Aunque el sector está a años luz del turismo de masas, la firma SpaceX de Elon Musk quiere enviar el año próximo a dos personas a circunvalar la Luna. Y Blue Abyss entrenará a todo aquel que esté interesado en dar el paso en instalaciones al norte de Londres.
Una piscina de 50 metros de profundidad -una de las más profundas del mundo- ayudará a los futuros astronautas a practicar la forma de caminar donde no hay gravedad. El agua es el único elemento sobre la Tierra que transmite una sensación de ingravidez a largo plazo, por lo que es de ese modo que se pueden entrenar las actividades en el espacio abierto.
Los futuros turistas espaciales serán preparados para el vuelo en una especie de centrifugadora humana con la que se alcanzan altas velocidades. Con ello se simulará el mayor peso al que los seres humanos se ven sometidos durante el vuelo. "Cualquiera puede convertirse en un astronauta del siglo XXI", asegura John Vickers, jefe de Blue Abyss.
Sin embargo, para que estos astronautas amateurs lleguen a volar pueden pasar muchos años. "Seguramente pasará un tiempo hasta que el turismo espacial cobre impulso", opina Volker Schmid, del Centro Alemán de Viajes Aeroespaciales (DLR). "También las empresas privadas tienen que enfrentarse a la física. Viajar al espacio no es algo trivial". Pese a ello, cree que en los próximos diez a 15 años habrá "muchos avances" en el sector.
Quien no quiera esperar tanto podrá vivir un simulacro de viaje a Marte en el futuro centro de entrenamiento cerca de Londres, por el momento lo único accesible.
Para aprovechar el tiempo, Blue Abyss también quiere atraer clientes del mundo de la ciencia y las empresas. Por ejemplo, firmas activas en perforación de petróleo y plataformas eólicas offshore pueden probar aparatos o procesos en la piscina en condiciones realistas pero seguras. A su vez, en laboratorios, cámaras de presión y otras instalaciones similares se harán investigaciones para medicina deportiva y rehabilitación clínica.
Varias empresas han enviado turistas al espacio, pero hasta ahora nadie ha circunvalado la Luna. SpaceX no ha revelado hasta el momento cuánto costará un viaje así. El primer turista espacial, el empresario estadounidense Dennis Tito, viajó en 2001 en una cápsula Soyuz hasta la Estación Espacial Internacional (ISS) y pagó para ello a Rusia unos 20 millones de dólares (en aquel momento 22 millones de euros).