BRUSELAS,Yacine Le Forestier, (AFP) -
"¿Dónde está el presidente del Consejo Europeo? ¿Qué está haciendo el presidente de la Comisión? ¿Hay un piloto europeo para manejar la crisis griega? ¿O están esperando el hundimiento del euro?", se interrogaba el eurodiputado francés Philippe Juvin, miembro del partido UMP (derecha) del presidente Nicolas Sarkozy.
Más allá de Grecia, toda la zona euro vacila. Y con ella, el proyecto europeo más emblemático de las últimas dos décadas, en una Europa que no tiene muchos actualmente.
Pocos países quieren tomar riesgos tras la agonía de la reforma institucional de la UE en la última década y el continente comienza a interrogarse sobre su futuro, preocupado por una nueva ampliación hacia el este mal diseñada y por el temor a una pérdida de estátus internacional.
"Con la mundialización, la pregunta es ¿qué queda del modelo europeo, del lugar de Europa en la gobernanza mundial? Estas cuestiones me inquietan mucho", indicó la semana pasada el secretario de Estado francés para la UE, Pierre Lellouche.
Preguntas inimaginables hasta hace poco ya no son tabú: ¿Puede la Unión monetaria estallar? ¿Debe la zona euro empujar a uno de sus países miembros hacia la puerta de salida, bajo riesgo de perder la credibilidad?
La actual tormenta financiera debilita las certidumbres sobre el proyecto y vuelven a aparecer las Casandras que en su origen anunciaban que estaba condenado al fracaso.
La demora de Europa para poner en marcha un programa de rescate de Grecia "pone en peligro el porvenir del euro", advierte el eurodiputado alemán Sven Giegold.
Su jefe de filas en el Parlamento Europeo, el ecologista francés Daniel Cohn-Bendit, describió el manejo de la crisis griega como "catastrófico".
"¿Dónde está el presidente del Consejo Europeo? ¿Qué está haciendo el presidente de la Comisión? ¿Hay un piloto europeo para manejar la crisis griega? ¿O están esperando el hundimiento del euro?", se interrogaba el eurodiputado francés Philippe Juvin, miembro del partido UMP (derecha) del presidente Nicolas Sarkozy.
Más allá de Grecia, toda la zona euro vacila. Y con ella, el proyecto europeo más emblemático de las últimas dos décadas, en una Europa que no tiene muchos actualmente.
Pocos países quieren tomar riesgos tras la agonía de la reforma institucional de la UE en la última década y el continente comienza a interrogarse sobre su futuro, preocupado por una nueva ampliación hacia el este mal diseñada y por el temor a una pérdida de estátus internacional.
"Con la mundialización, la pregunta es ¿qué queda del modelo europeo, del lugar de Europa en la gobernanza mundial? Estas cuestiones me inquietan mucho", indicó la semana pasada el secretario de Estado francés para la UE, Pierre Lellouche.
Preguntas inimaginables hasta hace poco ya no son tabú: ¿Puede la Unión monetaria estallar? ¿Debe la zona euro empujar a uno de sus países miembros hacia la puerta de salida, bajo riesgo de perder la credibilidad?
La actual tormenta financiera debilita las certidumbres sobre el proyecto y vuelven a aparecer las Casandras que en su origen anunciaban que estaba condenado al fracaso.
La demora de Europa para poner en marcha un programa de rescate de Grecia "pone en peligro el porvenir del euro", advierte el eurodiputado alemán Sven Giegold.
Su jefe de filas en el Parlamento Europeo, el ecologista francés Daniel Cohn-Bendit, describió el manejo de la crisis griega como "catastrófico".