ley (civil siria)", afirmó el juez Maaraui, lo que "solucionó muchos problemas".
Para sobrevivir, Sabah al Halabi, de 44 años, se halló un esposo de 24 años mayor y que ya estaba casado. Al principio del conflicto en 2011 "mi primer marido me abandonó con los niños luego de perder su trabajo en Saqba", cerca de Damasco, contó.
"Me divorcié y me casé con Mamduh ya que quiero una vida mejor para mis niños", confió esta mujer interrogada por la AFP en el Palacio de Justicia de Damasco, en donde se encuentra el tribunal religioso que registró su nuevo matrimonio.
Abú Adnan en cambio tomó a su inquilina como segunda esposa.
"No podría pagar su alquiler, decidí entonces casarme. Es mejor que echarla a la calle", cuenta este hombre de 46 años que posee una gran casa en la ciudad vieja de Damasco. "Mi primera mujer aceptó, ya que no pudimos tener hijos. Espera que ahora tenga finalmente un hijos".
El código que gestiona el estado personal para los musulmanes, como el divorcio, las bodas, las sucesiones y la guarda de los hijos, está inspirado en Siria por la legislación religiosa. Los cristianos y drusos tienen sus propios tribunales.
"Las mujeres, en tiempos normales, lo habrían rechazado, pero hoy aceptan casarse con un hombre ya casado que pueda cubrir sus necesidades y ofrecer un sentimiento de protección", afirmó Leila al Sherif, experta en psicología social.
Pero también los casos de divorcios aumentan. Las autoridades registraron más de 7.000 casos en 2015, contra 5.318 en 2010, un alza de 25%.
La falta de recursos que obliga a las parejas a regresar con sus familias o los casos de hombres exiliados que piden el divorcio tras encontrar una nueva pareja en su país de acogida aumentan según Sherif.
La ley siria también autoriza el divorcio por "causa de ausencia". En este caso, la mujer puede obtener el divorcio si su marido se ausenta más de un año", explicó a la AFP Jamil Kordi, abogado.
Fawziyé, de 43 años, esperó en vano más de tres años que su marido, refugiado en Suecia, iniciara las formalidades para una reagrupación familiar. Se divorció.