Diez años después de que una serie de bombas colocadas por islamistas vinculados a Al Qaida matasen a 191 personas, e hiriesen a casi 2.000, en trenes de cercanías el 11 de marzo de 2004, las autoridades españolas hacen frente a una nueva hornada de extremistas.
"Estamos asistiendo a la eclosión del yihadismo 'home grown'", es decir autóctono, explicó Fernando Reinares, uno de los principales investigadores españoles sobre terrorismo internacional, en una reunión de expertos esta semana en Madrid.
"Esto no es nuevo en Reino Unido, no es nuevo en Francia, pero esto es nuevo en España y en Italia", agregaba.
Reinares estima que unas 60 personas salieron en los últimos tres años desde España para unirse a los islamistas en Siria e Irak.
Por su parte, el embajador español de Bagdad, José María Ferré de la Peña, estimó esta semana en unos cien los españoles que se unieron a "milicias yihadistas" en zonas de conflicto.
Son cifras muy inferiores a los cientos de personas que se calcula partieron del Reino Unido, Francia y Alemania para integrar en Siria el grupo violento autodenominado Estado Islámico (EI).
Pero la emergencia relativamente rápida de este fenómeno sacudió a las autoridades españolas, que detuvieron a decenas de sospechosos de planear unirse a EI.
Ese grupo controla amplias zonas de Irak y Siria y se jacta de haber matado a varios rehenes occidentales, en vídeos en que fueron identificados combatientes británicos o franceses.
"Esto nos debe mantener más que nunca en alerta porque la globalización de este grupo terrorista es un hecho irrefutable", advertía el secretario de Estado de Seguridad español, Francisco Martínez.
- Chica, 14 años, presunta yihadista -
Entre los sospechosos detenidos en España figura una adolescente española de 14 años, interceptada en agosto cuando intentaba entrar en Marruecos supuestamente de camino a unirse a EI, según fuentes judiciales.
Las autoridades también identificaron cientos de perfiles en línea de radicales que respaldan al grupo o que mencionaban a España en sus mensajes, afirmó Martínez.
En el último caso, el gobierno anunció el miércoles la detención de un marroquí en la provincia de Murcia, en el sur del país, acusado de "una destacada actividad yihadistas en internet" y de intentar viajar a Siria para unirse a un "grupo terrorista".
Esta ola de detenciones y sospechosos en línea llevó al gobierno en septiembre a intensificar su nivel de vigilancia ante posibles atentados, explica el secretario de Estado.
Militares españoles ayudan actualmente a entrenar a soldados iraquíes para luchar contra EI, lo que convierte al país en un potencial blanco de venganzas, advierte el ejecutivo.
- Enclaves africanos -
Un informe del Instituto Elcano de estudios internacionales descubrió que en el último año aumentó de forma exponencial la proporción de españoles nativos entre los detenidos por presuntos crímenes yihadistas.
El 70% de los sospechosos detenidos desde 2013 tenían nacionalidad española, y de ellos, nueve de cada diez nacieron en España, afirma Reinares, coautor del informe.
"La gran mayoría" de los presuntos islamistas detenidos en el país en los últimos años, agrega, procedían de los dos enclaves españoles en el norte de Africa, Ceuta y Melilla, fronterizos con Marruecos.
En estas pequeñas ciudades protegidas por altas vallas metálicas, la policía española guarda las únicas fronteras terrestres entre la Unión Europea y África.
"Es una frontera exterior atípica con respecto al resto de la Unión Europea", que multitudes cruzan cada día de ida y vuelta para comprar productos que luego revenden en Marruecos, explica a la AFP José Antonio Vázquez, un inspector jefe de la policía nacional española.
Comparada con algunos de sus vecinos europeos, España ha tenido una reacción tardía en adaptar sus leyes para perseguir las nueves células islamistas, señala Reinares.
En 2010, el país amplió su legislación antiterrorista para incluir lo que se consideraban nuevas amenazas extremistas, como reclutamiento y adoctrinamiento.
Martínez explica que el gobierno planea ahora una reforma del código penal y un nuevo plan estratégico de lucha contra la radicalización para atajar "el adiestramiento y el adoctrinamiento pasivo", especialmente en internet, que impulsa la aparición de "lobos solitarios", susceptibles de unirse después a EI.