Unas 3.300 personas esperaban poder partir en unos 60 autobuses detenidos en dos zonas de tránsito en la periferia de Alepo.
"Estamos muy cansados. Nos dieron agua, pan y queso, pero no hay cuartos de baño", declaró a la AFP Abu Nidal, quien era el director del último hospital de Zabadani, una de las tres localidades controladas por los rebeldes incluídas en el acuerdo de evacuación sellado con el régimen de Bashar al Asad.
Unas 300 personas, de las cuales en su mayoría combatientes, dejaron el miércoles Zabadani, así como Serghaya y Jabal Sharqi, localidades sitiadas por las fuerzas gubernamentales en la provincia de Damasco, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Al mismo tiempo, unas 3.000 personas fueron evacuadas de Fua y Kafraya, localidades leales a Damasco sitiadas desde hace dos años por los rebeldes en la provincia de Idlib (noroeste).
Los autobuses de estos civiles y combatientes se detuvieron en Rashidin, un suburbio rebelde de Alepo. Mientras que los de las tres localidades rebeldes están detenidos en la zona de Ramusa, controlada por el gobierno, al sur de Alepo.
"La salida de los autobuses está condicionada a la liberación de prisioneros de las cárceles del régimen", explicó el OSDH.
El acuerdo concluido por las dos partes prevé la liberación de 1.500 detenidos en las prisiones del régimen en paralelo a las dos fases de evacuación, según la oenegé.
Una segunda fase del acuerdo está prevista en junio, según los términos del pacto de evacuación de 30.000 personas.
El sábado, la primera operación terminó en una masacre cuando un coche bomba estalló delante de los autobuses que habían salido de Fua y Kafraya. Al menos 126 personas murieron, entre ellas 68 niños, según el OSDH.
El régimen acusó a los rebeldes, que rechazaron cualquier responsabilidad y condenaron el atentado, aún no reivindicado.
El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, afirmó este jueves que el ataque lo cometieron personas disfrazadas de trabajadores humanitarios.
"Alguien que decía distribuir ayuda y atrayendo la atención de los niños provocó esta horrible explosión", dijo en conferencia de prensa.
El destino final de los habitantes de las localidades rebeldes, según el mismo acuerdo, es la provincia de Idlib (noroeste), controlada por los rebeldes y los yihadistas. Los de Fua y Kafraya transitan por Alepo antes de dispersarse en las provincias de Damasco y Latakia (oeste).
"Estamos muy cansados. Nos dieron agua, pan y queso, pero no hay cuartos de baño", declaró a la AFP Abu Nidal, quien era el director del último hospital de Zabadani, una de las tres localidades controladas por los rebeldes incluídas en el acuerdo de evacuación sellado con el régimen de Bashar al Asad.
Unas 300 personas, de las cuales en su mayoría combatientes, dejaron el miércoles Zabadani, así como Serghaya y Jabal Sharqi, localidades sitiadas por las fuerzas gubernamentales en la provincia de Damasco, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Al mismo tiempo, unas 3.000 personas fueron evacuadas de Fua y Kafraya, localidades leales a Damasco sitiadas desde hace dos años por los rebeldes en la provincia de Idlib (noroeste).
Los autobuses de estos civiles y combatientes se detuvieron en Rashidin, un suburbio rebelde de Alepo. Mientras que los de las tres localidades rebeldes están detenidos en la zona de Ramusa, controlada por el gobierno, al sur de Alepo.
- Partida 'condicionada' -
"La salida de los autobuses está condicionada a la liberación de prisioneros de las cárceles del régimen", explicó el OSDH.
El acuerdo concluido por las dos partes prevé la liberación de 1.500 detenidos en las prisiones del régimen en paralelo a las dos fases de evacuación, según la oenegé.
Una segunda fase del acuerdo está prevista en junio, según los términos del pacto de evacuación de 30.000 personas.
El sábado, la primera operación terminó en una masacre cuando un coche bomba estalló delante de los autobuses que habían salido de Fua y Kafraya. Al menos 126 personas murieron, entre ellas 68 niños, según el OSDH.
El régimen acusó a los rebeldes, que rechazaron cualquier responsabilidad y condenaron el atentado, aún no reivindicado.
El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, afirmó este jueves que el ataque lo cometieron personas disfrazadas de trabajadores humanitarios.
"Alguien que decía distribuir ayuda y atrayendo la atención de los niños provocó esta horrible explosión", dijo en conferencia de prensa.
El destino final de los habitantes de las localidades rebeldes, según el mismo acuerdo, es la provincia de Idlib (noroeste), controlada por los rebeldes y los yihadistas. Los de Fua y Kafraya transitan por Alepo antes de dispersarse en las provincias de Damasco y Latakia (oeste).