Enviado del Vaticano beatificará a dirigente del Opus Dei en Madrid

Del Portillo, mano derecha del fundador del Opus Dei, el santo español Josemaria Escrivá de Balaguer, al que sucedió tras su muerte en 1975, será reconocido por la curación del niño chileno José Ignacio Ureta Wilson, considerada como un milagro por el Vaticano.

Tras sufrir en 2003, al poco de nacer, un largo paro cardiaco y una hemorragia masiva, el bebé se curó de forma inesperada después que sus padres hubiesen rezado a Álvaro del Portillo, explicó la institución, que prevé una ceremonia de beatificación multitudinaria.

"Hemos previsto unas 150.000 personas", afirmó una portavoz, precisando que más de 40.000 llegarán a España procedentes de 80 países.

Una gran avenida en Valdebebas, un barrio inacabado en la periferia de Madrid, será cortada para acoger a los asistentes, frente a un escenario sobre el cual el cardenal Angelo Amato, prefecto de la congregación del Vaticano para las Causas de los Santos, presidirá la misa.

Varias pantallas gigantes permitirán seguir la ceremonia, que se celebrará en la ciudad natal de Alvaro del Portillo, quien pasó gran parte de su vida en Roma, donde se encuentra la sede central del Opus Dei.

"Normalmente las beatificaciones se hacen en el lugar de nacimiento del beato o de vida del beato", explicó la portavoz.

Fundado en 1928 por Escrivá de Balaguer, el Opus Dei --la "Obra de Dios" en latín-- tiene como misión difundir la fe católica en la vida cotidiana a través del trabajo de sus fieles, laicos en su inmensa mayoría.

Presente en los cinco continentes, la institución reivindica unos 90.000 miembros --más de 30.000 en España--, un 18% de los cuales practica el celibato pese a ser seglares.

Muy influyente en España desde la dictadura franquista (1936-1975) hasta hoy, el Opus Dei es conocido por su férrea oposición a cuestiones como el aborto, la eutanasia, o a las relaciones premaritales y por el estricto modo de vida de sus miembros.

Vivió un apogeo durante el pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), quien beatificó a Escrivá de Balaguer en 1992, para canonizarlo solo diez años después.