BRASILIA, Yana Marull, (AFP) -
"Otro mundo es posible" es el lema de esta gigantesca reunión de activistas que reclaman un mundo más equitativo y humano y que surgió tras las contundentes protestas callejeras de Seattle, que en 1999 mostraron la fuerza de los movimientos sociales y dieron al traste con una ambiciosa reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El llamado "Planeta Porto Alegre" vuelve a bullir ante esta edición especial del Foro que retorna a la ciudad donde se celebró por primera vez en 2001, cuando por iniciativa de franceses y brasileños que querían dar un paso más allá de la protesta, 20.000 activistas le dijeron "No" al poderoso Foro Económico de Davos (Suiza), que se celebra en paralelo.
A Porto Alegre la gobernaba entonces el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inacio Lula da Silva, un asiduo asistente del foro y de los movimientos sociales que luego se convertiría en presidente de Brasil.
Culminaba entonces una década de los 90 en la que la caída del bloque soviético dio alas a la doctrina neoliberal y a las recetas del mercado, pero que también generó el movimiento Zapatista mexicano, que en 1994 encarnó los sueños de utopistas por un mundo diferente trazado por personas de a pie.
El Foro surge de la protesta callejera mundial y de la comunicación virtual que conecta a los movimientos sociales. Y aunque muchas son las causas que defienden sus participantes y que a veces incluso los separan, un eje los iguala: el reclamo de un mundo más justo, la defensa del medio ambiente y un no rotundo a las guerras.
En un decenio han conseguido que muchas de sus premisas fueran adoptadas por los más feroces defensores de la doctrina neoliberal, pero diez años tienen también su desgaste y plantean cuestiones sobre la efectividad del evento.
"El Foro Social Mundial cumplió una función de hacer relevante la necesidad de cambiar la cultura política y económica preponderante; ahora tiene que definir qué mundo posible reclama", afirmó a la AFP uno de sus fundadores, el brasileño Candido Grzybowski.
Este es el tema de la edición de los 10 años que se inicia el lunes en Porto Alegre reuniendo a los activistas históricos del Foro: será una búsqueda de "propuestas para el futuro del proceso", dijo Oded Grajew, otro fundador del Foro.
"En 2001 éramos los únicos afirmando que la globalización no produciría un mundo mejor; hoy, la sensación de que el capitalismo no es capaz de producir la felicidad recorre el mundo. Ahora precisamos desafiar de manera más contundente la todavía hegemónica cultura de mercado", destacó la italiana Rafaella Bolini.
Para otro de los fundadores del FSM, el francés Bernard Cassen, la alternativa es "tender puentes con fuerzas políticas y gobiernos progresistas que lleven a la práctica medidas surgidas del Foro", un controvertido acercamiento a los políticos que muchos activistas deploran.
El Foro Social Mundial aglutina "las principales esperanzas de superación del capitalismo", pero para ello debe avanzar en sus definiciones y actuación política, afirmó Antonio Martins, periodista y miembro de la ONG de origen francés ATTAC.
El presidente Lula participará del Foro el martes y después viajará al corazón del capital, el Foro Económico de Davos. No se descarta la presencia de otros presidentes asiduos al Foro como Hugo Chávez (Venezuela), Fernando Lugo (Paraguay), Evo Morales (Bolivia) o Rafael Correa (Ecuador).
"Otro mundo es posible" es el lema de esta gigantesca reunión de activistas que reclaman un mundo más equitativo y humano y que surgió tras las contundentes protestas callejeras de Seattle, que en 1999 mostraron la fuerza de los movimientos sociales y dieron al traste con una ambiciosa reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El llamado "Planeta Porto Alegre" vuelve a bullir ante esta edición especial del Foro que retorna a la ciudad donde se celebró por primera vez en 2001, cuando por iniciativa de franceses y brasileños que querían dar un paso más allá de la protesta, 20.000 activistas le dijeron "No" al poderoso Foro Económico de Davos (Suiza), que se celebra en paralelo.
A Porto Alegre la gobernaba entonces el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Inacio Lula da Silva, un asiduo asistente del foro y de los movimientos sociales que luego se convertiría en presidente de Brasil.
Culminaba entonces una década de los 90 en la que la caída del bloque soviético dio alas a la doctrina neoliberal y a las recetas del mercado, pero que también generó el movimiento Zapatista mexicano, que en 1994 encarnó los sueños de utopistas por un mundo diferente trazado por personas de a pie.
El Foro surge de la protesta callejera mundial y de la comunicación virtual que conecta a los movimientos sociales. Y aunque muchas son las causas que defienden sus participantes y que a veces incluso los separan, un eje los iguala: el reclamo de un mundo más justo, la defensa del medio ambiente y un no rotundo a las guerras.
En un decenio han conseguido que muchas de sus premisas fueran adoptadas por los más feroces defensores de la doctrina neoliberal, pero diez años tienen también su desgaste y plantean cuestiones sobre la efectividad del evento.
"El Foro Social Mundial cumplió una función de hacer relevante la necesidad de cambiar la cultura política y económica preponderante; ahora tiene que definir qué mundo posible reclama", afirmó a la AFP uno de sus fundadores, el brasileño Candido Grzybowski.
Este es el tema de la edición de los 10 años que se inicia el lunes en Porto Alegre reuniendo a los activistas históricos del Foro: será una búsqueda de "propuestas para el futuro del proceso", dijo Oded Grajew, otro fundador del Foro.
"En 2001 éramos los únicos afirmando que la globalización no produciría un mundo mejor; hoy, la sensación de que el capitalismo no es capaz de producir la felicidad recorre el mundo. Ahora precisamos desafiar de manera más contundente la todavía hegemónica cultura de mercado", destacó la italiana Rafaella Bolini.
Para otro de los fundadores del FSM, el francés Bernard Cassen, la alternativa es "tender puentes con fuerzas políticas y gobiernos progresistas que lleven a la práctica medidas surgidas del Foro", un controvertido acercamiento a los políticos que muchos activistas deploran.
El Foro Social Mundial aglutina "las principales esperanzas de superación del capitalismo", pero para ello debe avanzar en sus definiciones y actuación política, afirmó Antonio Martins, periodista y miembro de la ONG de origen francés ATTAC.
El presidente Lula participará del Foro el martes y después viajará al corazón del capital, el Foro Económico de Davos. No se descarta la presencia de otros presidentes asiduos al Foro como Hugo Chávez (Venezuela), Fernando Lugo (Paraguay), Evo Morales (Bolivia) o Rafael Correa (Ecuador).