El ministro de Defensa filipino, Voltaire Gazmín, y el embajador estadounidense ante Filipinas, Philip Goldberg, sellaron un acuerdo por 10 años, lo que es visto como un elemento más de los esfuerzos de Obama para "recentrar" la posición militar, política y económica de su país en Asia.
Manila es la cuarta y última etapa de la actual gira asiática del presidente estadounidense, quien desde el miércoles pasado ya estuvo en Tokio, Seúl y Kuala Lumpur, sucesivamente pero, que no incluyó a Pekín.
Obama, por su parte, subrayó que este acuerdo con Filipinas abre el camino a una cooperación militar reforzada entre ambos países, sin que ello signifique el estacionamiento permanente de tropas norteamericanas en el país, como ocurrió durante décadas.
"Una cooperación más estrecha entre las fuerzas (armadas) estadounidenses y filipinas permitirá mejorar sus capacidades conjuntas de entrenamiento y operativas, respondiendo más rápidamente ante una serie de situaciones", afirmó el presidente norteamericano en un mensaje escrito a la cadena de televisión local ABS-CBN.
Filipinas es un vasto archipiélago con casi 100 millones de habitantes.
Uno de los principales objetivos de esta gira es asegurar a sus aliados regionales la determinación de Washington de apoyarlos en cuestiones militares.
Confrontado a la crisis ucraniana, Estados Unidos no se desviará en sus ambiciones económicas y estratégicas en Asia, aseguró Obama el domingo en Kuala Lumpur.
"América (EEUU) tiene responsabilidades en el mundo entero y estamos contentos de asumirlas (...) Continuamos el reequilibrio (de nuestra diplomacia) hacia esta parte del mundo", dijo.