Titulada "Los amos del desorden", la muestra en el hermoso museo parisino dedicado a las culturas no occidentales se centra en el rol del chamán a través de las épocas, examinando su influencia y su poder en las sociedades tribales.
El presidente del museo Quai Branly, Stéphane Martin, demostró una vez más que no tiene miedo a desafiar convenciones: la exposición está protegida por un altar para "alejar los malos espíritus" creado por un sacerdote vudú de Togo, Azé Kokovivina.
El altar fabricado con lodo, huesos, tejidos multicolores, sangre y aceite de palma se levanta en la entrada de la exhibición, que abrió sus puertas el miércoles, hasta el 29 de julio.
"He creado esta obra para proteger al museo de los malos espíritus", explicó a la AFP el sacerdote-artista de Togo, durante la presentación a la prensa de la exhibición,
Martin explicó cómo surgió la idea de esta muestra, que reúne unos 300 objetos utilizados en la práctica chamanística o que son representaciones artísticas de hombres y mujeres que a través de la historia y en todas las regiones del mundo han usado su magia para curar, exorcizar y conectarse con el mundo espiritual.
"El chamanismo está inscrito en las civilizaciones representadas en las colecciones del museo, y se sitúa en el corazón de los patrimonios materiales e inmateriales del Quai Branly", explicó Martin.
Admitió que el museo habría podido abordar el tema de manera "clásica", privilegiando el punto de vista científico, antropológico.
"Pero no ha sido ésa nuestra opción", subrayó Martin, destacando que el proyecto nació del encuentro con el historiador de arte Jean de Loisy, a quien describió como un "hombre brillante, atípico".
Loisy, curador de la muestra, explicó su decisión de "hacer dialogar el chamanismo con el arte contemporáneo" para demostrar que en todas las épocas, chamanes, artistas y antropólogos se plantean interrogantes similares sobre el ser humano, la vida, la muerte.
La sección que explora el tema del control del caos en el mundo muestra vídeos en los que chamanes de la Amazonia peruana y brasileña cuentan como trabajan con la magia para curar, salvar almas, viajar entre los mundos.
Otra sección explora la práctica del exorcismo, y otra está dedicada a las prácticas rituales y a las ceremonias de catársis.
Al mismo tiempo, "las obras contemporáneas incluidas en la muestra son testimonio de que las cuestiones ancestrales que se planteaban y se siguen planteando los chamanes en todo el mundo tienen una resonancia actual", señaló Loisy.
"El artista, como el antrópologo, explora las cuestiones intemporales de la condición humana", afirmó el historiador de arte, que dio la palabra a una veintena de artistas modernos y contemporáneos cuyas obras evocan el tema del caos del universo, y los vanos intentos de dominarlo.
Obras de artistas como Jean-Michel Basquiat, cuya obra fascinante y compleja se nutrió del vudú y de la cultura de su padre haitiano, y del alemán Joseph Beuys, que una vez tras un accidente fue curado por chamanes, figuran en la muestra, que incluye también piezas de arte prehispánico, estatuas de la época faraónica y esculturas africanas y asiáticas.
"Desde el principio de la aventura del hombre, las mismas interrogaciones animan el soplo creador de grandes artistas", resumió el antrópologo Bertrand Hell, consejero científico de la exposición y autor del libro "Les Maîtres du Désordre", que da el título a la muestra.
"Al hacer dialogar obras contemporáneas con objetos etnográficos, hemos querido provocar asombro y una mirada más profunda sobre la manera cómo esas preguntas sobre el desorden y el control del caos y de la catársis gravitan desde siempre sobre la conciencia humana", concluyó el experto.
El presidente del museo Quai Branly, Stéphane Martin, demostró una vez más que no tiene miedo a desafiar convenciones: la exposición está protegida por un altar para "alejar los malos espíritus" creado por un sacerdote vudú de Togo, Azé Kokovivina.
El altar fabricado con lodo, huesos, tejidos multicolores, sangre y aceite de palma se levanta en la entrada de la exhibición, que abrió sus puertas el miércoles, hasta el 29 de julio.
"He creado esta obra para proteger al museo de los malos espíritus", explicó a la AFP el sacerdote-artista de Togo, durante la presentación a la prensa de la exhibición,
Martin explicó cómo surgió la idea de esta muestra, que reúne unos 300 objetos utilizados en la práctica chamanística o que son representaciones artísticas de hombres y mujeres que a través de la historia y en todas las regiones del mundo han usado su magia para curar, exorcizar y conectarse con el mundo espiritual.
"El chamanismo está inscrito en las civilizaciones representadas en las colecciones del museo, y se sitúa en el corazón de los patrimonios materiales e inmateriales del Quai Branly", explicó Martin.
Admitió que el museo habría podido abordar el tema de manera "clásica", privilegiando el punto de vista científico, antropológico.
"Pero no ha sido ésa nuestra opción", subrayó Martin, destacando que el proyecto nació del encuentro con el historiador de arte Jean de Loisy, a quien describió como un "hombre brillante, atípico".
Loisy, curador de la muestra, explicó su decisión de "hacer dialogar el chamanismo con el arte contemporáneo" para demostrar que en todas las épocas, chamanes, artistas y antropólogos se plantean interrogantes similares sobre el ser humano, la vida, la muerte.
La sección que explora el tema del control del caos en el mundo muestra vídeos en los que chamanes de la Amazonia peruana y brasileña cuentan como trabajan con la magia para curar, salvar almas, viajar entre los mundos.
Otra sección explora la práctica del exorcismo, y otra está dedicada a las prácticas rituales y a las ceremonias de catársis.
Al mismo tiempo, "las obras contemporáneas incluidas en la muestra son testimonio de que las cuestiones ancestrales que se planteaban y se siguen planteando los chamanes en todo el mundo tienen una resonancia actual", señaló Loisy.
"El artista, como el antrópologo, explora las cuestiones intemporales de la condición humana", afirmó el historiador de arte, que dio la palabra a una veintena de artistas modernos y contemporáneos cuyas obras evocan el tema del caos del universo, y los vanos intentos de dominarlo.
Obras de artistas como Jean-Michel Basquiat, cuya obra fascinante y compleja se nutrió del vudú y de la cultura de su padre haitiano, y del alemán Joseph Beuys, que una vez tras un accidente fue curado por chamanes, figuran en la muestra, que incluye también piezas de arte prehispánico, estatuas de la época faraónica y esculturas africanas y asiáticas.
"Desde el principio de la aventura del hombre, las mismas interrogaciones animan el soplo creador de grandes artistas", resumió el antrópologo Bertrand Hell, consejero científico de la exposición y autor del libro "Les Maîtres du Désordre", que da el título a la muestra.
"Al hacer dialogar obras contemporáneas con objetos etnográficos, hemos querido provocar asombro y una mirada más profunda sobre la manera cómo esas preguntas sobre el desorden y el control del caos y de la catársis gravitan desde siempre sobre la conciencia humana", concluyó el experto.