Sean Penn, en el rodaje de This must be the place.
Tras cientos de proyecciones, fiestas extravagantes frente al mar y hasta un escándalo político, protagonizado por el danés Lars von Trier, el Festival se acerca a su final sin ningún claro favorito, aunque suena, con más insistencia que otros, el nombre del finlandés Aki Kaurismaki y de su película "Le Havre".
El filme de Kaurismaki, que aborda con humor y fraternidad el polémico tema de la inmigración clandestina, figura entre las preferidas de los críticos, frente a filmes como "Tree of Life", del estadounidense Terrence Malick, que dividió a la platea en Cannes, o "La Piel que habito", de Pedro Almodóvar, un thriller que arrebató aplausos pero también reproches.
El protagonista de la jornada de este viernes fue el estadounidense Sean Penn, que da vida a un viejo rockero gótico - que evoca a Robert Smith, de The Cure-, en el filme de Sorrentino, que retoma en su título, "This must be the place", una canción del grupo Talking Heads.
La desigual película de Sorrentino arrancó aplausos mitigados en la sala, pero la composición del oscarizado Penn, con aire de que ha abusado de las drogas y que kilos de maquillaje lo hacen parecer casi un travesti, sedujo a la crítica internacional.
Sorrentino, que con el "Il divo", un retrato cáustico del ex presidente del Consejo italiano Giulio Andreotti, obtuvo el Premio del Jurado en Cannes hace tres años, parece sin embargo perderse en la trama de esta película, que en su segunda parte se convierte en una "road movie".
Cheyenne, el viejo rockero gótico, abandona su lujosa mansión en Irlanda y a su esposa Jane -la magnífica actriz Frances Mc Dormand- para ir al sepelio de su padre. Ahí decide partir a la caza de un guardia nazi que atormentó a su padre en el campo de Auschwitz, durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, pese a las debilidades de esta película, algunos periodistas y críticos no descartan que "This Must Be the Place", rodada en inglés y con actores estadounidenses, y que incluye las siempre terribles e impactantes imágenes del Holocausto, obtenga el domingo la Palma de Oro.
Esta edición del Festival de Cannes "se ha politizado", comentó un crítico de cine el viernes, tras el escándalo de Lars von Trier, que sembró conmoción el miércoles en Cannes al afirmar que sentía "cierta simpatía" por Adolf Hitler.
Las frases, dichas en tono de broma, de Lars von Trier, una de las figuras del cine más interesantes de los últimos años, tuvieron como consecuencia que los responsables del Festival lo declararon "persona non grata", pese al pedido de perdón del cineasta, que sigue en el certamen por la Palma de Oro.
Sean Penn tiene también un pequeño papel en "The Tree of Life", el filme de Terrence Malick protagonizado por Brad Pitt, que podría también recibir un premio el domingo en Cannes.
El filme de Kaurismaki, que aborda con humor y fraternidad el polémico tema de la inmigración clandestina, figura entre las preferidas de los críticos, frente a filmes como "Tree of Life", del estadounidense Terrence Malick, que dividió a la platea en Cannes, o "La Piel que habito", de Pedro Almodóvar, un thriller que arrebató aplausos pero también reproches.
El protagonista de la jornada de este viernes fue el estadounidense Sean Penn, que da vida a un viejo rockero gótico - que evoca a Robert Smith, de The Cure-, en el filme de Sorrentino, que retoma en su título, "This must be the place", una canción del grupo Talking Heads.
La desigual película de Sorrentino arrancó aplausos mitigados en la sala, pero la composición del oscarizado Penn, con aire de que ha abusado de las drogas y que kilos de maquillaje lo hacen parecer casi un travesti, sedujo a la crítica internacional.
Sorrentino, que con el "Il divo", un retrato cáustico del ex presidente del Consejo italiano Giulio Andreotti, obtuvo el Premio del Jurado en Cannes hace tres años, parece sin embargo perderse en la trama de esta película, que en su segunda parte se convierte en una "road movie".
Cheyenne, el viejo rockero gótico, abandona su lujosa mansión en Irlanda y a su esposa Jane -la magnífica actriz Frances Mc Dormand- para ir al sepelio de su padre. Ahí decide partir a la caza de un guardia nazi que atormentó a su padre en el campo de Auschwitz, durante la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, pese a las debilidades de esta película, algunos periodistas y críticos no descartan que "This Must Be the Place", rodada en inglés y con actores estadounidenses, y que incluye las siempre terribles e impactantes imágenes del Holocausto, obtenga el domingo la Palma de Oro.
Esta edición del Festival de Cannes "se ha politizado", comentó un crítico de cine el viernes, tras el escándalo de Lars von Trier, que sembró conmoción el miércoles en Cannes al afirmar que sentía "cierta simpatía" por Adolf Hitler.
Las frases, dichas en tono de broma, de Lars von Trier, una de las figuras del cine más interesantes de los últimos años, tuvieron como consecuencia que los responsables del Festival lo declararon "persona non grata", pese al pedido de perdón del cineasta, que sigue en el certamen por la Palma de Oro.
Sean Penn tiene también un pequeño papel en "The Tree of Life", el filme de Terrence Malick protagonizado por Brad Pitt, que podría también recibir un premio el domingo en Cannes.